1 CAPITULO

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Un cazador desaparecido podía considerarse muerto a veces morían durante sus viajes al contraer peligrosas enfermedades, heridas que no fueron atendidas correctamente o accidentes por lo que después de un tiempo se le consideraba muerto. Esa era la realidad, una que muchos no aceptaban y siempre estaban a la esperanza de encontrar a sus compañeros no importaba el tiempo. Y ahí estaba un viejo cazador, con la esperanza bien presente a pesar de la dura realidad.

Hace unos meses había llegado un cuervo a su hogar con un simple pero duro mensaje: “Rengoku Kyojuro se encuentra desaparecido en combate” Las palabras las había escuchado por casualidad mientras caminaba por los pasillos de su casa, no les tomo mucha importancia hasta que su mente hizo clic en los recuerdos de su tiempo como cazador, él sabía lo que les pasaban a esos cazadores. Podían estar muertos o estar siendo comidos lentamente por los demonios, ignoro esa noticia por un tiempo porque no quería pensar. Pero el tiempo paso y su hijo mayor no aparecía, los meses pasaron haciendo que un día Rengoku Shinjuro tomara su katana y saliera de casa. Poco a poco comenzó a bajar la cantidad de sake como comenzó a aumentar sus salidas de casa alejándose cada vez más, recorría los lugares de sus días siendo cazador, observaba en todas direcciones y de vez en cuando preguntaba si habían visto a un joven parecido a él siempre recibiendo negativas; llego a el punto en el que tardaba días en llegar en casa y hasta cazaba a algunos demonios en su camino, pero siempre llegaba a su hogar.

―¿Tuviste suerte con mi hermano? ―Ya había perdido la cuenta de las negativas que le daba a Senjuro.

Descansaba por un día y volvía a salir, la cede caza demonios tampoco le daba noticas de su hijo y poco a poco la preocupación comenzaba a carcomerle la conciencia por el terrible padre que había sido durante años. A demás su hijo no era débil, no podía morir tan fácil y eso le hacía pensar en cómo estaría porque debía ser algo grave como para que desapareciera. Quería verlo vivo de regreso en casa, quería disculparse por sus años de ausencia y maltrato quería arreglar las cosas con el de alguna forma por eso lo buscaba.

Shinjuro regresaba a casa nuevamente después de un largo viaje, fue recibido por el menor de sus hijos que lo miraba con esperanza en sus ojos cada que volvía y se iba. Cenaron esa tarde juntos mientras hablaban sobre los lugares que había visitado el mayor, llego la noche y Shinjuro se encerró en su habitación con un enorme mapa donde trazaba los lugares donde Kyojuro había estado y su ultimo avistamiento porque hasta su cuervo había desaparecido.

―Padre ―la voz de Senjuro lo saco de su concentración y se giró hacia la entrada de su habitación donde el menor se asomaba ―Unos vecinos te buscan, se ven preocupados.

Cansado el mayor se levantó y llevo su katana por si acaso. En la entrada de su hogar había varias personas que hablaban entre ellos preocupados.

―Disculpe la molestia, pero no teníamos a quien acudir. ―Dijo un hombre con pena y miedo. ―Pero hemos visto fuego en lo alto de las montañas cerca de los acantilados, no hay nada quemándose ni humo.

Entendía el miedo de ellos por lo que fue a investigar lo que probablemente era un demonio. Una vez en la montaña no encontró indicios de fuego en su recorrido y después de unas horas considero tiempo perdido su salida quizá el demonio se alejó o las personas habían alucinado a un que era más realista la primera opción. Se dispuso a regresar a su hogar y fue en ese momento que pudo sentir algo, se giró hacia donde estaba más espeso el bosque quedando a su espalda el peligroso acantilado escucho perfectamente pasos lentos y torpes como si quien los diera estuviera agotado, pero no se daría el lujo de dudar a sí que sostuvo la empuñadura de su katana por que no podía sentir que era lo que se acercaba y solo podía basarse en su oído y vista en esos momentos. Su afilada mirada se deshizo lentamente, de entre la oscuridad salió su hijo mayor apenas de pie mientras se sostenía de un árbol tanto su uniforme como su haori lucían sucios y con manchas de sangre.

― ¡Kyojuro! ―llamo preocupado, pero antes de dar siquiera un paso para acercarse se petrifico al ver como levantaba la mirada y sus ojos eran de un intenso color carmín y su boca abierta en un intento de respirar mostraban afilados colmillos.

La mente de Shinjuro se quedó en blanco ante lo que veía, entonces Kyojuro se desplomo al intentar dar otro paso y Shinjuro rápidamente se acercó a él olvidando el peligro que representaba, pero al estar cerca e intentar levantarlo su hijo lo observo como si no lo reconociera hasta que lentamente sonrió abiertamente.

―P.. pa.. papá ―pronuncio con mucha dificultad. Y el corazón de su padre se estrujo ante sus palabras por que fue inevitable el recuerdo de la primera vez que le llamo así cuando era un bebe.

Lo abrazo con fuerza mientras las mismas palabras eran repetidas una y otra vez. No lo abandonaría no de nuevo, lo subió a su espalda y comenzó su regreso a casa con el temor de que llegara a atacar a alguna persona por lo que tomo el camino más largo y vacío para llegar a su hogar más en el camino Kyojuro no reaccionaba más que al panorama y no a las pocas personas cercas. Para entrar a su hogar tuvo que saltar la pared e ir al granero que su hogar poseía lejos de la mansión. El primero piso consistía en corrales que alguna vez fueron ocupados por caballos y un segundo piso donde había paca vieja acomodad en rectángulos y una gran cantidad suelta en medio del lugar.

<< ¿Ahora que are?>> pensó Shinjuro.

Observo a Kyojuro que estaba sentado en el piso mientras metía y sacaba sus manos de la paja suelta. El lugar era viejo pero el sol no entraría a demás no tenía más opciones, se acercó las escaleras desplegables pensando en que diría si el demonio escapo o lo había matado, pero Kyojuro intento levantarse con la intención de seguirlo.

―Quédate aquí―dijo Shinjuro deteniéndolo de levantarse, se lo repitió unas diez veces.

Pero las expresiones de Kyojuro le indicaban que no quería que él se fuera. Solo cuando pareció entender sus órdenes desvió su mirada hacia su nichirint pensando que la mejor idea sería quitársela. Pero en el momento que la toco los ojos de Kyojuro se desviaron rápidamente hacia ella acto que no pasó desapercibido por su padre quien lentamente la retiro de su cinturón, sus ojos se habían quedado fijos en la nichirint dando a entender que aun siendo demonio reconocía que era importante su arma. La dejo sobre una paca dando a entender que no se la quitaría y lo abrazo una última vez antes de irse.
Una vez regreso con las personas asustadas les dijo que había matado al demonio logrando que se fueran a sus casas, ya solo en su habitación saco todos los diarios con las memorias de sus antepasados y todo lo relacionado a los demonios buscando alguna posible forma de como volver un demonio a humano nuevamente.

PAPÁ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora