― ¡Cocinas delicioso mini Rengoku! ―Exclamo Uzui con la boca llena.―No es nada ―dijo el menor con una sonrisa mientras veía como él y sus esposas comían rápidamente casi pelándose entre ellos por su comida.
La cena fue sorprendentemente acogedora y ruidosa para Shinjuro. Al terminar las esposas de Uzui ayudaron a limpiar después Shinjuro les mostro cuál sería su habitación en la que se instalaron rápidamente. Cuando todos estuvieran en sus habitaciones Shinjuro salió al granero donde vio a Kyojuro en la entrada llamándolo en cuanto lo vio y buscando a Senjuro.
―Senjuro vendrá mañana a verte ―le dijo, luego lo llevo hacia su futon donde lo acomodo para dormir y se sentó a su lado hasta que se durmió.
Cuando regreso a la mansión se encontró a Senjuro en el patio con una pequeña maceta de flores en sus manos.
―Deberías estar dormido ―dijo el mayor mientras se acercaba.
―Sí, solamente he venido a sacar las flores ―observo la maceta repleta de flores, no recordaba a verla vista en algún punto de su hogar.
― ¡A sí que eran ustedes! ―de la nada apareció Uzui con un vaso en sus manos. ― ¿No es muy noche para la jardinería?
― ¿Qué haces despierto Uzui? ―cuestiono Shinjuro.
―Tenia sed ―dijo mientras levantaba el vaso.
Senjuro fijo su mirada en el Pilar analizándolo, acto que no pasó desapercibido por los adultos.
―En fin. Buenas noches ―dijo el Pilar retirándose.
Al siguiente día Uzui salió con sus esposas rumbo a las montañas. Senjuro fue con su hermano y Shinjuro… él estaba entrando a la habitación de su hijo menor con algo de temor. Había varias macetas en la habitación las plantas que reconoció eran altamente venenosas y otras las desconocía en su totalidad, los libros ordenados eran sobre múltiples temas de medicina y plantas en ese momento pensó que había mucho de Senjuro que no conocía o al menos se había imaginado de él. Los siguientes días fue fácil ocultar la verdad a Uzui, los viajes al granero fueron más fáciles de los esperado, no preguntaban no se acercaban al lugar.
Pero una noche Shinjuro despertó sintiendo que algo malo pasaría y sin hacer ruido salió de la casa hacia el granero con su nichirint. Dejo salir un suspiro de alivio cuando vio a Kyojuro dormido en el futon, se acercó para acariciar su cabeza despertándolo de manera inesperada.
―P.. papa ―dijo mientras se levantaba y abrazaba a su progenitor con cariño.
Una pequeña brisa llego al rostro del mayor causando que desenvainara y le diera la espalda a su hijo.
―No pensé que fueras capas de esto ―dijo Tengen con ambas espadas en mano. ―Torturabas demonios y ahora proteges a uno.
Shinjuro no dijo nada, solamente mantenía la guardia en alto. Tenge se lanzó de frente ambas espadas chocaron y el rubio lo pateo con la suficiente fuerza para que travesara la pared.
― ¡Vámonos! ―le ordeno a Kyojuro tomándolo de la muñeca, salieron del granero y ahí estaba Uzui de pie y a unos metros sus esposas reteniendo a Senjuro con un kunai en el cuello.
― ¡Entrega al demonio! ―Exigió Uzui. Estaba arrinconado, sus dos hijos estaban en peligro. Mas sin embargo pudo ver en la mirada de Senjuro algo que le hizo flaquear “salva a mi hermano”.
El mejor que nadie sabía que, aunque entregara el demonio se le perdonaría la vida y menos a su hijo. Uzui chasque lo dientes e hizo una rápida señal con sus manos… fue rápido, la sangre mancho la tierra y el cuerpo de Senjuro callo secamente mientras un gran charco se formaba debajo de él. Uzui uso el momento a su favor y dirigiendo sus espadas en la misma dirección ataco a Shinjuro, pero este las detuvo apenas pero antes de cualquier otro movimiento ambos vieron como Kyojuro se movía a gran velocidad a un lado de ellos y antes de que Uzui pudiera darse cuenta escucho los gritos de sus esposas. Y luego nada, la sangre había aumentado y las manos de Kyojuro estaban empapadas de sangre donde había usado sus garras para hacer con ellas lo que habían hecho con su hermano. Pero las lágrimas salían de sus ojos acompañadas de una expresión de dolor. Shinjuro uso el momento ahora a su favor y lo ataco, pero el no fallo, de una estocada atravesó el pecho del Pilar y sin piedad lo llevo hasta el suelo donde lo clavo a la tierra. Sus manos temblaban y la respiración comenzaba a fallarle mientras pequeñas lagrimas salían de sus ojos.
Entonces vio el cielo iluminarse, el sol estaba saliendo.
― ¡Kyojuro! ―grito mientras corría hacia él, no podía perderlo a él también. Pero sus piernas flaquearon y cayo el suelo mientras sentía más peso en su cuerpo.
Su hijo que estaba abrazando al cuerpo del menor reacciono por sus gritos y dejo al menor con suavidad para correr en dirección a su padre ignorando el amanecer que se acercaba rápidamente.
― ¡No! ¡Huye a la sombra! ―grito desesperado, pero Kyojuro no obedeció y tan solo a unos metros de él, el sol lo alcanzo y el fuego apareció primero en su rostro luego en su cuerpo hasta caer en el suelo en un intento de cubrirse.
― ¡Kyojuro! ―Shinjuro hacia lo posible por hasta arrastrarse, pero su cuerpo no se movía en lo absoluto, solo sus brazos se extendían haciendo fuerza por alcanzarlo, pero solo podía ver como su hijo moría lentamente frente a él.
Sus lágrimas se desbordan, la piel de su hijo quemándose y desprendiéndose era algo terrible, pero a un así se arrastraba hacia su padre.
― ¡Papa!
Quizás ese era su castigo, por no comportarse como padre durante años ahora la vida le arrebata a sus hijos. Un castigo que le desgarraba el alma y rompia su ser, grito tan fuerte como podia desgarrándose la garganta ante su inútil existencia.
― ¡Kyojuro! ―se levantó del futon al sentir su cuerpo, su respiración estaba alterada y su cuerpo temblaba sin parar.
― ¡Padre! ―la voz de Senjuro a su lado hizo que reaccionara mientras sentía como sostenía su mano con fuerza.
― ¡Al fin despiertas! ―dijo Uzui que estaba al otro lado.
Los observo a los dos que tenían miradas preocupadas, estaban en su habitación iluminada por unas cuantas velas. Inhalo profundamente entendiendo que pasaba, había sido una pesadilla.
― ¡Tengen! ―una de las esposas de Uzui apareció en la puerta un poco más calmada cuando vio al rubio despierto.
―Está todo bien ¿Podrías preparar algo de té? ―pidió Uzui y ella sonrió mientras se alejaba.
― ¿Cómo te sientes padre? ―le pregunto Senjuro a un sosteniendo su mano.
―Mejor ―respondió mientras su cuerpo se relajaba y dejaba de temblar.
―Nos asustaste a todos ―dijo Uzui llamando su atención. ―Te escuchamos gritar de la nada y vinimos, pero no podíamos despertarte. Gritabas muy feo, hasta los vecinos se quejaron ¿Verdad Senjuro?
Lo último causo una risa en el menor pero luego bostezo.
―Ve a dormir, yo cuidare de tu padre ―dijo Uzui al ver cansado al menor.
―Ve Senjuro, estaré bien ―y solo cuando su padre se lo dijo se fue tranquilo.
Después Hinatsu llego con una bandeja de té y se fue a dormir cuando Uzui se lo pidió.
―Lamento las molestias.
―Que va, me gusta despertar escuchando gritos desesperados. ―Dijo con humor.
―Idiota ―Al menos eso había relajado el ambiente.
Tomaron él te en silencio y agradeció que Uzui no preguntara nada sobre su evidente pesadilla. Después del te Uzui se fue a su habitación.
Había sido una pesadilla, pero también una realidad.
Mientras Uzui veía a sus esposas que se habían adueñado de su futon dejándolo sin nada para taparse o acostarse.