CAPITULO 8

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La cara de Shinjuro expresaba molestia por su siguiente misión o para ser precisos con el Pilar que debía trabajar en conjunto.

― ¡Mi traidor favorito! ―Exclamo Uzui al ver a los Rengoku llegar a su punto de reunión en un local de comida afueras de la ciudad. El Shinobi estaba comiendo junto con sus esposas y el Pilar se les unió junto a sus hijos, siendo Senjuro el único sin poner atención a la conversación de los adultos porque mientras comía udon veía los altos edificios que se alzaban no muy lejos de ellos.

Uzui sonrió ante la imagen del sonriente Kyojuro comiendo del udon que le daba su padre, le sorprendió el cuidado que le ponía y como no todo era solo ver dijo lo que pensaba.

―Awww mama gallina ―exclamo con burla.

― ¿Y cómo va el divorcio? Seguro ya tienen su orden de alejamiento―Pregunto Shinjuro a las tres mujeres que se rieron, pero Uzui se atraganto con su comida y casi se ahoga por sus palabras.

― ¡Eso es jugar sucio! ―reclamo el alto.

― ¿De verdad? ―inquirió sarcástico

Después de comer se adentraron a la ciudad donde Senjuro se maravilló con los edificios. Sin ver por donde caminaba observo su alrededor con curiosidad, nunca había salido de su pueblo y estar en la ciudad era algo nuevo para él. En algún momento Kyojuro atrapo una de sus manos con el fin de evitar que no se quedara atrás.

―El demonio que buscamos no tiene cuerpo, informan que es como una sombra que atraviesa lo que sea ―dijo Uzui mientras caminaban a un lugar donde el Shinobi se había quedado en los pocos días que llevaba ahí. ―Yo no lo he podido encontrar perooooo, sé que como atraerlo. ¡Solo come personas rubias!

―A sí que are de carnada ―expreso Shinjuro cansado.

―Yo pensaba en algo más joven ―sin disimular voltio hacia los hermanos Rengoku, observando al menor que iba con la mirada clavada en los altos edificios.

― ¡No!

―Pensé que con alguien joven vendría más rápido ―decepcionado se paró enfrente de la posada donde se había estado quedando. ― ¡Pero tendré que conformarme contigo!

Dramatizo el Pilar cada palabra. Sus hijos se quedarían con las esposas de Uzui mientras ellos investigaban un poco, claro que Shinjuro se mostró renuente el dejarlos, pero Senjuro le aseguro que si podría con su hermano, ahora sí. Despidieron a los Pilares en la entrada del lugar deseándoles suerte.

― ¡Vamos! ¡Dicen que entre más arrugada la pasa más sabrosa! ―exclamo Uzui a gritos mientras ahorcaba al rubio con su brazo y se alejaban entre la multitud.

Entraron a la posada donde Senjuro siguió a las tres mujeres, observo el lugar descuidando de su campo visual a su hermano solo unos segundos, entonces un extraño sonido hizo que volteara a su lado donde estaba su hermano.

― ¡¿Por qué metiste la cabeza ahí?! ―Senjuro casi grito al ver que la cabeza de su hermano estaba atorada en un jarrón y este intentaba quitárselo.

Las tres mujeres se voltearon quedando anonadas por el jarrón que cubría la cabeza del mayor. Ayudaron a quitar el jarrón que era parte de la decoración de la posada, llamando inevitablemente la atención de las personas. Después de varios jalones se lo quitaron, se disculparon con los dueños que no supieron como procesar lo que vieron y aceptaron la disculpa. Subieron por las escaleras ya que la habitación estaba en un tercer piso y tan solo subir las escaleras Senjuro vio un lindo cachorro peludo al final del pasillo, probablemente las mascotas de algún huésped, pero el pequeño perro comenzó a ladrarles, las mujeres lo ignoraron, pero Kyojuro comenzó a gruñirle y hacerle frente. Senjuro hizo lo posible por jalarlo, pero cuando menos lo pensó Kyojuro corrió hacia el perro y lo pateo sacándolo por la ventana al final del pasillo. Senjuro y las tres mujeres huyeron hasta la habitación donde se quedarían.

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