Wave
Trabajo, trabajo, trabajo... Nieve, nieve, nieve...
Necesito unas vacaciones, hoy es noche buena y mamá está por llegar. No he tenido tiempo para llenar la casa de luces, ni de comprar mucha comida así que me toca hacerlo todo ahora. Opté por comprar un árbol de plástico y unos pocos adornos. No soy buena para estas cosas por lo que intento que los colores de las bolas combinen con los regalos. Solo somos cinco: el esposo de mi madre: Peter, mi madre, Rodak, Neow y yo. La tía Karen no puede venir, justo hoy tiene una cita para encontrar el amor y pasará la navidad con un desconocido. <<Muy romántico. Ugh>> Tengo el pavo, los chocolates, las bebidas, el helado y el queso <<Nunca debe faltar el queso.>> No sé que más se compran en estas fiestas. Es la primera Navidad en la que soy anfitriona, y solo de pensar que algo puede salir mal me pongo nerviosa.
Rodak le ladra, le grita o le ruge a la puerta y el claxón de un coche se escucha en la entrada.
<<Ya están aquí.>>—Vamos a recibir a la abuela, chicos. —Tomo a Neow en mis brazos y guío a Rodak hasta el porche. Mamá y Peter salen de un taxi con una sonrisa mientras nosotros nos acercamos a ellos envueltos en abrigos de lana para resguardarnos del frío.
—Wave, cariño, que delgada estás. —<<Lindo recibimiento el de mi madre.>>
—Sí, mamá, tú también estás muy guapa. Hola, Peter. —Me costó 6 meses poder hablar con el esposo de mi madre, es un buen hombre, me cayó bien desde la primera vez que lo vi, pero es complicado para alguien como yo hablar sin tener miedo a que te juzguen o se burlen de ti.
—Hola, Wave, tu madre lleva todo el viaje pensando en si debería haber traído más comida para ti, cree que te mueres de hambre en Austin. —Me confiesa antes de abrazarme. El taxi se aleja dejándonos solos con las maletas en la nieve.
—¿Nunca has oído que la cámara engorda? Si en las videollamadas se veía bien, en realidad es que está más delgada.
—Mamá, eso es en las cámaras de televisión. —Ruedo mis ojos antes de que lance sus brazos para envolverme en ellos.
—Ya, ya. Te traje dulce de leche. —me susurra al oído emocionada antes de achuchar a Neow contra su pecho.
—¡Oh Dios mío, eres la mejor! —se me hace la boca agua.
—¿Tienes nuevos vecinos?—Peter señala la casa de al lado, esa que por nueve años estuvo abandonada. Rodak no pierde la oportunidad para acercarse a su valla.
—Nop. Dorak volvió. —Mi madre retiene un grito ahogado de su garganta y me regala una mirada consoladora.
— Está vivo... ¿Has hablado con él? ¿Cómo está? ¿Ya sabe lo que te pasó?
—Mamá... no hablemos de eso, ¿vale?— Hay cosas de las que Peter no se debe enterar. —Él está bien, vino a criar a sus hijos aquí, le dieron de alta en la marina. —mi voz decae un poco más con cada palabra.
—Tengo que ir a verlo. —Mi madre se aleja tomando a Peter de la mano y llevándoselo a la casa de los Owen ́s.
—No, mamá. No vayas.. tus maletas.—susurro, y es imposible que me oiga. Tengo que empezar a aprender a gritar también. <<Un paso a la vez, Wave, un paso a la vez>>
Entro a la casa arrastrando las maletas para evitar ver el reencuentro. Hace más de un mes que Dorak volvió y desde aquella tarde en que lo vi sin camiseta. <<Hago referencia a este hecho porque realmente me impactó mucho más que el ruido del talado.>> no lo he visto, ni a él, ni a sus hijos, ni a su esposa.
¿Por qué tardan tanto? Llevan más de una hora allí dentro.
No dejo de mirar por la ventana impaciente. Rodak se escapó con ellos y Neow está igual de nerviosa que yo. Es mi aliada en estos tiempos de guerra.
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Todo está volviendo a mí (It's All Coming Back To Me.)
Teen FictionWave Scott y Dorak Owen tienen una historia del pasado incompleta, y aunque ninguno de los dos tiene la intención de volverse a enamorar el uno del otro, la pasión vibrante entre ellos los lleva a cometer ciertos errores. Después de 9 años sin verse...