Wave
Siento su olor en mi piel, aún las sombras de sus caricias me persiguen y no me molestaría si volviera a besar todos los rincones de mi cuerpo. No puedo moverme, estoy muy cansada, pero me siento viva, solo de recordar lo que fue de la noche de ayer. Incluso me cuesta abrir los ojos, pero las ganas de verlo a mi lado son más poderosas que cualquier agotamiento que esté experimentando. He cometido dos locuras o quizá tres, pero es Dorak, joder, es Dorak, es tan difícil para mí controlarme cuando lo he extrañado, odiado y secretamente amado por años. Puede que si le confieso todo lo sucedido después del baile de invierno pueda explicarme mejor el porqué hizo todo lo que hizo y lo que lo llevó a desaparecer por tanto tiempo. Me animo a abrir los ojos por fin, olvidé que dormí de cara al sofá viejo y no acurrucada a mi acompañante. Me volteo suavemente para no molestarlo y noto que estoy sola en la gran habitación. <<Probablemente esté haciendo el desayuno. >> Me animo a pensar. Lo espero, lo espero porque me hace ilusión recibir esa sorpresa.
Escucho sonidos provenientes de abajo, Rodak y Neow ya deben estar despiertos. Solo escucho sus pasos, solo los de ellos, están alborotando la casa. Ha pasado media hora desde que decidí esperar el desayuno en la cama, sea lo que sea que Dorak esté preparando no huele a nada. El timbre de la entrada me alarma. <<¿Habrá salido a su casa y cerró la puerta sin querer?>> Es el primer pensamiento que pasa por mi cabeza. Busco mi bata de baño en mi armario, esquivando mi ropa del suelo. Me cubro mientras el timbre sigue sonando y Rodak y Neow le hacen compañía. Corro por las escaleras lo más rápido que puedo, intento alisar mi cabello con mis manos, y si hubiera tenido más tiempo me hubiera cepillado los dientes, respiro profundo antes de abrir la puerta mientras Rodak y Neow se acercan para ver de quién se trata, la sorpresa no es de las mejores.
—Doctora Scoot, lamento molestarla un domingo en la mañana, sé que es su día libre, pero Yuyú, el gato de la pequeña de los McMallers ha comido un pedazo considerable de dulce y está bastante malito, están esperándola en la clínica. He estado llamándola a su celular pero no respondía, por eso he venido hasta aquí. —Penélope, mi ayudante en la clínica, está acalorada y lleva ropa de deporte, al parecer a ella también la agarraron desprevenida. Es de las pocas personas con las que puedo comunicarme, es eficiente y discreta, además de que es mi anclaje con los dueños o padres, como deseen llamarse, de mis pacientes.
—Dame 5 minutos para alistarme, puedes entrar y sentarte.—susurro.
Voy a la cocina solo para escuchar a mi corazón partirse en pedazos. <<Dorak no está aquí, se fue sin despedirse.>> Retengo las lágrimas que amenazan con escapar de mis ojos. No debería sentirme utilizada, después de todo, la que tomó la decisión de que solo fuera sexo fui yo. Pero duele estar decepcionada, no pensé que se iría sin que habláramos antes. Le sirvo el desayuno a los chicos, no puedo dejarlos solos hoy en casa.
Subo a mi habitación sin mirar siquiera la cama, el recuerdo de lo que fue de nosotros anoche ya no me parece tan bonito. Me alisto y antes de marcharme a la clínica recojo mi ropa del suelo. No miro hacia la casa de los Owen's, ahora me siento incluso más estúpida que ayer. Penélope, los chicos y yo hacemos el viaje en silencio, no quiero hablar de nada, ni de nadie, salvar a Yuyú es mi prioridad ahora y Dorak no puede distraerme del trabajo.La intoxicación de Yuyú ha sido más difícil de tratar de lo normal, el pastel que ingirió era de chocolate, y contenía un elevado nivel de azúcar, he tenido que utilizar sulfato de sodio y carbón activado para inducirle el vómito, pero aún así no ha habido mucha mejoría. Es muy pequeño, con solo tres meses no debieron darle una porción mayor de tarta. No es por culpar a nadie, pero las mascotas deben ser cuidadas con responsabilidad, los niños muchas veces no saben el daño que le pueden causar a sus animales. Los padres deben estar atentos a ellos en todo momento, si toman la decisión de tener un nuevo miembro de la familia como son las mascotas, saben que necesitan darle cuidados especiales.
He decidido quedarme de guardia, ir a casa hoy me será imposible, afortunadamente tuve la idea de traer a Rodak y a Neow conmigo, de lo contrario, estarían solos en casa provocando el caos y en la clínica tienen todas las comodidades que necesitan.
Penélope se ha ido, al igual que los McMallers, volverán mañana temprano para ver la evolución de su pequeño gatito.
No quiero pensar, prendo la televisión de la clínica para despejar mi mente. Están dando un documental de leones, y odio los nombres que le ponen a los pobres cachorros, Inadaptado y Solitario, esta gente que hace documentales no tienen vida social y eso lo pienso yo que no suelo hablar con las personas.
<<Si que debo haber parecido una idiota hoy esperando a Dorak en la cama.>> Ese maldito pensamiento se cuela en mi cabeza y las ganas de llorar vuelven a mí. ¡No puedo creer que estaba considerando perdonarlo! Te odio, Dorak, te odio mucho más que ayer.
Una semana, ha pasado una semana desde mi encuentro con Dorak y la casa de los Owen's ha permanecido apagada. No está, se ha marchado otra vez, clara muestra de que no puedo confiar en él. He vuelto a colocar la basura en su entrada y de vez en cuando le robo el periódico. ¿Quién lo recibe todavía? Eso no importa, utilicé el papel para limpiar mis cristales y ahora están relucientes.
Es sábado de orden y limpieza. Rodak está en el jardín persiguiendo su cola y Neow está en el porche tomando una siesta <<Es un poco perezosa mi gata, no caza ratones ni persigue pajaritos.>> mientras que yo paso la aspiradora que no deja de atragantarse cada dos minutos, tengo que comprar una nueva. Desempolvo las butacas y el televisor, recojo los juguetes de mi perro y organizo las piezas del rompecabezas para no perderlas en el transcurso de la década en que logre terminarlo. Siento a Rodak hacer ruidos raros y me acerco a la puerta para entender que llama su atención.
—¿Podemos pasar? —Reconozco la voz de Gerald, está parado en el umbral del porche y lleva a un niño cargado en uno de sus brazos. Ese debe de ser Ben.
—Claro que sí.—susurro y me avergüenzo de vestir un delantal con dibujos de cerezas y las botas que utilizo para arreglar el jardín. <<Para eso existe lo de avisar antes de venir, Gerald.>>
—Bueno, Wave, él es Ben, mi adorado hijo. —El pequeño de ojos miel esconde su rostro de mí con timidez pero me mira de reojo con curiosidad. Lo entiendo, parezco que acabo de llegar de ordeñar una vaca y solo he limpiado mi salón.
—¡Ey! —lo saludo lo más animada que puedo.—Pueden sentarse, chicos.
—Vamos a casa de Dorak, y pensé en pasar por aquí para recordarte que mañana es la barbacoa. —se acomoda en mi sofá.
—Oh, Dorak no está en su casa. —le comunico.
—Hablé con él hace dos minutos, me dijo que había llegado esta mañana. —Gerald luce más confundido que yo, y Ben no deja de mirar mi horrendo delantal. Estoy más enojada que antes, llevo toda la semana con mal humor, por su culpa, además de que ya estaba disfrutando de su partida, en alguna parte dentro de mí, estaba agradecida por no tener que volver a verle y sentir este cóctel de emociones.—Oh, que bien entonces. Mañana no voy a poder asistir a tu barbacoa, estoy esperando un paquete importante de mi madre y tendré que quedarme aquí todo el día, lo siento. Te lo compensaré algún día. —Esta ha sido la frase más larga que le he dicho y es todo mentira.
—Pero no te preocupes, la barbacoa será en casa de Dorak, me mudo allí con Ben esta tarde. —Me regala su particular sonrisa y yo me quedo inmóvil antes de decir cualquier barbaridad.
—¡Eso es una excelente noticia!— Rechino mis dientes y me cuesta parecer entusiasmada. —Entonces podré ir a la barbacoa. —Odio a Dorak por ser mi vecino también.
—Estoy muy feliz, Dorak se ha portado como un buen amigo, ayer recibí una carta de desalojo, van a tirar el edificio donde estaba alquilado para hacer una empresa de cosméticos, no dudó un segundo en decirme que podía vivir con él. —<<Por favor, Gerald, no me hables bien de Dorak que soy más débil de lo que creo.>>
—¿Empresa de cosméticos? ¿No tienen suficientes?—Intento cambiar el tema.
—Lo mismo pensé.—Sonríe y se encoje de hombros. —Bueno... Entonces, Wave, nos vemos mañana en la tarde. —Se levanta del asiento y se dirige hacia la puerta.
—Gracias por la visita, espero que te guste el vecindario. —Los vecinos no son buenos, te roban el periódico.
Dorak está aquí otra vez. ¿Por qué se fue en primer lugar? No estará huyendo de mí, ¿no? Uf, Recorcholis, odio que se cuele en mis pensamientos.
ESTÁS LEYENDO
Todo está volviendo a mí (It's All Coming Back To Me.)
Teen FictionWave Scott y Dorak Owen tienen una historia del pasado incompleta, y aunque ninguno de los dos tiene la intención de volverse a enamorar el uno del otro, la pasión vibrante entre ellos los lleva a cometer ciertos errores. Después de 9 años sin verse...