Capítulo 13

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Dorak 9 años atrás.

Decido volver en autobús a casa. No pienso compartir el espacio del coche con Rachel y Robert. Ya es demasiado hacerme la idea de que tendré que verles todos los días y convivir con ellos. ¿Cómo es que todo cambió en tan poco tiempo? No éramos la familia más feliz del mundo, pero tampoco teníamos este tipo de problemas. Aunque el abuelo siempre intentó de que ellos se llevaran bien, en su presencia era cuando único no discutían. Incluso yo que llegué a creer que se divorciarían cuando cumplí los 13 años, viví en carne propia el engaño del matrimonio feliz que eran frente a él.
<<Estoy solo.>>

Llego al vecindario y corro hacia la única casa en la que me interesa estar. Toco a la
puerta con desesperación, unas horas en la cárcel no han sido mucho tiempo pero el miedo de no ver a Wave todos los días comenzaba a volverme loco.

—Un momento. —escucho a Kim gritar y puedo oírla hablar por teléfono. —El chico es inocente, Marcos, necesito que me ayudes.

—Soy yo, Kim. —Le hago saber, y la puerta no tarda más de un segundo en abrirse.

—¡Oh Dios mío! —Me envuelve entre sus brazos y noto el reflejo de alguna que otra lágrima derramada. —Está aquí, Marcos, lo han dejado libre. —cuelga el teléfono sin escuchar respuesta y me zarandea para que no desvíe mi atención hacia otro lado. «¿Dónde está Wave?» —Llevo horas intentando localizar a mi amigo abogado, justo estaba hablando con él. ¿Cómo es que te han soltado? —atropella las palabras y una punzada fuerte en el pecho me atraviesa. Kim se preocupa más por mí que mis padres.

—Robert y Rachel han quitado la denuncia, me han chantajeado con las inscripciones de la Marina, no quieren que me vaya de casa hasta terminar la escuela. —Le explico.

—¿En serio? No dejan de sorprenderme tus padres. No tenían que llegar tan lejos solo por querer tenerte viviendo bajo su techo. —Analiza antes de volver a abrazarme. —Eres bienvenido en esta casa, Dorak, si algún día te ocurre algo sabes que siempre puedes venir aquí.

—Gracias, Kim. No tengo forma de agradecerte. —Ahogo un suspiro, quiero llorar, pero solo me quedan fuerzas para ver a Wave.

—Está arriba. Desde que te fuiste no ha querido salir de su habitación, ni siquiera ha querido hablar conmigo. —Me confianza como si hubiera logrado leer mis pensamientos y me da vía libre para subir al segundo piso.

Si antes me dolía todo el cuerpo, ahora todo eso quedó en el olvido. Los latidos de mi corazón son mucho más fuertes que cualquier otro sonido. Me tiemblan las manos y muero de ganas por abrazarla. Doy tres toques en su puerta, así como ella misma había llamado esta mañana. No escucho respuesta, y no hago más que impacientarme.

—¿Tengo que decir alguna clave para entrar? —pregunto antes de volver a tocar. —Pepino... —La puerta se abre de golpe y Wave se lanza a mis brazos con los ojos llenos de lágrimas. —Tienes la contraseña más rara del mundo. —Ella suelta una carcajada entre sollozos, y me golpea el hombro con su mano, pero se aparta al instante como si recordara que hacía menos de 24 horas había recibido una paliza. —No, vuelve. —Ahora soy yo quien me acerco a ella y disfruto de su calor. El perfume de su cabello inunda mis sentidos y pierdo la noción de tiempo con Wave entre mis brazos. —Te extrañé mucho. —Busco sus ojos, y limpio sus lágrimas. —Te dije que volvería. —Beso sus párpados y acaricio su mejilla. Es tan electrizante el contacto que tengo que detenerme para no cumplir la fantasía de saborear sus labios.

Logramos recostarnos en su cama, solo para disfrutar de nuestra compañía. Terminamos viendo una película en silencio, hasta que una cena de celebración hecha por Kim estuvo lista. Me marché después de las 10 de la noche, con un me gustas envuelto entre mis labios, porque no me cansaré de repetirlo, sabiendo que Wave me corresponde. Creo que hoy estuvo a punto de hablarme, de dejarme conocer por fin el sonido de su voz.

Todo está volviendo a mí (It's All Coming Back To Me.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora