Todo está volviendo a mí (It's All Coming Back To Me.)

Epílogo

Dorak

Las pesadillas han quedado atrás desde las primeras consultas he logrado mejorar mucho, y me alegra por fin descansar de todo el tormento que su ponía la culpa de la carga de mis padres.

La mañana del 26 de noviembre fue la mejor y la más agitada de mi vida. El día anterior habíamos terminado de armar el rompecabezas de mil piezas que Wave tenía expuesto en la mesa del salón. Había dicho que su vida alcanzaría su nivel máximo una vez que estuvieran todas las piezas juntas.

A Wave le harían la cesaría al día siguiente, no me dejaron entrar, y eso hizo que perdiera la cabeza. Kim, Karen, Gerald y Arnold me hicieron compañía en la sala de espera. Este último había venido a pasar acción de Gracias con nosotros después de que sus otras hermanas y su madre decidieran viajar a Nueva York para ver el desfile. Habían pasado ya 4 meses de la partida de Ryan.

Me acerqué lo más que pude a la puerta del quirófano. No escuchaba gritos, ni llantos, ni nada, quería ver, quería estar presente en todo momento, pero las reglas del hospital me lo impedían y más con las complicaciones que podía presentar Wave por la diabetes. Después de dos horas de agonía salió el doctor.
—Puede pasar, papá para que conozca a su hija.

Corrí como si de mi vida dependiera y me sequé las lágrimas para poder verla con claridad aunque me parecía una tarea imposible. Aurora había pesado 9 libras y tenía los cachetes más rosados que había visto en mi vida. La cargué en mis brazos mientras lloraba, intentando calmarnos a los dos. Se hizo la paz en mi alma, cuando se acurrucó más a mi pecho, sentía como fuegos artificiales salían de mi corazón. Miré a Wave en la cama, intentaba mantenerse despierta mientras recostaba su cabeza a la almohada. Me acerqué a ella, la besé en los labios.
—Es perfecta, como tú. —Volví a mirar a nuestra hija.

—Aurora Owen, bienvenida a nuestro mundo. Rodak y Noew te esperan en casa.

Fin.