Capítulo 12

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El tiempo era crucial para los arcángeles Azrael y Raziel, no podían estar mucho tiempo fuera del paraíso ya que esto estaba contra las reglas del mismo. No podían dejar de pensar en el mejor método para apresurar a los demonios en su trabajo de desaparecer a Valtiel, aunque ellos hicieran todo ese asunto sabían que Agares y Belia escaparían en el mejor de los casos, ocuparlos para su propio beneficio estaba irritando a Azrael el cual no veía avance alguno.

—Raziel, llevamos una semana aquí y no he visto que los engendros hagan algo contra Valtiel— comentó Azrael sentando en el sofá.

—Me imagino que ya estarás pensando en algo para intervenir ¿O no?— Raziel miraba con discreción en la ventana que daba vista a la casa de Jace.

—Tal vez… Es arriesgado, pero si todo sale bien habremos acabado con dos problemas al mismo tiempo— El arcángel que simulaba una bella dama observaba pensativo a su "esposo".

—¿Te refieres a Valtiel y aquellos dos demonios?— inquirió el otro.

—Sí… Esos dos problemas— Azrael sonrió ligeramente.

Su plan por deshacerse de los demonios era primordial pero también arriesgado, no sin tener un señuelo. Azrael siempre había mostrado gran lealtad hacia su señor todopoderoso, acudía a juntas celestiales y realizaba tareas sólo para sentir la aprobación de su dios; cuando este se enteró de lo que estaban haciendo los demonios en la tierra mandó a sus más fieles seguidores para acabar con el mal y desterrarlos al infierno de nuevo, pero Azrael nunca formó parte de esa legión a pesar de su arduo esfuerzo. Mirar a Metatron, Miguel, Gabriel y todos aquellos en los que Dios confiaba mucho peleando con los demonios lo hacían sentir celoso, molesto, odio y rencor; todos estos sentimientos eran reprimidos ya que un arcángel no podía sentir eso. Ahora Azrael podía ver más allá de una simple aprobación, supo de inmediato que Dios lo recompensaría cuando comenzó a hablarse en el paraíso sobre Valtiel.
Desde la vez en las que ayudó a un grupo de chicas acusadas de brujería a escapar de Salem, involucrarse con un chico al cual maltrataban, convivir con otro e incluso crear un vínculo amoroso y también ser participe junto a su hermanastro de regresar a Aamon al limbo con ayuda de humanos.  Estás eran cosas a las que se le sumaban peso a Valtiel y Azrael sería el encargado de acabar con él, matar a dos pájaros de un tiro no era acabar con Valtiel y luego a los otros dos sino que era terminar con los tres demonios y también con Raziel a quien consideraba un traidor.

Por otro lado Jace y Valtiel seguían viviendo con normalidad, sin imaginar lo que se planeaba entre las sombras. El ahora profesor tenía tiempo de no ver al profesor Andrew, quiso preguntar a los demás docentes pero sentía que aún no encajaba bien en esa pequeña sociedad de "adultos" por lo que continúo trabajando con normalidad, al salir de su jornada Jace caminó hacia la parada del autobús en dónde ya había gente esperando, mientras miraba el celular en espera del transporte alguien lo interrumpió.

—Profesor Jace, que gusto verlo.— escuchó a un costado de él, se trataba de su alumno de cabello platinado.

—Buena tarde.— respondió Jace con una sonrisa cordial, por su mente pasaban tantos nombres ya que se había olvidado por completo, se trataba de Richard.— El presidente del salón ¿Verdad?—.

—Sí, tuve que salir tarde para ayudar con unas cosas en el consejo estudiantil ¿Ya va a su casa?.— cuestionó el joven.

—Así es, tenemos que descansar ya que se acercan los exámenes semestrales.— comentó Jace mientras guardaba su celular.

—¿No tiene tiempo de ir a tomar algo? Sinceramente me gustaría preguntarle algunos temas sobre su clase.— inquirió Richard.

—¿Ahora? No creo que sea buena idea, puedes ir mañana después de mi clase a la sala de profesores. Ahí aclararé tus interrogantes.— para Jace aquella propuesta era extraña.

—Oh vamos profesor Jace, si gusta puede ser en una cafetería que está a 5 minutos de aquí. En verdad necesito aclarar mis dudas, tengo que prepararme si no perderé mi puesto como presidente.— la voz del joven era suplicante, ante la insistencia de aquel chico Jace terminó por  aceptar.

—Espero y sea rápido, debo de checar algunos trabajos de tu salón .— dijo Jace para comenzar a caminar.

Tanto el profesor como Richard comenzaron a caminar rumbo a la cafetería, era extraño para Jace caminar con otro chico más joven que él. Richard le preguntaba cosas triviales y Jace sólo se limitaba a responderlas de forma amable, al llegar a una calle un tanto solitaria Richard se detuvo.

—La cafetería es de un amigo mío, está del otro lado de esta calle. Los pasteles de chocolate son muy deliciosos— comentó el platinado.

—Vale vale, espero y digas la verdad.— Jace no sospechaba nada malo, era su alumno y ya había tratado con él antes, gran error.

En cuando dieron unos cuantos pasos entre aquella solitaria calle el joven Richard quien de inmediato cambió de apariencia a Belia tocó del hombro a Jace quien cayó al pavimento en seco, un denso humo emergió junto al cuerpo de Jace y de él comenzó a salir un cuerpo, era Agares quien miraba al humano con disgusto.

—Desde ahora no hay vuelta atrás Belia, cada segundo que pase estaremos un paso adelante de nuestra venganza… o hacia la oscuridad eterna.— musitó Agares con sus ojos iluminados.

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