Capítulo 7

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La mañana inició con normalidad, Jace despertó junto a Valtiel quien aún dormía profundamente. Observó su rostro unos minutos antes de levantarse para comenzar el día.

Se dirigió al baño y luego a cambiarse. Mientras se vestía no pudo evitar sentirse un poco confundido, pues sentía que acababa de despertarse de un largo sueño pero no podía recordar nada de él. Y precisamente el no saber qué era lo inquietaba un poco.

No pensó demasiado en eso, no tenía tiempo para hacerlo.

Después de ponerse los zapatos bajó a preparar el desayuno. Justo mientras terminaba de hacer unos hotcakes escuchó los pasos perezosos de su novio bajando las escaleras.

-Buenos días, cariño. -Sintió los brazos de Valtiel rodeándolo mientras lo saludaba-. ¿Ya no estás enojado?

En ese momento, Jace se giró sin separarse del abrazo. Mientras llevaba sus antebrazos tras el cuello de su novio.

-No, no estaba enojado contigo. Solo me sentí un poco frustrado por como resultó el primer día, no tuviste culpa de nada. ¿Me perdonas?

-No te preocupes, lo entiendo. -El demonio acarició su mejilla con delicadeza.

Jace correspondió el gesto con una sonrisa, pero al mirar el reloj de la cocina se dio cuenta que el tiempo ahora no le estaba jugando a su favor.

-¡Mierda! Se me hará tarde. -Se separó de Valtiel quitándose el delantal y lanzándolo a la silla.

-Tranquilízate Jace, tú sabes que el tiempo no es problema para ti. -El demonio se cruzó de brazos.

-Ya lo sé, pero quiero volverme más responsable con ese trabajo. Debo tomármelo enserio. -Jace tomó un sorbo de café rápidamente y con una de sus manos logró alcanzar un hotcake que aún se mantenía tibio-. Nos vemos después.

Apresurado salió de la casa sin siquiera despedirse físicamente de su pareja, Valtiel soltó un suspiro pesado y tomó asiento en una de las sillas para comenzar a desayunar solo.

Por otro lado el joven maestro se llevó el hotcake a la boca y abrió la puerta con rapidez mientras se colocaba su saco gris, caminó a la acera para dirigirse a la parada del bus cuando una voz le detuvo.

-Buenos días -dijo una mujer situada a un lado de Jace, se sobresaltó un poco pues no había notado su presencia en ningún momento.

-B-Buenos días, ¿se le ofrece algo? -saludó amable al igual que apenado ya que seguía con el hotcake en la boca.

-Soy tu vecina, mi nombre es Mary -le extendió la mano.

-Jace, el placer es mío. Yo conocía al antiguo dueño de su casa, era un muy buen amigo mío -comentó algo nostálgico.

-Oh ya veo, pues espero y nos volvamos buenos vecinos. Ya había hablado con el otro chico de tu casa, Evan creo recordar que se llama -dijo pensativa.

-Sí, es mi pareja. Gracias por las galletas, a él le gustaron mucho -agradeció mientras miraba con discreción el reloj de pulsera, ya era algo tarde.

-No hay de que Jace, le había comentado a Evan acerca de venir a cenar a nuestra casa para conocernos mejor -le comentó.

Ya pasaba de la hora estimada para llegar a su trabajo así que Jace aceptó con una sonrisa nerviosa pues cada segundo que pasaba era crítico para él.

-Perfecto, nos vemos esta noche a las ocho, sería maravilloso poderlos tener en nuestra casa -concluyó Mary con una sonrisa.

-Muy bien Mary, nos vemos en la noche. Que tenga buen día -se despidió para tomar de nuevo su curso apresurado.

Al verlo irse, Azrael cambió su sonrisa por una expresión de disgusto y cansancio mientras se cruzaba de brazos.

-Que pecadores como tú sean perdonados mientras se queman en las llamas del infierno. Maldito vestido, me está incomodando cada día más. -Tiró de la prenda algo irritado.

Debido a que los maestros tenían la tarea de llegar una hora más temprano que los alumnos Jace pudo notar como el plantel seguía en silencio y vacío. Caminó rápidamente al edificio administrativo para registrar su hora de llegada, justo a tiempo llevó el papel a la máquina para marcar el horario.

-Creí que no llegaría a tiempo -soltó un poco agitado, su peinado se había estropeado.

-Y que lo digas, cruzaste los pasillos muy rápido. -Escuchó detrás de él, la voz ya se le hacía familiar.

-Oh, profesor Andrew, me sorprendió un poco. -Jace lo encaró con una sonrisa gentil.

-Llámame Andrew solamente, la formalidad no me va entre compañeros de trabajo. Me hace sentir viejo. -El otro hombre rio.

Aunque la confianza que le tenía a Andrew aún no era la adecuada Jace sentía más simpatía con él que con los otros profesores los cuales solo lo veían como un antiguo compañero de la universidad.

-Oye Andrew, ¿puedo hacerte una pregunta? Es un poco tonta pero si se lo pregunto a la directora creo que se molestará un poco. -murmuró Jace.

-Es más ignorante el que no sabe que el que pregunta así que puedes decirme -comentó Andrew.

-Bueno... ¿Sabes dónde puedo ver los temas que les debo de enseñar a los estudiantes? Cuando entré no me dijeron nada -dijo Jace avergonzado.

-Oh mira, debes de tener un plan de estudios y... -Andrew le explicó de forma breve y detallada lo que debía de hacer.

Después de estar platicando comenzaron a caminar por los pasillos ya que la hora de entrada estaba por llegar. Aunque en los ojos de Jace había gratitud hacia su compañero de trabajo el otro sólo podía sentir odio, envidia, rencor; sin embargo no podía hacer nada aún. La espera de su venganza era tan lenta ante los ojos de Agares, pero sabía que lo disfrutaría demasiado, su obsesión por Valtiel tiempo atrás se había transformado en este deseo de destruirlo.

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