Historia de Doña Barbara que inicia en el capítulo 62 minuto 19:05. Otro final con escenas de la telenovela y mías propias donde el amor se mezcla con la venganza, los celos y la obsesión.
Santos decide enfrentar lo que siente frente a su familia y...
A la salida fueron directos al hotel con comida para llevar cuando en la puerta de la habitación de Santos y Barbara se encontraron a alguien a la cual no esperaban ver. Bárbara la fulmino con la mirada. No quería verla por allí ni en mil años. La rivalidad seguía latente:
- ¿No tuviste suficiente con la revolcadita en el fango que vienes a por más en cuanto supiste de el?- pregunto Barbara. Luisana respondió igual tocando su pelo
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- Mon Cherrie, lo importante es si tú tuviste suficiente tiempo para que Santos no vuelva a dudar de que vas a devorar su alma y su voluntad y por lo que veo, no- respondió Luisana provocando que Bárbara estuviera apunto de darle una bofetada que los guaruras de Luisana frenaron- Campesina bruta ahora no soy esa misma niña tonta que te temia, no ahora tengo poder, mucho poder y dinero a manos llenas, más que tu- pego un chasquido y soltaron a Bárbara
- De nada te sirve tu poder si lo usas asi- contesto Santos provocando su risa
- El ecuánime Doctor Luzardo, ni estando con esta fiera salvaje, cambias- le dio una mirada tierna- Tenemos que hablar, a solas- dijo Luisana viendo como Bárbara negaba. Tenía miedo y tenía porque tenerlo, venía a lo que venía
- Ni lo sueñes- contesto Bárbara cogiendo la mano de su hombre para que evitar que la siguiera hasta uno de los cuartos
- Lo que me tengas que decir a mi, se lo puedes decir a Bárbara. Entre nosotros no hay secretos- contesto apretando la mano de Bárbara Santos. Sabía que el sexto sentido de su mujer estaba alerta
- Que bonito, Mon amour, pero no pienso decirte nada, delante de esta- dijo Luisana mirándola con asco. Bárbara le devolvió la mirada- y es importante cuadremos lo que diremos frente a mís amigas, seguro nos volvemos a encontrar y suficiente que me quitaste la decencia en tu amado Arauca con tu desfachatez con esta mugrosa campesina, como para que me la quites aquí en mi mundo- Marisela le iba a responder que ella jamás tuvo de eso, solo era como decía su madre una muñequita disfrazada dentro de un cuerpo de diablo. Santos miro a Bárbara y soltando su mano abrió la puerta de su habitación.
Mientras tanto en el Altamira....
Pajarote observaba como barría Genoveva, esa ternerita le había dado algo que ninguna mujer no, un NO y eso lo encendía más, descubrir que no era fácil como las demás. Genoveva se dio cuenta de su presencia y soltó la escoba yendo a darle un escobazo. Pajarote la paro quedando ambos demasiados cerca:
- ¿Puedes dejar de espiarme? No sabes lo Cansado que es tener a un estupido como tú oliendo mis pasos- Pajarote sonrió devolviéndole el insulto
- No te estaba espiando ¿Quién va a querer saber nada de ti caramelo de ajo?- Genoveva le dio con la escoba
- Pues tu, pero vas listo si...- Pájarote la volteo hablándole al oído
- Voy listo si ¿Que? Me vas a negar que tú estás sintiendo lo mismo que yo
