Diferente

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IV
Diferente

 
Al salir del baño, te encontraste con el grupo sentado en el sofá de la pequeña salita, con cuatro tazas sobre la mesa de centro, junto a la Visión. Lo que fuera que estuvieran hablando no parecía ser de mucha importancia, o, al menos, no era de tu incumbencia, pues pronto abandonaron la conversación. Tan solo alcanzaste a oír a Kaeya comentar algo sobre su hermano.

Te acercaste, dejándote caer al lado de Lisa. Miraste al resto con curiosidad, esperando que alguien rompiera el hielo. Lisa fue la primera en hacerlo. 

—Bueno, terroncito. ¿Por qué no empiezas por contarnos todo lo que recuerdes de lo ocurrido?

Asentiste, procediendo a iniciar tu historia. Intentaste no omitir ningún detalle, pero no pudiste evitar obviar la parte en la que el desconocido te depositaba sobre su regazo, cuidadosamente. Sentías que era una escena demasiado íntima y vergonzosa como para compartirla.

—Entonces, dices que los Magos del Abismo te atacaron cuando notaron que los descubriste, ¿correcto?—preguntó Kaeya, confirmando los hechos.
—Sí...—miraste el suelo, pensativa—. No fue precisamente un ataque sorpresa. Parecía como si se estuviesen escondiendo.
—Su objetivo, entonces, no era simplemente atacar a cualquiera que se le cruzase—comentó el hombre.

Entonces, el silenció reinó por unos segundos, mientras digerían esa información. Ello implicaba que el fin último de los Magos era otro, que requería de mantenerse ocultos para llevarse a cabo. Lo anterior resultaba profundamente problemático. 

—Además, el desconocido que luchó contra los monstruos acabó bastante herido—Jean habló. 

Asentiste, sin entender por qué eso era de importancia. No notaste cómo la Superintendente miró a Kaeya, de forma sumamente significativa. Como si supiesen algo. 

Lisa se aclaró la garganta.

—Pasando a otro tema, obtener esa Visión realmente te salvó, ¿eh? Llegó justo a tiempo.
—Sí, supongo sí—la miraste, sonriendo suavemente—. Pero no entiendo cómo es que yo tengo una. Todavía no me lo creo, no siento como que sea alguien precisamente especial.
—Tal vez tú no lo veas—Jean se inclinó hacia delante, mirándote fijamente—, pero la Arconte Dendro debe haber notado en ti tu potencial.
—Y, para mí, sí eres realmente extraordinaria—Lisa posó su mano sobre tu brazo. De verdad era la mejor persona con quién podrías haber forjado una amistad.
—Cursilerías aparte, si bien es un gran logro para ti que la Arconte haya decidido otorgarte una Visión, hay algo que no me cuadra sobre la misma—interrumpió Kaeya, dando voz a la preocupación que los demás habían evitado mencionar—. Cuando la obtuviste, ¿qué fue lo que sentiste exactamente? ¿Podrías repetirlo?
—Uhm—titubeaste, nerviosa—, sentí como si algo naciera de mi pecho, recorriera mi cuerpo, y saliese por mis dedos. Después, las plantas surgieron de la tierra y envolvieron al monstruo, y lo demás ya lo saben.
Kaeya asintió, confirmando sus sospechas.
—Ya veo.
—¿Qué pasa? ¿Hay algo mal?
—No es que haya algo inherentemente malo con el modo en que obtuviste tu Visión —Lisa apretó tu brazo suavemente mientras Kaeya hablaba—, es que, escapa a la norma. Verás, los portadores de Visiones, para empezar, no controlan su elemento antes de que el objeto aparezca frente a ellos. Y, para seguir, nosotros no sacamos la energía de dentro de nuestros cuerpos, sino desde fuera.
—¿Cómo así?
—Ah, lo que Kaeya quiere decir—contestó Jean en su lugar—, es que somos una suerte de catalizadores, así como las armas lo son para nosotros. Tú sentiste que algo nacía tu pecho, ¿verdad? Bien, lo que pasa con los demás es diferente. Es como si absorbieras la energía de tu alrededor, esta pasara a través de tu cuerpo, y después te ayudase a controlar tu elemento.

Oh. Estabas bastante segura de lo que habías sentido ese día, sin embargo, ¿y si te equivocabas? ¿y si fue como ellos lo describían, y, confundida por tu inexperiencia, lo creíste diferente? O eso te gustaría pensar, pues si ya era extraño que tú obtuvieras una Visión entre todas las personas, no podrías siquiera imaginar qué significaría para tu vida el que, además, esta fuera anormal.

Pero, la verdad, es que la sensación descansaba fresca en tu memoria, tan vívida como si todavía las ramas nacieran de debajo del pavimento, guiadas por tus deseos.

—Supongo que ambas saben lo que esto significa, ¿verdad?—empezó el peliazul—. Si ella es realmente capaz de utilizar su propia energía y no necesitar de la disponible en el ambiente para controlar su elemento...
— ... Ello implicaría que no está sujeta a las limitaciones del clima, regionales, o ninguna situación externa a sí misma que disminuya o regule su poder —terminó Lisa.
—Como un Arconte—añadió Jean.
—Como un Arconte—confirmó Kaeya.

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Notas de la Autora:
Seguro ya lo habrán notado, pero la forma en la que funcionan las Visiones me la estoy inventando. Habrán varios detallitos que serán originales, y otros más que son canon del juego dentro de mi historia.
¡Muchas gracias por leerme!

Enredaderas [ Tú x Diluc / Tú x Kaeya ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora