Sobrevivir (2, resumen)

203 14 4
                                    

XVI
Sobrevivir, segunda parte
(resumen)

________________

Notas preliminares:

Este capítulo va dirigido a quienes decidieron saltarse el anterior. Contiene un resumen que, si bien igual tiene menciones de abuso (porque así es la historia de t/n), es mucho más suave. Además, también encontrarás los párrafos en los que tu personaje interactúa con Diluc, para que no te pierdas nada de eso♡. Lo que está sacado textual del cap. original va en cursivas.

____________

Esta vez, tienes rasguños en los brazos, claramente no accidentales. Sin embargo, por alguna razón, tus padres no te hacen mucho caso. Confundida, les ruegas por ayuda. Le cuentas a Diluc que, como mínimo, esperabas un poco de apoyo, diciendo que fuiste una tonta por creer que te lo darían.

—No—Diluc sacudió la cabeza, frustrado y por lo bajo—. No te llames así a ti misma. Cualquiera con un mínimo de humanidad te habría ayudado.

Cuando se dio cuenta de que lo dijo en voz alta, rápidamente te miró, esperando que no reaccionaras mal. Al fin y al cabo, interrumpió tu historia para llamar 'monstruos' a tus padres de forma indirecta. Se sintió terriblemente insensible. Sin embargo, y a pesar del casi inexpresivo rostro de Dilic, tú te diste cuenta de que sus intenciones se alejaban mucho de buscar insultarles, acercándose más a no querer que te culpabilizaras a ti misma por tus acciones durante ese tiempo. Agradecida, giraste la mano en la que él había posado la suya anteriormente, para tomársela y darle un pequeño apretón.

Tu madre te hace callar, y te ordena limpiarte. Intentas saber por qué reacciona así. Te enteras, entonces, que tu padre tiene una deuda gigantesca de la que no sabías nada, y el que ha estado apoyando a tu familia económicamente y pagando las cuotas es precisamente Heath. Tu familia siempre supo lo que te pasaba, solo que fingía ignorancia para que él siguiera apoyándoles, usándote como moneda de cambio.

Heath, quien compró la deuda con el objetivo de controlar a tu familia, te tiene a su disposición. Y tus padres, amenazándote, te obligan a seguir en una relación con él.

"Mierda". Pensó Diluc, repitiéndose esa palabra una y otra vez dentro de su cabeza. El pelirrojo esperaba que tus motivos para mudarte de Sumeru fueran complejos, sí. Pero eso iba mucho más allá de sus expectativas. Y, según te escuchaba, el agujero que estaba formándose en el fondo de su estómago no hacía más que crecer. Diluc no soltó tu mano, ni volvió a interrumpir.

Le cuentas a Diluc que fuiste a tus amigos a por ayuda, pero que ninguno te creyó. Sin que lo supieras, desde hacía meses Heath había esparcido el rumor de que le eras infiel. Contaba que él te perdonaba porque estaba enamorado de ti, y que entendía tu infidelidad porque él no tenía tanto tiempo para ti debido a la Akademiya. Por ello, tus conocidos le veían como una víctima. Estabas sola.

Deprimida, ya no escribías cartas a Lisa. Y cuando tampoco respondías las suyas, ella se dio cuenta de que algo estaba mal, pues sabía que tu relación con Heath no era la mejor. Lisa, preocupada, descubre los rumores sobre tu situación en la Akademiya y cómo le eras infiel a Heath. Pronto ata cabos y entiende que eso es una mentira, y que algo muy malo estaba pasando. Decide que debe ayudarte.

Un día, un estudiante que no conocías te entrega una nota, la cual dice: "Mañana, a las 4pm., él será llamado a la oficina. Ve a casa, prepara lo esencial para el viaje, y mira por la ventana". Reconoces la letra de tu amiga, y sin tener ya nada que perder, haces caso a sus misteriosas instrucciones.

Al día siguiente, un escriba de alto rango llamado Alhaitham llama a Heath a su oficina, y tú te escabulles a casa en su ausencia. Al llegar, entras a tu habitación y te asomas por la ventana. Ahí, encuentras a dos hombres enviados por Lisa, quienes te ayudan a escapar.

Terminas tu historia, y callas. Diluc guarda silencio unos minutos, pensativo.

Apretó la mandíbula, tratando de reprimir la abrumadora rabia que le recorría cada centímetro de la piel. Era peor de lo que pensaba. Por supuesto que no querrías regresar a Sumeru después de aquello, ¿quién diablos sí? Tu temor era más que razonable. La admiración de Diluc hacia tu valentía creció. De por sí, él ya creía que estabas enfrentando todo el asunto de la Visión con una fortaleza notable, que otros desearían poseer. Pero sumarle algo así a todo por lo que ya estabas pasando...

Observó tus lágrimas, tus ojos, y la forma en la que temblabas suavemente. De pronto, la imagen de ti que tenía de una simple chiquilla común y corriente, se convirtió en otra cosa diferente. Era como si, por primera vez, te viera de verdad.

—¿Diluc?—preguntaste, incómoda por su silencio, el que aún no te soltara, y la forma en la que te miraba fijamente.

Él, que no se había dado cuenta de lo que hacía, se aclaró la garganta y dejó ir tu mano, levemente avergonzado. No sabía qué decir, ni si era adecuado intentar consolarte. No eran tan cercanos, al fin y al cabo. Así que decidió no comentar nada.

—Supongo que se cancela el viaje a Sumeru, entonces—suspiró, poniéndose de pie—. Tendremos que pensar en otra cosa.

—¡No! No es necesario—contestaste enfáticamente—. Creo que esto va mucho más allá de mis problemas personales, y, mientras esté con ustedes, dudo que Heath o mi familia puedan hacer mucho. Especialmente considerando que me acompañarán nada más y nada menos que el mismísimo Maestro Diluc del Viñedo del Amanecer, junto a uno de los Capitanes de los Caballeros de Favonius.

Diluc apreció la ligereza con la que lo decías, casi bromeando. Un amago de sonrisa se adivinó en sus labios, que no se nolestó en ocultar.

—Sí, supongo que tienes razón—dijo, acercándose a la salida de la habitación para retirarse—. Partimos mañana, entonces. Intenta dormir.

—Buenas noches—respondiste, limpiándote el resto de las lágrimas que quedaban en tu rostro.

Diluc asintió. Antes de cruzar la puerta, añadió:

—Gracias por contarme.

Enredaderas [ Tú x Diluc / Tú x Kaeya ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora