Capítulo 5

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Aquel día hacia más frío de lo normal, el viento azotaba las ramas de los arboles. Cualquiera que saliera a la calle sin ropa abrigada no podría evitar sentir un escalofrío recorrerle por el cuerpo y tiritar de forma frenética. Quienes no tuviesen techo y abrigos a mano serian lo más desafortunados, ya que en estas condiciones, lo más probable es que no pasarían la noche sin antes terminar congelados.

Para suerte de los hermanos Shabana, su madre no había llegado aquel día, así que podrían pasar la noche sin que tuviesen que preocuparse a donde irían. 

Ume se encontraba en la cocina preparando chocolate caliente (la señora de la panadería le había enseñado una manera para que quedase más rico). Estaba feliz de que ella y su hermano tuviesen algo para tomar aquella noche, quizás no tenían para comer, pero eso no le importaba, le bastaba con el chocolate caliente.

En cuanto a Gyutaro, él estaba pensando en aquella chica. Seguro lo hiso para molestarlo. ¿Tomarle una foto a él?, que chiste más malo, no tenia gracia alguna. Romper esa foto fue la mejor decisión, pero luego...al voltear hacia la dirección de esa chica, ella no se había ido, estaba de rodillas sobre la nieve, recogiendo aquellas mitades, ¿por qué?, ¿por qué seguía con esta broma del mal gusto y se tomaba el tiempo de recoger aquella horrible foto como si fuese lo más importante? Aquello no le conmovió para nada el corazón, al contrario, lo molestó aún más, estaba harto de ella, así que se dio la vuelta y siguió su camino.

Por otro lado, en otra casa de la misma ciudad, se encontraba una chica, quién, con frustración, buscaba una cinta adhesiva. Sobre su cama yacían ambos trozos de aquella fotografía que tanto detestó su amado. Pero a ella no le importaba, tenia planeado unir aquellos dos trozos que tenían tanto significado para ella. Gracias a ese pequeño cuadrado partido por la mitad, había tenido la oportunidad de acercarse a él.

En cuanto encontró la cinta, no tardó en unir ambos trozos para dejar como antes aquella imagen. Con una sonrisa en su juvenil rostro, miró aquella imagen plasmada. Ella quería acercársele a hablarle y poder entablar una conversación con él y así hacerse cercanos, pero, luego de lo sucedido prefería esperar un tiempo para buscar el momento indicado. Sabia que si le mostraba otra foto de él, se volvería a enojar, ya que al parecer no le gustaba su apariencia, así que debía de ser cuidadosa y evitar hacer cosas que lo molestaran. Para ello debería de observarlo con más atención, anotar cada movimiento suyo. Todo lo que hacia era por amor, lo hacia por él, y tarde o temprano se lo haría saber.

...

Los días pasaron con normalidad para Gyutaro y su hermana, su madre aún no se aparecía, así que Ume y él se hacían cargo de la casa. La tranquilidad abundaba en su hogar. Hogar. Aquella palabra era como una melodía para Gyutaro, no necesitaba nada más que estar en casa con su hermana sin que nadie los molestara. Durante esos días que al final se convirtieron en semanas, él ya no sentía estrés, menos podía importarle los comentarios de las personas ajenas. Él se sentía feliz, al fin podía descansar.

También había notado que esa sensación de ser observado había desaparecido. Ya no sentía incomodidad al trabajar. Esto lo alegraba un poco, al fin podía trabajar sin esa sensación de molestia. ¿Quizás su vida al fin podía mejorar?, pensó con ilusión. Aunque pareciese una persona pesimista y sin esperanzas,  él aún mantenía (en el fondo) esperanzas de que su vida pudiese cambiar a mejor.

Luego de terminar la jornada de trabajo, emprendió su camino a casa. 

De camino a casa, se topó con un pequeño cachorro que se le acercaba mientras movía su corta cola. Gyutaro detuvo su paso y se agachó para acariciar a la pequeña criatura. El animal lamió su mano mientras agitaba su cola con felicidad.

-¿Estas solo?-le preguntó el chico sin esperar respuesta alguna-no pareces estar desnutrido-le dijo mientras lo cargaba con sus manos-pero tampoco tienes un collar, así que no debes tener dueño. Seguro le gustaras a Ume.

Antes de poder llevarse al cachorro con él, entre unos arbustos salió un perro junto con otros cachorros parecidos como al que sostenía en brazos. Gyutaro observó aquellos animales para luego fijar su vista en el pequeño que cargaba.

-Con que tenias familia-dijo mientras lo dejaba sobre la nieve.

El animalito, corrió junto a sus hermanos y madre. En cuanto al mayor, solo continuo con su camino.

Al llegar a casa fue recibido por su hermanita, quien, sonriendo lo saludó.

-¿Cómo te fue hoy, hermanito?-le preguntó ella.

-Bien-le respondió con una sonrisa-¿a ti, qué tal tu día en el colegio?

-Mmh...no fui-dijo mientras probaba de la comida que preparaba.

-¿Qué?, ¿por qué no fuiste?-le cuestionó un poco molesto.

-No tenia ganas de ir, quería dormir más tiempo.

-Ume, debes ir, es importante que no faltes a tus clases.

-Lo sé, hermanito, pero es que hace mucho que no podía dormir tranquilamente sin tener que preocuparme por lo que hiciese mamá, ¿no te sientes más tranquilo ahora que solo estamos nosotros en casa?

Gyutaro no pudo decir nada ante esto. Su hermana tenia razón, desde que su madre ya no estaba en casa las cosas habían mejorado para ellos. Aquel ambiente tenso ya no estaba. Todo era calma para los hermanos.

-Pronto comeremos, así que ve a preparar la mesa, por favor-le dijo Ume sin quitar la vista de la comida.

...

-¿Podría entregarle esta carta mañana?-le preguntó t/n con amabilidad.

La señora, dueña de la panadería, tomó la carta entre sus manos.

-Esta bien jovencita, de parte tuya, ¿no?, ¿cuál es tu nombre?

-Mi nombre...no es necesario que se lo diga-respondió la joven.

-¿Esta bien?...-dijo un poco confundida la señora.

-Gracias, ¡que tenga un buen día!, oh, por cierto, ¡volveré mañana!-le dijo t/n para luego ir se.

Espero que lea la carta.

Pensó la joven.

Al día siguiente, Gyutaro llegó al local como era de costumbre.

-Buenos días-le dijo la señora sonriendo con calidez-te llegó una carta.

-¿Una carta?-preguntó el muchacho mirándola con confusión. 

-Ten, te la trajo esa muchacha que el otro día preguntó por ti-dijo extendiéndole la carta.

Él recibió aquella carta con dudas.

¿Qué quiere ahora?

Se preguntó mientras abría aquella carta.


"El interior" (Gyutaroxrayis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora