A la mañana siguiente Ume esperaba ansiosa la llegada del rubio. Intentaba ponerse en pie pero el dolor en su pierna persistía. De todas formas esto no le importaba, ahora debía centrarse en que por fin podría salir de este lugar. Al fin seria libre.
Esperó sentada a que llegasen por ella. El tiempo pasaba, cada minuto era tortuoso. Algunas veces pensaba en que quizás todo era una mentira y nadie vendría por ella. En ningún momento quitó su vista de la puerta. Incluso se aguantó las ganas de ir al baño solo para no perder de vista la puerta. Se mantuvo así que hasta que alguien entró a su habitación. Era uno de esos tipos que la había secuestrado y obligado a estar en este sucio lugar. Ella de inmediato intentó levantarse para ponerse a la defensiva, pero el dolor en su pierna se lo impidió.
-Hola de nuevo, pequeña escoria-le habló el hombre dedicándole una mirada de desagrado.
Ella permaneció en silencio, no quería hablar con uno de los tipos que la lastimó.
-Creo que hoy es tu día de suerte, te irás de aquí. Levántate, te están esperando.
-No puedo caminar, mi pierna sigue delicada-respondió ella con seriedad.
-No me importa, ¿quiéres salir de aquí?, ¿no?, pues gánate tu libertad-luego de decir esto escupió en el suelo-apúrate.
Ume sintió ira. Estos tipos podrían ser unos miserables cuando se les daba la gana.
Sin pensarlo demasiado, se dejó caer al suelo y comenzó arrastrarse. A pesar de no tener fuerza en sus brazos, su cuerpo era ligero, así que no tenia que soportar tanto peso. Aunque el tener una pierna lastimada no le quitaba el hecho de que fuese complicado arrastrarse solo con la fuerza de sus brazos.
El tipo la observó mientras sacaba un pequeño frasco de su chaqueta, el cual contenía licor, y bebió del contenido de este.
-Arrástrate pequeña babosa, ¿no quieres irte?, ¡pues apúrate no tengo todo el día!-le gritó.
Podría decirse que este tipo no había tenido una buena semana. Por diversos problemas, su vida era una mierda, y qué mejor manera de descargar sus frustraciones en una jovencita que nunca le hico algún daño. Debido a su posición se aprovechaba de la situación. Él sabia que había silla de ruedas para Ume, pero no se la pasaría, quería verla arrastrarse por su patética libertad.
Ella continuó arrastrándose siguiendo al tipo.
Mientras tanto, Doma esperaba a que le trajesen a la niña. Se preguntaba por qué demoraban tanto en traérsela. Llevaba bastante tiempo esperando. De pronto, escuchó un estruendo. Era como si alguien se hubiese caído.
-¿Que esta sucediendo?-le preguntó el rubio a la mujer.
-No lo sé, iré a revisar-le dijo esta mientras abría la puerta para llegar al pasillo.
-¿Qué demonios haces?-le preguntó la mujer mirando al sujeto con seriedad.
-La traje, tal y como lo pidieron-dijo este bebiendo alcohol del pequeño frasco.
La pobre niña no había podido bajar las escaleras sin terminar cayendo a mitad de camino. Se había herido la frente, un pequeño rio de sangre caía desde su frente hasta su barbilla, además de haberse golpeado partes del cuerpo. Pero esto no la detuvo, continuo arrastrándose. Quería salir de ahí y volver con su hermano.
-El tipo que la compró esta aquí, ¿sabes en los problemas que me meterás si el tipo este se entera de esto?-le dijo con rabia la mujer.
Pero ya era demasiado tarde, por mera curiosidad, Doma se había asomado para ver lo que había sucedido. Al ver a la pequeña Ume, sintió lastima por ella.
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"El interior" (Gyutaroxrayis)
Fiksi PenggemarAquella chica solía ir a visitarlo, pero él no lo sabia. Ella tenia sentimientos por él, en cuanto a él, ni siquiera sabia de su existencia. Él no era perfecto, pero eso no le importaba a ella, lo querría a pesar de su apariencia.