Capitulo 15

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Luego, una bella chica se asomó de detrás de aquellos grandes almacenes y me miró con sus grandes ojos pardos. Su piel pálida, albina, mostraba las pecas esparcidas por su joven rostro y el color caramelo de sus ojos artísticamente coloreados, resplandeció con la luz del exterior. 
Su cabello alisado y con un color castaño platinado estaba acomodado en capas y caía juguetón sobre sus hombros. Me sonrió, y en sus labios rosados apareció un brillo que parecía ser de algún labial.
- Hola – Me dijo amablemente. 
- Ah… hola.
- Hablas español ¿Verdad? – Preguntó dudosa. Yo solo asentí con la cabeza solo una vez – Genial… entonces, ¿En qué puedo ayudarte? – Me regaló una sonrisa bastante extensa, llena de amabilidad en donde pude distinguir los frenillos en sus dientes; y a pesar de eso, era bastante fina y delicada. 
- Bueno, yo – Tartamudeé – Quería… quiero – Corregí – Revelar algunas fotos – Dije. 
- Oh, claro… Solo ¿Podrías esperarme un poquito? Tengo problemas allá atrás con esa tonta máquina de fotocopiado – Hizo un mohín. 
- Claro – Reí.

Se perdió de mi vista en aquella densa oscuridad detrás de los almacenes de los que antes había salido pero aún podía escuchar con claridad sus refunfuños hacía la maquina. 
- Eres americana ¿Verdad? – Dijo.
- Ehmm, no, de hecho soy de Inglaterra – Intenté adivinar el lugar exacto del que provenía su voz, elevando mi cabeza solo un poco para poder algo – ¿Tu si lo eres? 
- No, pero me encanta el continente. ¿De dónde vienes? 
- Liverpool. 
- ¿En serio? – Saltó de pronto del lado contrario de al que se había metido y me hizo pegar un brinco. 
- Si – Balbuceé. 
- ¡Qué emoción! Siempre he querido ir a Gran Bretaña, pero aún me falta mucho por vivir aquí así qué… – Se encogió de hombros – Me llamo Elizabeth, nombre inglés, ya lo sé – Parloteó poniendo los ojos en blanco – Pero a mis padres les fascina todo lo relacionado con tu país – Me extendió su mano – Por cierto, dime Eli, es que Elizabeth… bueno, como que no me queda – Explicó.
- Un gusto enorme, Eli. Soy _____.
- ¡Qué bonito nombre! Me encanta – Dijo e hizo que me riera, halagada. 
- Gracias. 

Aquella linda chica hizo que el tiempo que esperaba para que mis fotografías fuesen reveladas, se me pasara en un santiamén, platicaba conmigo y me hacía sentir como si me conociera desde hace años, además de que el entusiasmo que aplicaba en casa palabra me hacía sentir cómoda y familiarizada, Blake era casi igual. 
- ¿Quién es el chico lindo de las fotografías? – Me preguntó, mientras sacaba tales papeles del ácido cianhídrico y los colgaba en el lazo con cuidado – ¿Un modelo?
- No – Reí – Es el novio de mi mejor amiga. 
- ¿Y lo tomaste como modelo?
- No exactamente – Respondí.
- Pues, sale en la mayoría de las fotografías – Alzó sus delineadas cejas con gesto de acusación – Y es muy guapo, déjame decirte. 
- ¿Insinúas algo? – Entrecerré mis ojos en ella. 
- No, para nada – Negó con su cabeza rápida e hizo que me riera. 
- Fue un accidente que mi lente captara su rostro, nada más – Expliqué. 
- Está bien, está bien. Yo no dije nada. Pero… ¿Por qué no sale tu amiga? – Acusó indirectamente. 
- Porque ese día solo íbamos él y yo – Murmuré y sus ojos grandes y acusadores se posaron sobre mí con cierta expresión de emoción.
- No es lo que piensas – Manoteé torpemente como diciéndole que parara a sus especulaciones – Blake no pudo llevarme y ofreció a Nicholas, eso es todo. 
- ¿Blake? ¿Nicholas?
- Ah, mi amiga y su novio – Me dio una sonrisa cómplice que de momento no entendí.
. Pero es bastante guapo ¿No? – Insistió.
- Pues, si. La verdad es que lo es.
Sus ojos se posaron discretos sobre mí y pude notar su sonrisa en aquel cuarto oscuro en el que estábamos revelando las fotos, pero no dijo nada. 
Había sido increíble haber socializado con Eli, era el primer día que la conocía y me trataba como si fuéramos amigas de toda la vida, algo que por supuesto, me agradó completamente. 

Decidí comer afuera, algún restaurante pequeño y no tan extravagante como al que Nicholas me había llevado el día anterior, además de que no tenía el capital monetario para pagarme algo así. 
Cuando llegué al departamento, vi algo que me resultó extrañamente perturbador; abrí la puerta justo en el momento equivocado, quizá si me hubiera apurado o tardado dos segundos hubiera sido mejor que llegar en el instante justo en que los labios de Blake se aferraban a los de Nicholas como su fuera una cuerda atada a la otra. Algo golpeó cerca de mi corazón y la fierecilla enloqueció en su pequeña jaula. 
- ¡Perdón! – Dije terriblemente incómoda cuando sus miradas se posaron sobre mí. Algo que jamás me había pasa cuando veía a Blake besar así a Jairo, su ex novio.
- No te preocupes, _____ – Dijo Blake, amable y luego se acercó. Nicholas solo me sonrió – ¿Dónde has estado todo el día, bestia? – Me reí.
- Matando el tiempo – Contesté – Sin ti aquí es muy aburrido – Hice un mohín. 
- ¿Te fuiste a vagar sola por las calles de Venecia? – Abrió sus grandes ojos verdes. 
- No tuve más opciones, tampoco me iba a quedar sentada aquí mirando televisión todo el día. 
- ¿Qué hay en el sobre? – Observó el grueso sobre amarillo que sujetaba en mi mano izquierda, en donde Eli me había entregado las fotos que había revelado. 
No tenía problema alguno en hacerle saber que eran las fotos que había tomado en un día antes, el problema era que no sabía cómo explicarle por qué el rostro de su novio aparecía en la mayoría; tampoco sabía por qué tenía medio de eso. 
- Bue… bueno. Nada importante, fotografías – Me encogí de hombros, nerviosa.
- ¿De las que tomaste ayer? 
- Ajá. 
- ¡Quiero verlas! – Exclamó, entusiasmada. 
Por instinto sujeté el sobre con más fuerza en mi mano, produciendo arruguitas en el sobre y haciéndolo crujir, mientras que mis ojos se abrían como platos. 
- Ehmm… no son muy buenas, Blake – Tartamudeé. 
- ¿Cómo no van a ser buenas si eres una excelente fotógrafa? Anda, muéstramelas – Insistió y quiso arrebatarme el sobre. 
Lo llevé inmediatamente a mi espalda, resguardándolo. ¿Qué me costaba darle el maldito sobre y explicarle que el rostro perfecto de su novio se había fugado en unas cuantas fotos? ¿Qué de malo había en eso? 
- Ehmm… mañana, mañana te las muestro, estoy muy cansada hoy, además, aún tengo que eliminar bastantes, hay muchas que no me gustan – Dije torpemente, sin saber dónde esconderme. 
- Hay algo ahí que no quieres que vea ¿Cierto? – Me miró con gesto acusativo. 
Las manos comenzaron a sudarme y el corazón a latir más acelerado de lo normal. No sabía por qué me sentía como el culpable de un delito en el momento que es interrogado, y a punto de ser descubierto en su fechoría. 
- Sí, claro que lo hay. Fotos horrendas que no quieres ver. Dame un minuto, las ordeno y te las muestro. ¿Está bien? – Musité torpe. 

The Restricted Journal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora