Capitulo 47

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Y ahora allí, la imagen de ellos dos besándose, no se borraba de mi mente y la estaca tampoco de mi corazón; tenía que luchar contra ese recuerdo, ahogarlo en algún agujero de mi mente y así llevarlo al olvido; pero entre más luchaba más perdía y éstos se volvían más nítidos en mi cabeza.
Me dolía bastante y no entendía cómo es que tanto dolor podía caber en mi corazón; aun cuando éste ya no lo soportara, era algo que seguía acumulándose más y más cada vez hasta volver el corazón un órgano pesado y luego lo desplomaba hasta mis pies, dejando así sólo un espacio vacío en la cavidad de mi pecho. Y dolía, dolía bastante.

Había amanecido rogándole a Dios no toparme con Nicholas, hasta ahora, casi medio día, él no había dado señal alguna de vida. Decidí salir, así, si Nicholas me buscaba no me encontraría en el departamento. Apagué también mi celular… solo por si acaso. 
El aire fresco me pegó en la cara, mientras intentaba resguardar mis manos en los bolsillos de mi abrigo. Diciembre ya había llegado y con él el invierno y el frío austral. Caminé por calles que ya no conocía y llegué a lugares familiares en los que había estado antes degustando su comida. 
La tarde se pasó así, pero el dolor del día anterior aun estaba allí, en alguna parte de mi interior, esperando cualquier descuido mío para vencerme. La curiosidad me invadió de pronto al recordar a Blake y en un intento de descifrar ese dilema, prendí mi celular y marqué el número de Connor. 
- ¿Aló? 
- Connor, hola – Musité. 
- Hola, _____. 
- ¿Tienes tiempo para hablar? 
- Claro… ¿Qué pasa? 
- Es lo que quiero saber. Pasa algo con Blake, yo lo sé. La escuché el otro día hablando contigo en la madrugada – Confesé. 
- Oh… – Hubo un silencio después de su exclamación. Los silencios así nunca son buenos. 
- ¿Connor? Si sabes algo, dímelo, por favor – Supliqué. 
- Está preocupada – Dijo, con vos ronca. 
- ¿Preocupada de qué? 
- Oye… ella no es tonta, los cambios en la actitud de Nicholas la lastiman. 
- ¿Qué quieres decir? – Pregunté, estaba al borde de caer en la confusión. 
- Que ella se da cuenta de que Nicholas ya no es lo mismo. De que su cariño parece acabarse y pertenecerle a alguien más. 
Abrí los ojos como platos. 
- ¿Alguien más? – Tragué saliva. 
- Nicholas te presta más atención que a su misma novia, _____. Eso es muy obvio – Dijo, con voz severa. 
- Pero… – No daba crédito a lo que mis oídos escuchaban, aun cuando ya me lo imaginaba – Yo no… – Balbuceé.
- Escucha, ______. Sé que eres una buena persona, sé que serías incapaz de dañar a tu mejor amiga y conozco también a Nicholas, él jamás dañaría intencionalmente a una persona. Pero juntos, parece que se les olvida eso – Dijo frío. 
- Pero yo no…
- Sólo te pido que no la dañes – Me interrumpió – Ella se fue porque le aseguré que no era nada malo, que Nicholas tenía momentos así y la convencí de que ese viaje la relajaría, le dije que no pensara en eso. 
- ¿No le dijiste que…? 
- Por supuesto que no. Pero te suplico, que no le hagan daño, la última vez fueron muy obvios.
- ¿La última vez? 
- El domingo, Blake me dijo que los vio bailando y eso derramó las especulaciones que ella misma se estaba negando en formar. Ella asegura que Nicholas parecía más feliz bailando contigo que… con ella. 
- ¿Qué… qué le dijiste? – Pregunté, con el corazón en pedazos. 
- Que estaba loca, pero ten en cuenta lo que te dije a ti, ______. ¿Qué vale más? ¿Una amistad de casi toda la vida o un amor prohibido? 
Guardé silencio, la respuesta era muy obvia. Blake era como mi hermana. 
- Tengo que colgar – Me avisó – Espero que no hagas nada malo o dejes que suceda algo así. 
- Gracias Connor. 
- No se supone que debía de habértelo dicho, pero Blake me… – Se quedó en silencio. 
- Lo entiendo… gracias – Repetí con el hilo de voz que apenas me salía. 

Trunqué la llamada y al instante, me percaté de que tenía una perdida. Era de Nicholas. El corazón me rogó adolorido que lo ayudara. Sufría, sufría bastante. Apagué el móvil antes de que una llamada volviera a entrar y lo escondí al final de mi bolsa.
Esto estaba muy mal y era una carga que no podía soportar. Caminé queriendo perderme, deseaba tontamente que mis pies se despegaran del cemento y me llevaran volando hasta otro planeta, desaparecer.

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