—Arwen — tan pronto como escuchó su nombre corrió hacia ella. Se puso de rodillas y la tomó de la mano con tanta fuerza, el agarre de su mano era débil.—Me alegra ver que estás bien.
—Debería ser yo quien esté en este estado.
—No digas eso.
Apretó sus dientes.
—Espero que la reina nunca vuelva a tratar de protegerme — trató de que su voz no sonara débil pero falló.
—Te protegeré las veces que sean necesarias, mi niña. Eres la única sucesora del primer trono, no puedo permitir que nada te pase — acarició la mano de su hija con lentitud ya que no tiene tantas fuerzas.—Siempre protegeré a mi familia.
La primera reina una vez se quemó cuando intenso tranquilizar al primer príncipe, ahora su alma está siendo destruida al fingir ser la primera princesa. Siempre está tratando de proteger a su familia, sus tres hijos y su esposo.
—Estaré un tiempo fuera del primer reino — comenzó despacio,— el alma se romperá en poco tiempo, por lo que tendré que ir por ella.
—Nunca has salido del primer reino, dudo mucho que conozcas el camino para salir y tomar un barco — su preocupación era muy notoria, tanto que hizo que Arwen se pusiera un poco nerviosa.— Además, nunca antes una princesa ha estado fuera de su reino mientras que la reina está en cama.
Ella tiene razón, jamás ha salido del primer reino. Fueron pocas las veces en donde quiso salir del palacio e ir a conocer ese reino que sería suyo, debe admitir que en más de una ocasión se perdió.
—Me las arreglaré.
—No te dejaré ir sola.
—Entonces, ¿con quién debería ir?
—Ve con los príncipes.
Frunció su ceño.
No sabe con lo que se puede enfrentar en el camino, por lo que no quiere que los príncipes la acompañen. No quiere poner en riesgo la vida de esos príncipes que parecen ser delicados de pies a cabeza.
Su intención era ir sola a Él reino de las almas, sin importarte qué puedan matarla en el camino.
—Si algo les pasa a los príncipes, los reinos vendrán aquí y exigirán venganza.
La primera reina negó un par de veces.—Ningún reino se atrevería a venir y pedir venganza, somos el primer reino, el más poderoso y el que controla a los demás. Si algo les pasa a los príncipe, revolveríamos ese conflicto de otra manera que no sea una guerra. Además, los príncipes son lo suficientemente fuertes como para proteger su propia vida.
No dudo que sean fuertes, pero parecen tan delicados que eso los hacen débiles.
—Mandaré a un espíritu de fuego para que les comunique a los demás reinos que sus príncipes irán contigo a Él reino de las almas, así estarán al tanto de todo.
Asintió.
—Madre — murmuró en voz baja,— no dejaré que nada te pase.
La primera reina solo la miró durante una cuestión de segundos, ellas en realidad tienen mucho parecido, sus rostros son bellos que parecen haber sido hechas de arcilla, talladas con las manos de las mismas almas sagradas. Las hebras de sus cabellos, tan rojas y brillos as como las mismas llamas del fuego. Esa piel a perlada tan pura y suave, perfecta a simple vista. Labios delgados y rosados.
Todos siempre se sorprenden cada vez que ven a la reina y la princesa juntas, nadie podía decir quién era quien debido a que incluso sus expresiones llegaban a ser las mismas. Pero, desde el accidente la primera reina suele usar una pequeña máscara que cubre la mitad de su rostro, esas quemaduras no suelen verse tanto como antes y cuando su rey dice que sigue viéndose igual de hermosa aún con esas cicatrices, ella se niega a salir de sus aposentos sin la máscara.
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La princesa renacida
FantasyEn su primera vida fue la joven maestra del séptimo príncipe, Círdan. Al enamorarse de él, no pensó que el séptimo rey la asesinaría al acusarla de traición. Durante sus últimos alientos, sucede algo que le da una segunda oportunidad. Renace como la...