Capítulo 16

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Después de que la Alta Alma dejó de ver sobre su vida, en cuestión de segundos volvieron donde mismo. Arwen se sintió mareada pero no dijo nada al respecto.

—Arwen — la voz de la Alta Alma se volvió más seria, tiene su ceño un poco fruncido, no parece enojada, más bien confundida —, cuando tu sello se rompa, serás una persona diferente.

—¿Que quieres decir con eso?

La Alta Alma suspiró.

Se acercó un poco a Arwen, alzó su mano y se inmediato apareció una esfera de luz. Acercó la esfera de luz hacia la marca de camelia que tiene ella en medio de sus clavículas, frunció más su ceño luego de ver algo.

—Los sellos existen por una razón; retener. La persona que te puso este sello lo hizo para evitar que tu alma saliera de tu cuerpo, lo cual es extraño. Hay sellos que se rompen con el paso de los años...— hizo que la esfera de luz desapareciera —, pero el tuyo no...el tuyo no.

—Entonces, existe una posibilidad de que este sello nunca se rompa.

—En tu primera vida...¿hubo algo que notaste extraño?

—¿Extraño?— comenzó a negar.

—Piénsalo bien. ¿Alguien se acercó a ti y te dio algo o te dijo algo que no lograste entender en ese momento?

—No, no recuerdo nada. Hay cosas que no recuerdo con facilidad, solo cuando veo algo idéntico — se sinceró.

—Dijiste, que el séptimo príncipe la había visto ¿no?

Arwen bajó un poco su mirada, comenzó a juguetear con sus dedos.

—Un par de ocasiones — cerró sus ojos por un momento, tratando de recodar un poco más sobre su primera vida —. Creo que, la primera vez que vio la marca él se sorprendió, creo, no estoy segura.

—¿Tienes una idea por qué pudo haberse sorprendido?

—No lo...sé.

—Un sello que no te permite morir y que se niega a que otros vean sobre tu vida, sobre tus padres. Hay un gran misterio en ti, primera princesa.

—¡Oh!, el séptimo rey se sorprendió cuando la vio. Incluso se podría decir que tenía miedo en sus ojos.

La Alta Alma acarició un poco su cabello, toda esta situación comenzaba a darle un gran dolor de cabeza. Miró de nuevo la marca de la princesa, vio cómo está seguía en un tono rosado fuerte, lo cual lo hizo ponerse a pensar un poco. Llegó a una gran conclusión, pero decidió guardarse esas palabras para sí misma.

—Hace tiempo vino un príncipe no heredero a nuestro reino — comenzó despacio —, armó todo un alboroto ese día. Tuvimos que echarlo porque poco mata a una de las Altas Almas.

—¿Las Altas Almas pueden morir? ¿Que no están muertas ya?

La Alta Alma le dio un golpe en la frente.

—Calla de una vez. Este príncipe...no, creo que era un rey — se dio leves golpes en su cabeza para tratar de recordar —. Los años hacen que me olviden de las cosas. Oh, ya. Fue un joven que se auto proclamó rey.

—No he escuchando de nadie que se haya autoproclamado rey — fruncir su ceño.

—Sucedió hace algunos años, no es de importancia.

Estaba a punto de decir algo, pero la Alta Alma la calló en seguida.

Comenzó a dar laves pasos a su alrededor, moviendo su flauta entre sus dedos como si estuviera jugando con ella. Parecía estar pensado en algo sumamente importante, ya que se quedó callada y con la mirada perdida. Luego de unos cuantos segundos, alzó su mirada y habló.

La princesa renacida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora