[04. Revelación]

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—Por favor, por favor no le haga daño a mi niño

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—Por favor, por favor no le haga daño a mi niño... —suplicó la mujer de rodillas, llorando desconsoladamente.

Galactic queen sonrió de medio lado, mirando fijamente al pequeño que tenía frente a ella, éste temblaba de miedo ante el semblante lleno de dominancia que mantenía la mujer.

—¿Escuchas a tu madre, niñito? Ella quiere que no te haga daño. —habló con cinismo— Pero, lamentablemente yo no puedo permitir que gente insolente como tú sobreviva, podría hacer una excepción si te disculpas.

El niño se mantuvo en silencio.

—Adelante, DISCÚLPATE.

Para su sorpresa y peor enojo, el pequeño le escupió en el rostro, provocando que sus ojos se tornaran oscuros.

—¡Maldito niño insolente! ¡Ahora tendrás las consecuencias de irrespetar a tu reina!

Sin pensarlo demasiado, creo una espada cósmica y en un acto veloz, le cortó la cabeza.

—¡NOOOOOO! ¡NO, MI NIÑO, NO! —exclamó la madre entre lágrimas.

—Cómansela a ella y al cuerpo muerto de su hijo. —ordenó a sus soldados, limpiándose la sangre que le había salpicado.

Se giró hacia su nave, escuchando los macabros sonidos de sus soldados comiéndose a la mujer viva.

—¡Mierda! —jadeó, levantándose de golpe— ¡Mierda!

Inmediatamente comenzó a llorar, abrazándose a sí misma mientras temblaba.

No importaba cuánto intentara olvidar, sus traumas siempre le iban a recordar lo que había hecho.

—¡___! —Strange abrió la puerta de golpe, llegando velozmente a la cama— ¡Respira!

No podía dejar de llorar, su pecho subía y bajaba constantemente, su vista estaba nublada, al igual que su respiración muy agitada.

—N-no puedo...

—Sí puedes, respira conmigo.

Delicadamente, Stephen tomó el mentón de la mujer, haciendo que lo mirara, después procedió a hacerle ejercicios de respiración, para que de esa forma pudiera calmarse, lo cual sucedió unos largos minutos después.

—¿Mejor?

Ella asintió.

—Sí, gracias...

Ambos mantuvieron las miradas fijas el uno del otro, hasta que él rompió el silencio de nuevo.

—Realmente no estás bien, ¿verdad?

Sus ojos se cristalizaron de nuevo.

—No, no lo estoy.

—___, está bien no estar bien a veces.

La castaña soltó una risa rota.

—Pero, ¿cuándo podré estar completamente bien? —sorbió la nariz— ¿Cuándo desaparecerá el dolor?

El hechicero la abrazó por el hombro, pegándola más a él.

—A veces el dolor no desaparece, y no es algo que sea precisamente malo. Puedes vivir con ese dolor, sólo tienes que saber cómo equilibrarlo.

—No sé cómo hacerlo...

—En algún momento encontrarás la forma, sólo ten paciencia. —sobó su brazo— Yo estaré aquí contigo, te apoyaré y te cuidaré.

La Stark esbozó una media sonrisa.

—Me recuerdas a mi papá.

Él le sonrió de vuelta.

—Me gustaría ser padre de una mujer tan valiente como tú.

—Oh, qué tierno estás hoy. —lo abrazó de vuelta.

Se quedaron juntos unas horas más, y tal vez en alguna parte del cielo, Tony Stark veía la escena con ternura, feliz de que su pequeña tuviera alguien que la cuidara así como él siempre la cuidó.

...

Complejo de los vengadores, al día siguiente.

Natasha y Steve bajaron las escaleras con prisa ante el insistente llamado de Sharon por el comunicador, llegando hasta la sala donde se encontró con la misma.

—¿Qué ocurre? —ella se cruzó de brazos— ¿Por qué tanta urgencia?

—Van a creer que estoy loca, pero creo que he encontrado a ___.

La pelirroja frunció el ceño, el capitán soltó una risa amarga.

—No creo que sea bueno bromear con eso, Sharon.

—Mucho menos cuando sabes cómo estamos todos con su muerte.

—Agradece que su esposo se marchó ayer, de no ser así te hubiera clavado una de sus dagas.

—No estoy bromeando. —dijo seria, extendiendo el brazo para mostrar un holograma de su reloj digital.

Los amigos quedaron de una pieza al ver el holograma frente a ellos.

Cabello castaño.

Ojos avellana.

Piel blanca.

Cejas gruesas y definidas.

Pestañadas largas y tupidas.

Labios rellenos y rosados.

Nariz pequeña y respingada.

No, no podía ser ella.

—¿D-de dónde salió esa foto?

—Ayer fui a la cafetería y una mujer llamó mi atención, en cuánto entré ella se tornó totalmente nerviosa y tensa, intentaba cubrirse el rostro constantemente... —contó— En cuánto habló, reconocí esa voz al instante, supe que era ella; y en cuánto descubrió su rostro, tuve la oportunidad de tomarle esa fotografía.

No era posible.

___ no podía haber fingido su muerte otra vez.

Rogers sintió las lágrimas en su rostro.

—No puede ser, simplemente no pudo hacerlo.

—Lo hizo, Steve... —susurró Nat— Y lleva un año oculta de nosotros.

—Pero, ¿por qué? Somos su familia.

—Sharon, ¿sabes a dónde fue?

—Lo sé, la seguí hasta donde llegó.

—Llévanos con ella. —demandó el rubio, con una lágrima resbalando por su rostro.

Siempre volveremos [loki y tú - temporada final]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora