Siempre volveremos [loki y tú - temporada final]

[30. Juntos]

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De pronto, un carraspeo las hizo girar.

—Disculpe, hermosa dama. —dijo Loki, extendiendo su mano hacia ella, mientras en la otra mantenía una vela— ¿Me permite un baile?

Ella sonrió, tomando la mano de su esposo.

—Por supuesto.

En ese momento sintió un deja vú con la escena de ambos dirigiéndose hacia la pista de baile, mientras el dios tenía la vela en su mano.

*Recuerdos*

—¿Para qué es esto?

—Querida, esto es para el baile con tu pareja, es una vela mágica, cuando comience la danza, si esta se enciende, significa que tú y él... —señaló a Loki, quien estaba hablando con un anciano a lo lejos— Están destinados a ser.

¿Seguirán Loki y ella destinados a estar juntos? ¿O los acontecimientos que ocurrieron habrían cambiado las cosas?

El ojiazul tomó su otra mano para que sostuviera la vela junto a él, mientras posaba la otra en la cintura de la chica y ella hacía lo propio en su hombro, allí una melodía lenta y romántica comenzó a cortesía del señor Ron, ambos se miraron fijamente comenzando a danzar al compás de la música.

Y tal como la primera vez, ese momento se sintió como si nadie más existiera, sólo ellos dos en su propio universo.

—Te siento algo nerviosa. —murmuró el sonriendo ladeadamente.

Ella le devolvió la sonrisa, soltando un pequeño suspiro.

—Sólo estoy esperando que las cosas no hayan cambiado.

Dieron una vuelta, en lo que el dios soltaba una pequeña risa.

—Tú y yo nunca cambiaremos, mi amor.

Gracias a esas palabras se sintió más confiada, por lo cual se permitió relajarse y continuar danzando al ritmo de la melodía, recargando su cabeza en el pecho del pelinegro, quien no dudó en plantar un beso en su cabeza.

Al cabo de unos minutos la música acabó, así que pararon de danzar, ambos dirigieron su mirada a la vela, la cual se había prendido mágicamente de nuevo, volviendo a confirmarles lo que ya de por sí era obvio.

Estaban destinados a ser para siempre.

Él la tomó del mentón, haciendo que lo mirara fijamente, mientras sus ojos brillaban en amor, alegría y seguridad.

—Tú eres mi camino, no importa cuántas peleas, enemigos o problemas tengamos que soportar, porque sé que al final del día siempre volveremos al otro.

A la castaña se le cristalizaron los ojos y sin pensarlo demasiado, aproximó a su rostro para besar sus labios con puro amor.

...

Al anochecer.

Se despidieron de los demás entre besos y abrazos, también con algunos regalos por su regreso, así volvieron a su cabaña en un tranquilo silencio.

—¿Te divertiste? —le preguntó con una cálida sonrisa.

Ella efectuó el mismo gesto, asintiendo.

—Fue muy grato volver a verlos a todos.

—Así es.

Abrieron la puerta, cerrándola tras de sí, subiendo las escaleras y entrando finalmente a la cabaña, sin embargo, ella cerró la puerta, sino que dejó los presentes en la mesa para luego volver a salir de la cabaña, ante la atenta mirada de Loki.

Observó como ésta se deshizo de sus prendas, quedando únicamente en una tanga color verde que delineaba finamente su trasero, inevitablemente tragó hondo al notar como ella lo miró por encima de su hombro con una sonrisa ladeada.

¿Cómo es que esa mujer podía hacerle perder los sentidos en tan sólo un segundo?

Se dirigió al jardín a paso lento, observando como ella se refrescaba en el lago, nadando por sus alrededores hasta llegar a la cascada, donde volvió a mirarlo.

—¿No quieres venir?

Sin dudarlo, se deshizo de sus prendas quedando únicamente en bóxers, lanzándose hacia el lago para nadar hacia ella, llegando a su lado al cabo de unos segundos.

—Nunca entenderé esa costumbre tan extraña que tienes de nadar en la noche. —sonrió, tomándola por los muslos.

—Pero te gusta. —posó sus manos en sus hombros, pegándose a él.

Avanzaron por el agua en medio de caricias alrededor de sus cuerpos mojados, miradas brillosas y suaves besos.

—Loki, sabes que no podemos quedarnos aquí para siempre, debemos volver a la realidad.

—Lo sé, linda, lo sé.

Ambos suspiraron.

—Sólo quiero decirte que no importa lo que haya que afrontar, quiero hacerlo contigo —le tomó el rostro— Sin mentiras, sin secretos, sabrás todo lo que quieras, porque estoy cansada del temor y la desconfianza.

—Yo también lo estoy, mi lady, te prometo que no habrá más secretos, aún así se venga el mundo encima, sólo habrá sinceridad.

—Afrontaremos esto juntos, mi amor.

—Y triunfaremos, cueste lo que cueste.

Tal vez su amor pueda ser más fuerte que la obsesión de Karun.

O tal vez ella sea más poderosa que su amor.