•Capítulo especial I•

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Traumas y depresión

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Traumas y depresión.

Dos meses después de la derrota de Mephisto.

Se mojó la cara con agua, respirando profundo para evitar llorar más, los últimos dos meses habían sido caóticos, dolorosos y muy difíciles.

Se miró al espejo, observando fijamente su reflejo, detallando su cabello castaño, sus ojos cafés, su piel blanca; en medio de sus lágrimas, intentó esbozar una de sus características sonrisas dulces, sin embargo, cuando menos lo esperó, el espejo reflejó su apariencia de Galactic queen, con esos ojos plateados, esa sonrisa macabra y aquella armadura dorada llena de sangre.

Sangre de las millones de personas que asesinó.

—Está eres tú, una asesina. —habló el reflejo con burla.

La mujer negó repetidas veces con la cabeza, con el cuerpo temblándole y los ojos llorosos.

—No es verdad, no lo soy.

—¡Sí lo eres! ¡Eres un monstruo! ¡Asesinaste a esos inocentes sólo por el poder! ¡Lo disfrutaste!

—¡No! ¡No soy Galaxia! ¡Soy ___ Stark!

—¡Mételo en tu cabeza, niña tonta! ¡___ Stark ya no existe más!

Soltó un grito, tomándose la cabeza con fuerza, a la vez que estampaba la misma contra el vidrio del espejo de una forma muy violenta, provocando que este se rompiera y cortara un extremo de su frente.

—¿___? —dijo Strange, tocando la puerta del baño— ¿Está todo bien?

Ella no respondió, ya que se tumbó al suelo, con la sangre brotando por su rostro, mientras mantenía la vista fija en los trozos de vidrio, a los pocos segundos tomó uno, girándolo entre sus dedos, con su cabeza comenzando a traginar de nuevo.

"Anda, hazlo, mátate"

"Nadie te va a extrañar, todos piensan que estás muerta, ¿por qué no hacerlo realidad"

"No mereces estar viva después de todo lo que hiciste"

Parpadeó lentamente, sin despegar la vista del vidrio.

Sólo sería un momento de dolor, luego acabaría.

No más pesadillas, no más dolores, no más traumas.

En un movimiento rápido, se enterró el vidrio en la vena, sintiendo instantáneamente como todo dio vueltas a su alrededor, incluso la voz de Strange se escuchaba lejana.

Finalmente, todo acabaría.

La puerta se abrió de un golpe, mostrando a un afanado Stephen viendo el destrozado lugar lleno de sangre, al igual que a la Stark agonizando en el suelo.

—¡___!

Pero continuó sin responder, ya que finalmente sus ojos se habían cerrado.

...

Cinco meses después.

El hechicero supremo caminó hacia la habitación de la ojicafé, manteniendo un té en sus manos para entregárselo a la misma, había sido un tiempo difícil después de su fallido intento de suicidio, de milagro había logrado salvarla, cosa que no fue agradecida por ella, recalcándole repetidas veces que quería morir y él no se lo permitió.

Se había enclaustrado en su habitación, apenas comía —lamentablemente, había desarrollado un transtorno alimenticio, implicando que todo lo que comía, lo vomitaría inmediatamente— dormía muy poco, lloraba constantemente e incluso había empezado a perder aún más la cordura, hablaba ella sola repitiéndose el asco de persona que era, haciéndose comentarios degradantes e incluso haciéndose pasar por sus amigos del pasado al usar su poder, recordándose lo que había hecho.

Abrió la puerta sigilosamente, mirando a su alrededor, donde encontró a la mujer sentada en el marco de la ventana, observando hacia la ciudad mientras el viento le movía el pelo.

Eso era una de las pocas cosas que la mantenían tranquila.

—Hola, ___.

Ella giró el rostro, mostrándose horriblemente pálida, con ojeras oscuras, ojos muy rojos, sus labios agrietados, cabello desorganizado, ropa holgada y algunas cortadas superficiales en sus muñecas.

Estaba tan deprimida que ni siquiera podía esforzarse en si acaso arreglarse un poco.

—¿Por qué te esfuerzas en traerme cosas? Sabes que volveré a vomitarlas después. —murmuró, volviéndole a dar la espalda.

—Al menos podrías hacer el intento, has adelgazado durante estas últimas semanas y no en el buen sentido.

Se encogió de hombros, sin prestarle mucha atención a sus palabras.

—¿Por qué no me dejas morir?

—Las cosas no se solucionarán de ese modo, linda.

—Pero merezco morir, soy una mala persona.

Él negó con la cabeza, dejando la taza de té a un lado, para sentarse junto a ella en la ventana.

—Eres una buena persona a la que lamentablemente le han sucedido cosas muy malas.

—Pero si me han sucedido, es porque las merezco.

—No las mereces, es por eso que quiero que vivas, para que te des cuenta de que no hay más Galaxia maníaca, sino sólo ___ dulce y amable.

—Ya no soy más esa persona.

—Pero tampoco eres la otra. —arqueó las cejas y apretó los labios— Todo es oscuro ahora, pero luego volverá a existir la luz, sólo confía en mí y déjame ayudarte.

La castaña suspiró, asintiendo lentamente.

—Lo intentaré.

—¿Eso significa que te darás una ducha? Apestas horrible.

Aquel comentario, logró sacar una leve risa en la mujer, quien sintió algo que hace mucho tiempo no tenía.

Esperanza.

Siempre volveremos [loki y tú - temporada final]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora