Narra Loki.
Entro a la habitación, te encuentro en medio de la oscuridad observando el techo, tal vez preguntándote miles de cosas al mismo tiempo, evitando que tu mente descanse un mísero momento.
A veces nuestro mayor enemigo son nuestros propios pensamientos.
Sientes mi presencia, por lo cual inclinas tu cuerpo hacia adelante, mirándome fijamente de una forma especial, logrando así activar todos mis sentidos, devolviéndome a la vida con tus preciosos ojos cafés claros.
Te doy una media sonrisa, girando mi cabeza hacia la ventana, notando cómo las gotas de lluvia empiezan a caer, dándole al ambiente ese aire frío y húmedo que tanto te gustaba para tenerlo de excusa y así quedarte en la cama todo el día.
Claramente, yo siempre te acompañaba.
Te pones de pie, asomando tu cuerpo hacia la ventana, observando frente al frío vidrio el precioso jardín que tanto te habías esmerado en cuidar, fijándote en cada detalle del césped, las flores, incluso de los insectos que de vez en cuando aparecían por allí.
Siempre has sido tan cuidadosa con todo y todos, menos contigo misma.
Vuelves a mirarme, sonriéndome cálidamente a través de la luz tenúe de la luna que se asoma, haciendo brillar tu cuerpo de esa manera tan espectacular, tan misteriosa y tan sensual.
De pronto, tus manos pasan por tu cabello despeinándolo, al mismo tiempo que tu vestido se va resbalando por tu cuerpo, y desde la oscuridad, yo admiro cada parte de ti, cada marca, cada movimiento, cada sentimiento.
[+18]
Te aproximas a mí, sentándome delicadamente al borde de la cama, mientras te sientas en mi regazo y me permites acariciar esa fina cintura en lo que terminas de quitarte lo que queda de ropa, estás desvistiéndote frente a mí, mostrándome cada átomo de tu cuerpo al que he amado, me siento en el paraíso.
Tú eres mi paraíso.
Con mi magia retiro mis propias prendas, para así recostarme en la cama deleitándome con tu desnudez, con esa figura extravagante y esos ojos bellamente deslumbrantes.
Esto no es un sueño, estás aquí conmigo, eres real.
Giro nuestros cuerpos delicadamente, posicionándome encima de ti, mientras mis manos recorren todo tu pequeño cuerpo, acariciándolo de una forma tan delicada que no puedes evitar cerrar los ojos ante el suave tacto.
Ninguno de los dos necesita decir algo, nuestros ojos lo dicen todo.
Yo te necesito, tú me necesitas.
Y en este momento nada más importa, sólo tú y yo, en esta habitación, en esta noche y en esta vida.
Paso mi mano debajo de ti, colocándola en tu espalda para alzarte levemente y así poder besar tus pechos con delicadeza, subiendo por tu cuello, dejando un rastro por tu encantador cuerpo, mientras tú disfrutas de esta fantasía.
Finalmente, capturo tus labios en un beso apasionado, tu lengua mezclándose con la mía es todo lo que necesito para sentirme de nuevo con vida.
Los años de sufrimiento no eran nada importante mientras pudiera recompensarlos con tu sabor.
Mis manos se dirigen a tus caderas para tirar de ellas, de forma que pudieras quedar lo más cerca posible de mí, ambos nos miramos fijamente, y tú me diste una preciosa sonrisa ladeada, lo cual fue suficiente para que me adentrara lentamente en ti.
Sueltas un grito ahogado, tirando de mi cabello para informarme de lo mucho que lo estás disfrutando, empecé a moverme rítmicamente, escuchando un par de gemidos de tu parte, aquellos que siempre han sido gloria para mis oídos.
Beso tu piel con devoción, lamiendo alrededor de tus pechos, metiendo uno de ellos a mi boca, haciendo así que arquearas tu espalda, consiguiendo que el me adentrara más en ti.
Y me gusta, se siente demasiado bien.
Pero sólo si es contigo, bella mujer.
La noche, nuestros cuerpos juntos, tus gemidos en la habitación, el sabor de tu piel y los arañazos en mi espalda son la combinación perfecta.
Tu interior se contrae, indicándome que estás a punto de llegar al clímax de nuestro encuentro, busco acomodarte mejor para tocar ese punto dulce dentro de ti que te hace perder los estribos, al final, lo consigo, y después de un par de estocadas, ambos terminamos corriéndonos al mismo tiempo.
Me doy la vuelta abrazado a tu cintura, te miro fijamente mientras intento recuperar mi respiración normal, por algún motivo, el miedo se ha incrustado en mi pecho y tú lo notas, porque al instante pasaste tu suave mano por mi rostro, dejando un dulce beso en mis labios.
—Duerme... —susurras en un tono pacífico— Estaré aquí cuando despiertes, estaré aquí siempre.
Esas eran las palabras que deseaba oír salir de ti, las que tranquilizaron mi corazón y lograron que cerrara los ojos sintiéndome en paz.
Porque eso era lo único que deseaba, que te quedaras conmigo para siempre.
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Siempre volveremos [loki y tú - temporada final]
FanfictionDespués de que la hija de Tony se sacrificara para salvar a sus seres amados, consiguió sobrevivir de su trágico destino, sin embargo, decidió mantenerse oculta por un largo tiempo, sabiendo que sus problemas aún no habían terminado. Pero no podría...