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La casa estaba empezando a decaer, cada parte de ella caía, siendo así simple cuestión de tiempo para que terminara hecha pedazos.

Su casa.

Camilo empezó a sentirse débil, extraño y demás sentimientos que no podía describir con tan sólo palabras. Su puerta se apagaba, quedando completamente oscura y vacía. Corría tratando de ayudar a los demás, pero sus poderes no estaban funcionando como deberían.

En cuanto todo estaba derrumbado, no pudo evitar sentirse tan extrañamente triste. Sentía que podía desmayarse justo ahí, pues el mareo que sintió por la presión y el poco tiempo que tuvo para asimilar las cosas le estaba dejando débil.

Y cuando sintió que estaba apunto de caer al suelo, alguien lo sostuvo entre brazos delicadamente, con un toque tan suave, como si fuera de cristal. O una especie de princesa en peligro que era rescatada por el caballeroso príncipe.

Sus ojos verdes se toparon con aquellos azules tan cálidos y brillantes. Sentía que podía permanecer así, junto a él durante toda su vida y las que siguen, sin importar qué. Ese sentimiento cálido era tan...

Hermoso.

Su madre no tenía la fuerza como para controlar su don, así que una llovizna terminó cayendo sobre los presentes. La mayoría buscaron un refugio entre las paredes aún no tan quebradas de la que solía ser su casa.

Camilo fue cargado hacia un lugar un poco más alejado, bajo un árbol que los cubría del agua, y un rubio que lo abrazaba con fuerza, brindándole un poco de calor corporal, para así hacer el intento de que el clima no le afecte al Madrigal.

El aroma a petricor, el sonido de la lluvia, la luz tenue de la luna y la abrazadora sensación de estar en los brazos de la persona a la que quieres. Era algo tan hermosamente pulcro, que le costaba creer que un poco de eso era real.

...

-¡Mirabel!

La familia se encargó de inmediato de buscar a la chica que había desaparecido tan pronto la lluvia los obligó a refugiarse. No había ni un sólo rastro de ella y Julieta estaba empezando a preocuparse. Ya había amanecido y la lluvia había parado, así que podían buscar libremente sin ningún problema. El cielo se veía despejado y el frío había sido remplazado por un clima fresco.

Isabela ayudaba en lo que podía, buscando a su hermana por los alrededores, pero sintiéndose preocupada al no recibir señal o respuesta alguna a sus llamados. Camilo buscaba junto al pelirubio por una zona alejada, yendo hacia las montañas. Por el camino comían alguna fruta que vieran mientras cumplían con su objetivo, llamando a Mirabel en voz alta.

Sonrieron triunfantes y suspiraron aliviados al ver a la Madrigal sentada a lo lejos, con la cabeza gacha y el rostro entre sus rodillas. Pero decidieron parar al ver que la señora Alma se dirigía hacia el mismo sitio.

Viendo desde lejos, les dejaron un momento a solas para arreglar sus problemas e indiferencias.

Camilo fue guiado por ____ hacia un lugar a unos cuantos metros de distancia, donde había un árbol de manzanas. El mayor le pidió que se quedara ahí mientras él subía a por unas, pasándolas al menor para que comiera.

El Madrigal se sentó a un lado, apoyando su espalda en el árbol mientras comía de la fruta roja que el mayor había conseguido para él. Dando pequeños mordiscos y sintiéndose mucho mejor gracias al buen sabor de la manzana.

-¿Te gusta?

Bajó del árbol, cayendo sobre sus pies, para segundos después sentarse frente al colocho. La sombra del árbol les cubría del sol de la mañana, que aunque no estaba muy fuerte si era algo molesto. -Mhm -asintió mientras hacía un leve sonido con su boca.

Asintiendo, el mayor agarró con su zurda una de las manzanas, y abriendo su boca levemente, terminó por clavar sus dientes en la fruta. La cual después masticó y tragó lentamente.

-Sabe horrible.

Hizo una mueca de disgusto, mientras terminaba dejando la manzana alejada de su vista. El Madrigal se sintió ofendido y, antes de poder quejarse, diciendo lo mucho que no sabía apreciar una buena manzana, alguien más habló.

-¡¿Bruno?!

Ambos chicos corrieron hacia el lugar de donde vino el grito, para terminar encontrándose con una Pepa muy asombrada al ver a ese hermano suyo que supuestamente había huido hace mucho tiempo.

Bruno simplemente sonrió nervioso, llevando su mano hacia la parte trasera de su cuello, mientras miraba hacia el suelo, y por medio de titubeos, dijo. - Hola, hermanita... Volví.

...

Luego de que la señora Alma se haya disculpado con su familia por haberles hecho tanto daño durante todo ese tiempo, todos decidieron dejar ese tema de lado, mientras le pedían a Mirabel que sostuviera ella el pomo de la puerta. Con un poco de nervios, se acercó hacia la puerta. Su hermana mayor le veía con una sonrisa en su rostro, tan dulce, que su miedo desapareció rápidamente.

Sostenido por entre sus manos la manija, que luego rotó hacia un lado. Dicha puerta no tardó en brillar, iluminando el lugar, para que después la casa dejara de ser sólo un par de escombros.

Y con un detalle muy bonito en la casa, en donde se veía a toda la familia Madrigal unida, terminaron celebrando felices. Ahora Mirabel podía ser un verdadero miembro de la familia...

...

El Ainsworth se dirigía hacia su casa, donde probablemente su madre le estaba esperando para que tomara su desayuno, que era ahora en realidad su almuerzo. Suspirando, entró hacia el lugar, viendo la sala vacía. Siendo así, se dispuso a caminar hacia el comedor, donde podía escuchar leves murmullos, que mientras caminaba pasaron a ser más fuertes.

Viendo hacia el frente, y con el ceño fruncido, observó completamente confuso lo que sucedía.

Su abuela le veía, con esa expresión de seriedad en su rostro, haciéndole sentir incómodo de inmediato, cosa que le hizo tragar con fuerza. Mariano no estaba presente y por último, su madre.

-____, cariño. Tenemos que hablar...

Con lágrimas cayendo por su rostro, los ojos hinchados, demostrando que probablemente había estado llorando. Con las manos en el pecho y una sonrisa triste en sus labios, su madre le susurró.

Algo simplemente... No estaba bien.

𝖙𝖗𝖚𝖊 𝖑𝖔𝖛𝖊 | ᵐ! ʳᵉᵃᵈᵉʳ ˣ ᶜᵃᵐⁱˡᵒ ᵐᵃᵈʳⁱᵍᵃˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora