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Ambos se dirigían hacia la casa de su familia, donde pasarían ahí la hora del almuerzo y luego saldrían a dar un paseo. Esas eran las órdenes de su abuela. Caminaban en silencio, ninguno decía palabra alguna y, a pesar de eso, el silencio era muy cómodo. Ninguno de los dos tenía algo que decir y estaban de acuerdo en que no había ningún problema con eso.

El clima era fresco ese día y el viento era leve, no llegando a ser molesto. Ver a las personas del pueblo fuera de sus casas mientras hacían sus deberes le daba un ambiente acogedor al lugar.

Al llegar a la entrada de la casa, ambos chicos fueron recibidos por un cachorro muy alegre, con la cola moviéndose de un lado a otro. Acarició su cabeza levemente, y con una sonrisa le decía palabras dulces. La azabache se adentró en lo que el rubio seguía repartiendo caricias en el perrito. Y entonces, observando al canino, terminó por decidir qué nombre sería el correcto para un perro como él.

...

Sin duda, el ambiente ahora sí era incómodo.

Siempre lo mismo, ninguno decía nada y sólo permanecían en silencio, esperando a que alguien tratara de hacer algo para romper tal tensión. Aunque, como era de esperarse, eso no sucedió, y es que nadie tenía el valor para hacerlo.

Sabía que su abuela estaba enfadada con él, después de todo, había huido a altas horas de la noche y igualmente optado por dormir en casa de alguien más. Pero no era eso lo que le ponía de mal humor exactamente, pues no era algo nuevo en ____ escapar de casa y regresar hasta días después.

Él sabía que su abuela era consciente de que con quien había estado esa noche era su interés romántico. Alguien que, según ella, podía estar estorbando en sus planes de unir a ambas familias. Y a ____ eso no le podía chupar más una poronga.

Volteando a su alrededor, vio a la azabache a su lado, que no había tocado la comida aún, viéndose incluso hasta pensativa y algo decaída. Y la madre de Anna parecía estar de mal humor por ello. Luego observó a su propia madre; con quien no había hablado aún desde el día anterior, con esa expresión lánguida, pareciendo estar obligada a estar ahí, algo que en realidad sí era cierto. A su abuela; con la misma expresión gélida de siempre.

Estaba exageradamente harto de esta situación tan innecesaria y hasta estúpida. Y si había algo que podía ponerle de mal humor era el hecho de que se entrometieran en sus propios asuntos. Y en eso es que habían cruzado la raya. Carraspeó, viendo después que su intento de llamar la atención de todos los presentes había funcionado perfectamente. -Realmente lo siento, pero no deseo casarme con Anna.

Exclamó así, sin rodeos.

Y justo aquí es donde inicia todo el revuelo.

-____, déjate de bromas -exclamó su abuela.

Viendo incluso hasta divertida esta situación, dirigió su mirada a la Gómez, sonriendo a propósito como siempre solía hacer cuando quería molestarla. Mientras lo demás parecían estar en completo shock. Luego habló Anna. -Madre... Yo igualmente no estoy de acuerdo con este matrimonio..

Y entonces el almuerzo se convirtió en un caos total. Todos los presentes poniéndose de pie para iniciar un debate acerca de lo sucedido, cada quien dando su opinión como habían deseado desde un principio. El rubio permaneció en su sitio, observando la comida mientras daba pequeños bocados a ella, viéndose no muy interesado en las palabras de su abuela hacia él, quien simplemente buscaba regañarle.

Finalmente, ella se puso de pie frente a los demás. Y levantando la voz, de su boca salieron las palabras que terminarían por ser la gota que rebalsó el vaso. -Esto es suficiente, ____. Simplemente no puedo soportar esto.

-Madre... Por favor.. -habló por primera vez Rosa.

-Tu comportamiento ha cruzado la línea, no eres nada más que un muchacho inútil, sólo traes problemas a esta casa desde el día en el que viniste. No has hecho nada para ayudar a tu madre, eres sólo una carga para ella y nosotros desde el día en que tu padre vino a este lugar contigo -continuó diciendo. -Y luego de su muerte, todo fue más difícil para mi hija, ¿que acaso no ves el daño que haces con tu sola existencia?, hemos estado esperando el día en que te vayas desde la muerte de Zack.

La familia Rodríguez calló, siendo ajena a este nuevo tema al que ellos simplemente no pertenecían. Dándose cuenta de ello, se sentaron de nuevo y sin decir ni una sola palabra, esperaron pacientes a los demás terminar.

El rubio estalló en ira, poniéndose entonces él de pie y viendo a su abuela con rencor puro. Al igual que hizo su madre, quien por primera vez después de tanto rato exclamó las palabras que tanto había deseado soltar.

-Madre, no puedo permitir que hables así de mi hijo y de mi difunto esposo.

-Es mejor que calles como siempre lo has hecho, Rosa -dijo. -¿O es que acaso olvidas lo mucho que te hemos apoyado después de la muerte de ese hombre, que sólo desdicha trajo a esta familia?

Su mirada, con ese desdén que nunca pudo imaginar.

-¿Apoyarme? -titubeó. -Fuiste tú quien me abandonó y negó mi existencia en cuanto pudiste. Y quien estuvo ahí para mí, fue ese hombre que tanto odias a pesar de que ya no está en este mundo. No puedo permitir que hables así del hijo que con tanto amor he cuidado, sólo porque así lo deseas.

Con lágrimas en sus ojos, y aferrándose a su propio hijo, soltó lo que tanto había estado reteniendo en lo más profundo de su ser. Observando a su madre con tanto odio que nadie creyó existía.

La señora Gómez no se hecho atrás y estuvo a punto de soltar más palabras de odio hacia las personas frente a ella.

-Ya fue esto demasiado, madre. A este punto, no eres consciente de lo que dices -habló. -Yo me casaré con Dolores, a quien de verdad amo, así que no necesitas arrastrar a mi hermana y a ____ a este matrimonio que nadie desea. Y no permitiré que hagas infeliz la vida de mi sobrino así como planeabas hacerlo conmigo.

El rubio observó a Mariano, quien se veía completamente serio. Con su ceño fruncido y las manos hechas puño sobre la mesa, observando a la abuela de Ainsworth, que no cabía de la ira y disgusto total.

𝖙𝖗𝖚𝖊 𝖑𝖔𝖛𝖊 | ᵐ! ʳᵉᵃᵈᵉʳ ˣ ᶜᵃᵐⁱˡᵒ ᵐᵃᵈʳⁱᵍᵃˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora