XXVI. Los tres sentimentales

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— ¿Cómo te sientes?

—Un poco mejor ¿Cómo está todo afuera?

—No ha sucedido nada más y no hay planes para ello, así que está muy bien.

Jimin da un profundo respiro. Al menos no ha explotado nada más. Lo asusta que pueda suceder algo grave y él aquí apenas capaz de moverse. Ha ido perdiendo movilidad en el cuerpo. Incluso le complica poder comer. Buscar que le pasa se ha vuelto un lio. Un problema más a la lista. No se explican cómo pueden estarlo envenenando y peor aún, que no se pueda curar solo. Namjoon tiene la teoria de que, de alguna forma, alguien lo envenena constantemente. Jimin puede ser un rio, pero tan enfermo como esta y nulo de movimiento, se convierte en un pozo.

Una vez hechas lo suficiente de la sustancia mortífera, es casi imposible limpiarlo. Tendrían que vaciarlo, pero ¿Cómo hacen eso en este caso? La metáfora funciona, a la vida practica se hace complicado. Le da un par de palmadas y Jimin no entiende su gesto entre emocionado y relajado.

—La parte buena es que alguien vino para ayudarte un poco.

Namjoon lo ayuda a sentarse y parte del cabello de Jimin le escurra por la cara. Soo hipea en su lugar, Eunji le acaricia con ternura con su propia cabeza y Jin se quita el jeonmo para entrar a la habitación. Se arrodilla en la cama, revisando superficialmente al kisaeng de cabello azul. Da un suspiro triste.

—De verdad estás muy enfermo. —murmura Jin decaído. Jimin sonríe tontamente. Su vista nublada no le impide distinguir que se trata de Jin. Ese cabello rosado es inconfundible.

—Sí viniste.

—Me lo pediste. Sería el colmo hacerlo—asegura en una risita, lo abraza con cariño y Jimin se recuesta de su hombro. Namjoon se levanta y Ji da un bufido leve para llamar la atención del consejero—. Sabía que no te ibas a morir en mi camino hasta acá, pero casi temí que pasara algo peor.

Namjoon sacude con la cabeza, Jimin se durmió recostado de Jin con una velocidad abismal. Se nota que está muy enfermo aún. Jin consigue recostarse, Eunji le quita lo que sostiene su cabello para evitar que se haga daño. Tomar una siesta con el kisaeng azul no vendrá mal.

—Vendré más tarde. Cuídalo. —dice Namjoon en voz baja. Jin asiente y respira profundo. Namjoon ayuda a Niki a pasar y le pide que haga silencio. El niño se acuesta recostado de Jin. Tiene mucho sueño. Esto es genial. A cada lugar que va con Jin es genial.

~ * * * ~

— Los muertos siguen ahí.

—Fue un puto accidente.

—Que Jungkook te coja no es sinónimo de defender todo lo que haga.

—Hablamos de Jungkook, parece que tratas de un traidor y no de tu hermano—refunfuña Yoongi cruzado de brazos. Fastidiado por la actitud de Agust ante la situación. En lugar de intentar entender qué sucede con Jungkook, sencillamente lo culpa y es notable la distancia que se forma entre los dos—. Y sí, es una cagada que haya muerto gente, pero no fue él quien ordenó hacerlo. Deja de tratarlo como el culpable.

—Él lo pudo impedir.

—O tal vez no.

Agust rueda los ojos. Intentar hablar con Yoongi sobre Jungkook es más que imposible, esto se lo confirma. No importa cual argumento dé, indiferentemente a lo cierto que sea, Yoongi va a ponerse de parte de Jungkook.

—Es una cagada y también siento que pudo hacer más, lo que no entiendo es qué pasa contigo. Estás repelente de lo habitual. Somos un par de piedras para limpiarse el culo en la vida de cualquiera—admite Yoongi. Sabe que es alguien pesado y un poco difícil de tratar—, pero estás muy irritado con Jungkook. Lo odias por respirar.

Seven Dragons || BOOK 4#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora