XLVII. La vida en el floreado desierto

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Sin nada más en la capital, por obvias razones Taehyung y Jin finalmente pueden ir de regreso a casa. Una cálida y poco accidentada despedida, incluso de Niki que se quedaría con su abuelo e iría con él apenas marchara. El niño no quería que Jin se fuera, le pedía que se quedara con él, que fuese su papá. A Jin le costó decirle adiós y Taehyung tuvo que consolarlo por el llanto profuso que le provocó estar lejos y poder soltarlo.

Jin no quiere adoptar más niños. Va a ahogarse en sus propias lagrimas por ellos. Se va a quedar criando a sus alpacas, quitándoles el pelaje y mimándolas como mejor le puede salir.

—Mi señor deje de ser tan indecente.

—Puedo ser todo lo indecente que quiera cuando no te he tocado en todo un mes y me provocas con ese bonito maquillaje y peinado, además, el hanbok es marrón. Es decir que estás en la tierra y yo soy tierra.

—Que idioteces tan grandes. —refunfuña Jin continuando el camino. Saludan a la servidumbre que los recibe y parecen ansiosos por decirles.

— ¿Al menos dormirás conmigo esta noche?

—Ah, pensó que dormiría lejos. Está a cada segundo más ton-

Ambos guiñan dispar y mareados, hubo un destello de luz tan grande que casi los deja ciegos. Jin consigue recobrar la visión primero y se percata que, al fondo, en el jardín que hay al final del pasillo, hay una niña habitación enormes destellos con las manos. Da por hecho que alucina, caminando a prisa en esa dirección seguido de Taehyung. Considerando que alucinan al mismo tiempo con lo mismo.

Ella gira la cabeza, dándose cuenta de quienes se acercan con la impresión marcando su expresión. Se levanta del suelo, el cabello rubio le cae torpemente con la cara y ensancha una sonrisa. Sin importarle ensuciar el piso de madera con sus pies llenos de tierra.

— ¡Jin-nii-chan!

Jin se sujeta la falda para acabar de correr y casi derrumbarla en un abrazo. Apretujando a Yune entre sus brazos temblorosos. Se aparta solo para verla a la cara. Está tal como al última vez que la dejó. Su cabello, su rostro, sus labios. Todo está ahí. Con la diferencia de que sus ojos están abiertos y sus labios convertidos en una amplia sonrisa. Taehyung la mira con la misma impresión.

—Una semana después desde que usted se marchó, despertó, mi señor. —informa uno de los sirvientes. Jin de un sollozo quebrado, con sus manos aun tomando el rostro de la niña.

La vuelve a abrazar con fuerza. Haciéndola quedar encima suyo. Eunji gorgorea y rodea con cariño a Hikari, el dragón amarillento que se frota contra ella y luego contra Seok, quien le da toques afectuosos.

. . .

—Estaba muy confundida. Porque no había nada de lo que recordaba y estaba ahí metida. Ellos me contaron que pasó y—Hace puchero—. Pensé que no podía dormir tanto. Fue mucho tiempo.

—Demasiado. —Corresponde Jin con deje bromista. Tiene la cara hinchada del llanto.

—pero ¡Dijeron que no hay guerra! ¡Y que ya todo está bien! ¿Es cierto? ¿Ya no hay que meternos bajo la tierra?

Taehyung ríe por la nariz. Algo le dice que ella no ha querido hacerle caso a nadie, esperando que Jin y él vinieran a confirmarle que eso sea real. Jin asiente con la cabeza, atrayéndola de regreso a él para abrazarla con cariño, teniéndola sobre su regazo. Yune se acurruca en el pecho de Jin, escuchando su corazón que apenas ha podido calmarse de la sorpresa y emoción.

A pesar de que a Jin lo sigue afectando el que Niki no vaya a estar en su vida, lo hace feliz haber vuelto a tener su pequeña y brillante luz de regreso. Incluso el hecho de que ahora que ella está aquí, despierta y siendo ella misma lo hace tan feliz. La lleva con él de arriba abajo, desde a dar clases hasta para pasear por el pueblo.

Seven Dragons || BOOK 4#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora