Seven Dragons || BOOK 4#

XXXVII. Poner planes en marcha

Juega con el collar en su mano, intranquilo y preocupado. Aun no hay pista ninguna del príncipe, el tiempo que tienen va a terminar, el invierno azotando sin motivo ninguno. Es exasperante como todo se junta. Lo único que tiene aliviado a Hoseok es que la relación entre Jungkook y Agust se estabilizó. Muchísimo. Incluso más de lo que hubiera pensado que sería. Aprieta el collar contra su pecho y mira el techo un rato.

Todos dijeron que no, pero a este punto con las pocas opciones que tiene, tal como fue a decirle a Agust las cosas en la cara, es momento de que tome acción en este asunto. Si lo hace, tiene esperanza de que podrá lograr más tiempo, que Masahiro no quiera iniciar una guerra.

Solo necesita una forma de salir de aquí y que Agust no se entere. A pesar de que no supervisa dentro del palacio por él, pues no hace falta la mayoría del tiempo, si lo hace cuando percibe que está cerca de la salida. Nokssek lady ahora está pendiente de cualquier revoloteo de tela.

— ¿Eh? ¿Te vas? —pregunta Hoseok de ver a Jin tan arreglado y Niki por igual.

—Tenemos que ir de regreso con Taehyung. No quiero que, por mala suerte, se den cuenta de Niki o me tomen como blanco de nuevo—responde el kisaeng de cabello rosado—. Mantén a Agust con la cabeza en su lugar, eres bastante bueno para eso. —silba con genuina impresión de ese detalle.

— ¿Sabes dónde está el emperador de Japón?

—Sí, es un palacio de invitados no muy lejos de aquí ¿Por qué?

Hoseok da una sonrisa nerviosa y vira la mirada a otro lado, Jin frunce las cejas. Algo aquí no le va a gustar, puede sentirlo.

~ * * * ~

—Por estás cosas es que necesito espiar en todos lados. No puedo creer que demorara tanto en contarme de esto, mi señor. —queja Jimin con molestia, siguiendo con la mirada las voces en las que está enfocado. Haber vuelto a lo suyo es un poco atormentante. Perdió la costumbre a tanto escándalo. Tiene que retomarlo poco a poco.

—Me demoré porque hasta ahora pudimos dar los arreglos finales para ello—explica Namjoon, Jimin lo mira con disgusto un instante—. Por no decir que ahora, necesitamos que nos ayudes.

—Mi señor, no sea tan sinvergüenza de excluirme hasta que me necesita. —quejumbra el kisaeng azul. Namjoon da una risa nerviosa.

—Lo siento. Era necesario... Tenemos que decirle al emperador, Yoongi ya lo está hablando con Jungkook. Lo más seguro es que se rehúse, pero si Agust está de acuerdo, lo haremos de todos modos. —Jimin se muerde los labios y junta las manos con nerviosismo.

— ¿Por qué crees que yo sería capaz de convencer a Agust? Para peor, ahora. No creo que nada de lo que hagamos vaya a convencerlo.

— ¿Eh? ¿Por qué? ¿Qué sucede?

Jimin señala uno de los tazones más lejanos, a la derecha del todo. Namjoon avanza en dirección a este y se asoma, deja caer la mandíbula. Jin salió ya, se despidió de él al igual que de Niki, pero ¡¿Hoseok está con él!? Recuerda que una de las cintas del jeonmo se le hizo extraña por lo larga y descombinada que era. No se le ocurrió pensar que sería Hoseok.

— ¿¡Por qué no dijiste nada!?

El kisaeng da un resoplido, abriendo el abanico y echándose aire. El enorme eonjun meori ayuda a verlo pretencioso y casi creído.

—Porque considero que es necesario. Nada de lo que planifiquemos sea capaz de detener la guerra casi inminente que se nos viene encima—explica Jimin—. Hoseok puede ayudar, tan solo hay que darle la oportunidad de hacerlo.