XXXVI. Planificación espontanea

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 Tener tiempo libre para ser igual de inútil que un gato es anómalo. Jungkook no sabe si le gusta en realidad. Es inquietante tanta libertad. También lo es tener la repentina gentileza de Agust. Como si de un segundo a otro lo incluye en ese grupo de cuidado en el que están Hoseok, Jimin y Jin. A quienes trata notablemente mejor y con más afecto. Incluso a Yoongi. Jungkook está acostumbrado a ver de lejos como otros son mimados o mínimamente entendidos.

Siente que se va a desmayar de la impresión.

Lleva dos días así y no sabe si podrá sobrevivir a cinco más. Jin no consigue evitar burlarse de su situación. Mucho lloriquear porque quiere ser tratado mejor, pero una vez consigue lo que buscaba, se aturde y no aprovecha la gentileza y comprensión a la que es sometido. Ah, Jungkook es demasiado cómico sin siquiera proponérselo.

— ¿Aun no sabes nada de él? —pregunta Jungkook dejando a Niki jugar con Kurimjanie. La dragona negra echada con el niño encima dándole palmadas y jalándole el pelaje de vez en cuando. Es un fastidio, pero la distrae de querer comer. Con eso le basta.

—Solo que vivía con una sacerdotisa y coincide mucho con las historias de Hoseok. Tal vez solo es eso. Por lo que entiendo, es muy importante en Japón, indiferente a que sea de la nobleza o no—responde Jin a la duda de Jungkook. El militar se distrae por el té flotando y haciendo formas—. ¿Tanta energía tienes ahora que no dejas de hacer figuras con todo? —cuestiona Jin a Jimin co ligera irritación. Jimin se ríe, moviendo los dedos. Soo salta y juega con Eunji en el jardín, enérgica y casi totalmente curada.

—No seas tan cascarrabias Jin. Sé que tu hacías lo mismo. Taehyung no resiste contar lo lindo que eres. —bromea con deje burlista y Jin enrojece, haciendo crecer algunas flores rojas en torno a él por accidente.

Jimin se ríe, hace que su té sea igual a Eunji y se mueva entre las flores. Jin hace un puchero y Jungkook no resiste reírse. Tener esta clase de tiempo tan tonto con los kisaeng es algo que hace mucho no podía disfrutar. Sobre todo porque todos se dedican a trabajar o atender otros deberes. El único con tiempo libre es Yoongi y aun así, él sigue atendiendo a clases con Namjoon para tener un manejo total de su dragón. Aparte de detalles extras para ser un príncipe de buena calidad.

—Un... pequeño pececillo me comentó que estuviste coqueteando con Yoongi hace unas noches—dice Jimin con discreción. Jungkook levanta una ceja, curioso. Niki se dedica ahora a dar toque a cada escama de Kurimjanie, le da un poco de sueño a la dragona—. Incluso se besaron, estabas en el suelo...

— ¿¡Qué pececito da tantos detalles!?

—Era un pez gato. —justifica el kisaeng azul y Jungkook da un aristada.

—Yoongi habla mucho con Agust por lo que sé. Seguro los estaba espiando. —Jimin le guiña el ojo y Jin refunfuña acomodando uno de sus cabellos.

—Necesitaba una ayuda perfecta y ya que todos estaban ocupados, sabía que Yoongi podría ayudarme con el dragón que te envenenaba. Fue una perfecta actuación. —asegura Jin con deje orgulloso. Jimin silba.

— ¿Y qué tal fue?

—Bueno, no era lo que esperaba, me tiró al piso y nos besamos. Fue más intenso de lo que debió. Creo que le gustaron mis labios.

—A quién no le van a gustar tus labios. —replica Jungkook y Jin gatea hasta llegar a él, subiéndose a los hombros del militar, estando muy cerca un rostro del otro.

— ¿También quieres besarme Jungkook? Te lo perdonaré esta vez nada más. —coquetea Jin. Jimin se acerca y abraza el brazo de Jungkook, presionando su mejilla con el hombro fuerte. Hace puchero y algunas gotas de agua y té flotan por el aire.

Seven Dragons || BOOK 4#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora