XIV. Seguir la voz del alma

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Jungkook toma un profundo respiro. Es de noche. Acordó que se iría a esta hora y podría hacer su ultimo deber con más tranquilidad. Entra a la casa consumida en sombras gracias a la iluminación tan tenue. La oscuridad que se mueve por doquier. A las habitaciones de los sirvientes, de los señores de la casa, excepto a la que se dirige, donde está lord Oh esperándolo.

El hombre deja la ceniza de la pipa en un pequeño plato de cobre y se levanta de su puesto.

—Demoraste un poco en venir. Empezaba a dormirme ahí—bromea Lord Oh—. ¿Hiciste lo que acordamos?

—Sí. Seguro estarán muertos para la mañana—responde indiferente. Él le envió ricina para envenenar a Taehyung y Jin, toda la servidumbre si alcanzaba—. En el peor de los casos, sobrevivirán lo suficiente para que usted vaya a hacer su trabajo en lugar de relegármelo.

—Hablando de relegar—ironiza. Jungkook lo sigue con la mirada. Hay una caja de madera en el suelo y él sufre en intentar levantarla. Luce pesada—. No hay mejor forma de enviar esto a la capital que llevándolo usted—Jungkook frunce las cejas y casi se va de cara ¿¡Por qué está tan pesada!? ¿Hay un cadáver aquí metido? —. Debe ser con mucho cuidado.

— ¿Qué es?

—Mejor no lo abra ahora... Podría ser... difícil de meter otra vez.

Jungkook queda más confundido. Esto no le aclara nada y contrario a ello, le preocupa. Tampoco le informaron que debía llevar algún paquete a la capital ¿Le vieron cara de mensajero acaso?

—No comprendo ¿Qué tiene esto de importante?

—Es un plan que estuve formando de un tiempo para acá con lord Hyung-Su. Él lo entenderá y se lo explicará cuando lo entregue. —afirma Lord Oh con confianza. Jungkook retrocede un par de pasos, nervioso.

—Entiendo... Me retiro. Con permiso.

—Espero la próxima vez que nos veamos. Seguro será en una mejor situación.

—No creo que nos veamos. —dice en voz baja, andando por el pasillo.

Deja la caja en el suelo junto a su caballo. Respira profundo y saca el arma de su manga. Es una daga pequeña que tomó de los vándalos que atacaron la villa de japoneses. Kurimjanie gorgorea y Jungkook se hunde en la sombra con ella. La dragona lo deja atrás de lord Oh, quien estaba apagando las luces. Le cubre la boca y pone la daga en el cuello del noble que se altera. Kurimjanie sujeta al dragón para evitar que haga daño a Jungkook.

—No es tan divertido cuando eres tú la víctima ¿Hum?

Corta el cuello de lord Oh y deja caer al suelo. Kurimjanie muerde el cuello del dragón, rasgando la carne. Jungkook se deja caer atrás, con su dragona llevándoselo afuera. Sube al caballo y estuvo a poco de dejar la maldita caja por ser peor que llevar ladrillos. Sin embargo, Kurimjanie la llevó a dónde irán para quemar la ropa.

Jungkook se deshace de las prendas que se ensuciaron de sangre y nota que sus manos quedaron con el líquido carmesí aun tibio. El temblor casi imperceptible de sus palmas, empeorado cuando la dragona le lame la piel para limpiarlo.

No se asuste. Estoy con usted. Siempre estaré con usted
No hicimos nada malo.

Jungkook sonríe tembloroso y débil, abrazando a su dragona que hace lo mismo. Se pone la ropa que llevó para esto y por curiosidad, abre la caja. Kurimjanie chilla de espanto por lo que sale disparado hacia Jungkook. El hombre lo toma en una mano y frunce las cejas.

— ¿Y tú que eres? —cuestiona confundido.

Es un dragón blanco. Sus escamas nacaradas y ojos violetas le llaman la atención. Nunca ha visto un dragón como este. Lo cual es fuera de lo común ¿Así de especial es este dragón? Mira el interior de la caja y deja caer ligeramente la mandíbula. Hay un niño metido en la caja.

. . .

— ¿Qué pasa? ¿Por qué volviste? Acaso-

—Necesito que se hagan cargo de algo.

Taehyung ve con profunda irritación a Jungkook. No le basta con todo, ahora viene a exigirle cosas. El príncipe deja la caja en el suelo y Kurimjanie la abre, atrapando a la bola blanca que salió disparada. Impidiendo que vuele o se empiece a chocar con los muros. Jin y observa con preocupación y confusión que Jungkook saque un niño de tres o dos años de ahí.

— ¿Y ese niño? —pregunta estirando los brazos para tomarlo.

—No lo sé. Lord Oh me entregó la caja. Se supone que debo llevarla a la capital y allá me darán la explicación—responde Jungkook. Jin lo carga y el niño se acomoda. No luce herido y aparte del dragón extraño, todo está bien—. Siendo que él murió y nadie más sabe del asunto, lo mejor es que se quede aquí con ustedes.

—pero-

—También es una buena excusa para que Agust no insista en que debes ir allá. Si hay que mantener a un crío escondido, eres el mejor para conseguirlo.

Jin se ríe por la nariz y niega algo apenado. Le ven cara de niñera, que desastre. Taehyung da un bufido. No quisiera inmiscuirse en esto también, pero no hay muchas más opciones. Además, sí es la excusa perfecta. La tomará, con molestia, pero la tomará.

Jungkook se marcha después de lograr dejar al dragón blanco en un solo lugar. Se quedaría con la duda comiéndole la cabeza ¿Qué es ese dragón? ¿Por qué ese niño es importante siquiera? Asume que puede sacarle información a lord Hyungsu, pero tiene la ligera impresión de que, sin el niño, no dirá nada. Solo queda recurrir a su táctica perfecta cuando se trata de desvelar secretos: Jimin.

Puede que incluso ya sepa algo ahora. Solo queda reunirse con sus hombres en la parada y tomar su tan emocionante camino de un mes y pico a la capital. 

Seven Dragons || BOOK 4#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora