0. Relatos de mi historia

Capítulo 3

Aun no entendía por qué Chris y yo teníamos una reunión con Pedro sin los otros… ¿Recién llegábamos de viaje y ya teníamos que irnos otra vez? Simplemente yo no tenía vida. Solamente vivía por y para RBD. Y ahora la oportunidad de pasar 24 horas con mi familia, mis amigos, estaba cada vez más lejos de mi alcance. Suspiré enfadada, la semana pasada terminé de recuperarme de una gripa. Mis fuerzas aun no estaban del todo bien, todavía tosía bastante, necesitaba un descanso urgente. Pero eso era solamente otro de mis sueños.

Me giré hacia un lado y lo vi mirando a algún punto en el espacio. Él no parecía muy feliz como yo, y esa era una de las muchas diferencias entre nosotros. Yo sabía disfrazar lo que sentía, él no. Pedro aún estaba en el teléfono, pero no tardaría en regresar a nuestra conversación.

Disimuladamente yo extendí mi mano y toqué su rodilla, haciendo que me mirara. Él estaba serio. Lo que no combinaba con él. Ya me había acostumbrado a sus bromas y sonrisas juguetonas. Era difícil verlo malhumorado, pero hoy así lo estaba. Todos tenemos ese día horrible, y cuando él tenía los suyos, hay que salir del medio porque cambiaba rápidamente. Era como un puerco espín que no dejaba a nadie acercarse. Bueno, yo siempre soy la excepción, como él mismo decía. Cuando el malhumor con él amanecía, y no teníamos nada que hacer, pasábamos todo el día en nuestra habitación viendo cualquier basura en la tele, en silencio, abrazados…

Vi a Pedro colgar el teléfono, y retiré mi mano rápidamente de su rodilla. No porque quisiera esconder  algo que ya todos sabían. Híjole, no todos. Hay mucha gente que no sabe qué pasa entre nosotros. Pero no era secreto para nadie que estuviera cerca de nosotros. Mi actitud era algo automático, que no podía controlar. Tal vez sea por tener siempre tanto cuidado de no dejar ver “las cosas” para el mundo.

Pedro se sentó de otra vez, y Guillermo estaba a su lado. Eran tantas las cosas que quería entender, pero no entendía… Y eso me dejaba sin palabras.

Pedro repitió lo que había dicho, dejando bien claras sus intenciones.