Capítulo 5

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Una vez ya en México, a Pedro le gustó lo que vio, dijo que hicimos un buen trabajo. Pero estar juntos no era un trabajo para nosotros. Era tan necesario como respirar. Christopher tenía mejor humor, pero al oír el comentario de Pedro, se volvió ceñudo otra vez.

Cuando estábamos en España, la primera y única vez que toqué el tema de la novela, él me cuestionó si realmente era lo que quería, dejándome entre la cruz y la espada.

- “Eras tú quien decías que cuando terminara RBD lucharías para lograr tu sueño de grabar tu disco como solista… ¿O me equivoco?”.

En ese momento no supe qué decirle. Ya no soy muy buena para explicar las cosas y hablé tanto, tanto que él se quedó aburrido en oír la respuesta. Esa decisión sería posiblemente una de las más difíciles de mi vida. Realmente lo que yo quería era grabar mi disco. Lo primordial era mi carrera musical y después de RBD tendría tiempo y disposición para trabajar en ello. Pero Pedro… Era difícil ir en contra de esa idea, cuando Pedro había puesto su fe en mí. Me mordí la lengua. Ya había tomado la decisión de aceptar y no había vuelta atrás. El futuro a Dios pertenece.

Y con mi aceptación y disimulado entusiasmo, no le quedaron más dudas a Pedro de que la novela sería un éxito por el brillante guión y la química esa de los protagonistas.

Christopher seguía sin decir nada y otro día Pedro traería los contratos para que analizáramos. Al despedirse de mí, todavía en la sala de Pedro que estaba vacía, él me dio un piquito y me dijo que saldría con sus amigos en la noche. Le dije que sí,  y que yo también necesitaba estar con mis amigas esa noche. Él se fue para un lado y yo para el otro. Y luedo cogí el celular del bolso para llamar a Fran y contarte las novedades.

Me llamó él en la noche para preguntarme si estaba todo bien, y yo respondí, sorprendida, que ya le estaba extrañando. Estaba en la casa de Sam, de pijama, tomando una copa de vino y hablando tonterías. Hablamos unos diez minutos, tiempo suficiente para que dijeramos por milésima vez que todo aquello era verdad. Al día siguiente le vería otra vez, gracias a Dios.

0. Relatos de mi historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora