Parte: 56

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Subió hasta el piso dónde había estacionado el auto, caminando rápido, intentando no resbalar por el hielo que se había formado en el suelo.

—No, señor Jensen, Pepper y yo estamos adelantando el proceso. Una vez cumpla la mayoría de edad se hará el traspaso legal de la mitad de las Industrias.

Trató de acomodar su teléfono entre su oreja y su hombro, para sostener las mil bolsas que tenía en sus manos.

—¿La mitad?

—Si, señor. Tengo una hermana, ¿Lo olvida?

Caminó rápidamente para llegar a su auto. El hombre negó a través del teléfono mientras se escuchaba el tecleado rápido en la computadora.

—¿Qué pasará con el señor Hogan?

—Happy seguirá justo dónde está, lo necesito para cuando aún esté en la universidad. Seguirá encargándose de todo.

Pasó el teléfono a su otra oreja, deseando que el hombre dejara de hacer preguntas.

—Muy bien — tecleó — Según el testamento, debe encontrar un pasatiempo. El Señor Stark no quería que se consumiera en sus responsabilidades.

—¿Pasatiempo?

Ella giró su vista al auto, y luego sonrió.

—Si, si tengo un pasatiempo.

—Bien — guardó silencio — Más como un consejo de mi parte, tambien le recomendaría estar al tanto con las Industrias y su tecnología, debe conocerla y conocer su historia.

—Estoy trabajando en ello. Me familiarizo con la tecnología y he estudiado. Conozco la historia del abuelo y de papá, su traje y su ciencia, puedo decirle que lo he averigüado todo.

—¿Algo interesante?

—Se sorprendería — rio para sus adentros.

—Muy bien, en ese orden de ideas solo tendría que esperar la posesión.

—Así es.

Se escuchó otros tecleos rápidos y sonidos de afirmación de parte del hombre.

—Me comunicaré en unos días con usted, señorita Stark. Fue un placer y que tenga una feliz Navidad.

—Bien, hasta luego, señor Jensen. Feliz Navidad.

Colgó apresuradamente e intentó acomodarse. Pero tenía otra llamada entrante.

—¿Qué ocurre, Happy? — esperó a que contestara — Tardé horas buscando el regalo perfecto para Morgan — acomodó las bolsas una vez más — Si, también te compré un obsequio.

Rodeó los ojos con una sonrisa.

—Bien, iré por Grace y nos vemos allá. Te quiero.

Colgó, pero mantuvo el celular aún pegado en su oreja.

—V.I.E.R.N.E.S, ¿Puedes abrir la cajuela, por favor?

"Enseguida"

Se paró frente a esta y comenzó a acomodar todo como podía. Al intentar poner todo dentro, el teléfono se resbaló de su oreja.

Pero antes de que cayera, una mano ya lo estaba sosteniendo.

—Lo tengo — ella lo miró con una sonrisa.

—Ahí estás — el Hombre Araña le pasó su teléfono — Siempre salvándome.

—Bueno, es mi trabajo.

—Siempre apareces cuando necesito ayuda. ¿Es coincidencia o me estás  siguiendo?

—Uh... — él bajó la vista al suelo.

Tu Buen Vecino, Hombre Araña (Peter Parker y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora