𝐁ucky barnes | ❝dos corazones de cristal que se necesitan el uno al otro❞
donde artemis y bucky tienen una amistad caótica que los destinará a estar juntos, pero ninguno se da cuenta de ello hasta que comienzan a vivir en la misma casa.
ó
donde a...
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CAPÍTULO VEINTISIETE; ¿ESTÁS CELOSO?
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TOTALMENTE RESIGNADOS, EL TRÍO DE Vengadores volvió a la residencia del Barón Zemo. No habían conseguido nada, y eso comenzaba a frustarles. Grace Langdon y Karli Morgenthau no solamente se estaban radicalizando cada vez más, sino que, con el pasar de los segundos, el caos a su alrededor seguía aumentando, y no hallaban la forma de poder detenerlas. Eso era lo que más frustaba a Artemis.
Cada vez hacían más daños, y nadie, además de ellos cuatro, hacían algo para tratar de detenerlas. Su plan de rastrearlas por medio del funeral de Donya Madani había resultado un fracaso, pues nadie decía nada sobre ella. Aunque bueno, aún quedaba que Zemo les dijera si había conseguido algo o no, pero no cambiaba nada.
Artemis comenzaba a preguntarse si estaban haciendo lo correcto. Hacían lo que podían pero cada vez todo se ponía peor y no avanzaban en nada para lograr detenerlas. Ella realmente quería hacer la cosas en paz, hablar y convencerlos de detenerse, pero eso lo veía demasiado difícil, y estaba a nada, de recurrir a su forma de arreglar las cosas, una que a Sam no le agradaba para nada.
Su cordura se estaba desvaneciendo lentamente, lo único que quería hacer era volver a casa con Bucky y su familia. Desde hace mucho sabía que en cualquier momento podría volver a tener problemas, pues con su vida y trabajo, era algo difícil de esquivar, pero jamás pensó que iba a ser tan rápido y que sucediera relativamente de la nada, con una simple misión a la que Sam la invitó a asistir.
No solo le abrumaba el hecho de la situación con ellas, sino también Bucky, Sam y Zemo. El repentino comportamiento que, para muchos ya era normal, para ella no lo era, pues se había acostumbrado a verlo más entusiasmado, de buen humor y sonriente, pero ahora todo eso había cambiado, y no podía hacer nada al respecto.
Pensaba tantas cosas a la vez, que en todo el camino de regreso a la residencia del Barón se la pasó en silencio y apartada del grupo mientras caminaban. Estaba tan ceñida en su mundo y en sus preocupaciones, que no notó las miradas ceñudas que Bucky le daba de reojo, tratando que averiguar porque estaba tan callada.
Las puertas de la residencia del Barón Zemo se abrieron de par en par, de donde entraron los cuatro con sumo cansancio en sus rostros.
—Esto apesta. No conseguí nada, nadie habla sobre Donya, –mencionó Bucky con frustración, sentándose de golpe en el sillón del salón mientras soltaba un suspiro pesado.
—Sí, es porque Grace y Karli son las únicas que luchan por ellos. Y no sé equivocan, –le respondió Sam, imitando la misma acción que el pelinegro. Artemis, por su lado, se fue directo a la cocina, dispuesta a preparar algo de comer para distraerse.
—¿A qué te refieres?, –preguntó Zemo, mientras caminaba a la cocina para preparar algo de té.
—Durante cinco años, los recibieron en países que los dejaban afuera con alambres de púas, –comenzó a explicar Sam, —Tenían casas y trabajos. La gente estaba feliz de que los ayudarán a reconstruir. No era solo una comunidad que se unía, se unía el mundo entero, Y luego, ¡bum!, así como así todos vuelven, –negó Wilson con su cabeza, como si no fuera capaz de creerse la situación que contaba, —Y todo vuelve a ser como antes. Karli y Grace al menos hacen algo por ellos.
