009 Pelusa

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Remus observó lo mejor que pudo el bosque a su alrededor, haciendo su mayor esfuerzo por ver en la oscuridad y distinguir a la persona que había tomado la foto.

Lo único que pudo ver fue una silueta correr entre los arbustos.

—¡¡Ven aquí cobarde!! —Sirius gritó de repente. —¡¡Ven aquí y muéstrate si tienes las bolas!!

Sirius se paró e intentó ir tras la persona de la cámara, pero en un segundo ya había desaparecido.

—¡Puta madre! —Sirius gritó frustrado. —¡¿Cómo mierda desapareció tan rápido?! ¡Pareciera que se hizo aire el hijo de puta!

Remus por otro lado tenía dificultad para respirar bien.

—Esto es malo, muy malo, malisimo. —Repetía para sí mismo el castaño, comenzando a agitarse. —No se suponía que esté solo sin guardaespaldas, no se suponía que hable contigo, esto es muy malo. —Sin poder evitarlo, comenzó a llorar. —¿Ahora que hago? ¿Cómo resuelvo esto? ¿Qué va a pasar? ¿Qué dirá mi madre? ¿Qué...?

—Remus, mírame. —Sirius de repente se inclinó, mirándolo a los ojos. —Observa cómo respiro, ¿Ya ves mi ritmo? Intenta imitarlo, verás que es fácil.

Sirius comenzó a respirar profundo y lento, tomando aire por la nariz y expulsandolo por la boca.

Remus poco a poco logró igualar el ritmo y sintió como el aire volvía a su cuerpo, logrando relajarse y dejar de temblar.

Una vez calmado se abrazó a sí mismo, tratando de cubrir su torso desnudo sintiendo vergüenza.

—Gracias. —Dijo Remus en voz baja, tratando de detener las lágrimas que amenazaban con volver a caer.

—Lo mejor será que nos pongamos ropa. —Comentó Sirius tomando sus jeans y colocándoselos rápidamente.

Remus asintió y busco su camisa, colocándose lentamente.

Ninguno de los dos dijo palabra alguna por un buen rato, en donde se quedaron sentados observando el lago.

Fue Remus el que comenzó a caminar primero, seguido muy de cerca por Sirius.

El más bajo ni siquiera protestó cuando, luego de estar cerca de la oficina de Dumbledore, Remus decidió esperar y dejar que Sirius camine sólo, separándose.

—Hablamos luego, ¿Si? —Preguntó Sirius en un susurro antes de irse, se acercó a Remus y le dejó un corto beso en los labios. —Cuidate y enviame un mensaje cualquier cosa.

Remus no respondió.

Una vez que había pasado un tiempo considerable, Remus volvió al comedor y se encontró con que la cena había terminado, pero su madre aún seguía allí.

—¡Remus! —Hope lo observó sentarse. —¿Dónde estabas? —Preguntó en susurro. Las otras personas de la mesa fingieron no prestarles atención.

—Creí que te ibas. —Remus dijo en voz baja, sin observar a su madre.

—En cuanto Moody perdió contacto contigo decidimos quedarnos. —Arthur respondió por su madre.

—Remus. —Moody apareció de repente, luciendo completamente nervioso. —Nos tenías preocupado...

—Luego hablaré contigo, Alastor. —Hope dijo secamente y el hombre quedó en silencio.

—Mamá. —Remus seguía incapaz de ver a su madre a los ojos. Sentía que todo el comedor sabía todo y que lo estaban mirando, juzgandolo. —Necesito hablar contigo. —Esta vez se atrevió a verla a los ojos, sintiéndose a punto de romper en llanto. —A solas.

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