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Remus caminó con sus manos vacías, sintiendo un dolor en su estómago por la conversación que había escuchado.

Se dirigió al mismo lugar en el que había hablado con su madre hace unos minutos, observando el atardecer.

Lily lo encontró finalmente, cuando el atardecer se convirtió en anochecer.

—¿Estás bien? —Lily preguntó algo asustada. —Desapareciste de nosotros por unos cuantos minutos.

Remus la observó y sintió un nudo en su garganta, producto de la culpa.

—Alice no se quería ir. —Respondió él. —Quería quedarse conmigo y ella pensó que yo le pedí que se fuera. —Lily lo miró confundida. —Oh por Dios, ¡Todo esto era evitable! —Remus dijo de repente. —Intentaba apoyarla porque era una decisión muy importante, yo tampoco quería que se fuera. Quería ser buen amigo y darle ánimos para seguir sus sueños y ella lo entendió mal.

—Remus. —Lily dijo seriamente, el castaño la miró. —¿Cuando se fue?

—Anoche. —Respondió Remus.

—Tu madre estuvo aquí todo el día. —Respondió ella observando a la mujer hablando con otros políticos. —Al igual que su equipo y Arthur.

—¿Y eso qué?

—Qué no tuvo tiempo de darle a Alice un vuelo a Rushuania tan rápido. —Dijo ella sonriendo. —Lo que significa que hay posibilidades de que siga en el aeropuerto de aquí.

—Han pasado casi veinticuatro horas, Lily. —Remus respondió desanimado. —No creo que siga esperando su vuelo en el aeropuerto.

—¿Y por qué no lo intentas? —Remus la observó confundido. —¡Ve tras ella! —Lily dijo. —Hoy es un día sin arrepentimientos, ¿Recuerdas? —Preguntó observando discretamente a James, quien tenía una gran sonrisa mientras hablaba con Sirius.

—Pero...

—¡Dije que vayas tras ella Remus Lupin! —Lily dijo enojada.

Remus la observó y pensó sus opciones.

Es cierto que su madre y todo su equipo estaban muy ocupados con la fiesta del yate como para preocuparse de encontrar un vuelo rápidamente.

Ya había pasado antes, que por otras circunstancias, los empleados de su madre habían tenido algunos retrasos.

Y también es cierto lo que dijo Lily, después de todo Remus fue el que la animó a dar el primer paso con James.

Remus asintió y fue rápidamente a buscar a Moody para contarle todo su plan.

—Tan pronto como el barco llegue a tierra tú me acompañaras. —Remus ordenó.

—Me encantaría Remus. —Moody habló. —Pero el agente Diggory es mi superior en esto de cuidarte, ¿Sabes?

—De Amos yo me encargo, no te preocupes. —Remus le restó importancia. Ya había formado un plan en su cabeza.

Las luces del puerto cada vez se acercaban más y más. Moody se colocó cerca de Remus, listos para bajar juntos.

Diggory se le pegó a Remus, como ya era costumbre.

—Nos subiremos inmediatamente a la limosina. —Amos habló como si estuviera leyendo una agenda. —E iremos directo a su habitación de Hogwarts para comenzar el toque de queda. Luego por la mañana, hablaré con el director para pedir que la princesa Lilibeth sea enviada a otra habitación.

—Y ya lo creo que lo harás. —Remus sonrió. —Porque oficialmente estas despedido.

—¡¿Cómo dice?! —Amos lo observó confundido. —Usted no tiene la autoridad para despedirme.

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