013 Centro de ski 2

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Marlene estaba sentada en frente de Remus en la cafetería Las Tres Escobas, del complejo de Hogsmade. Afuera de la ventana, los periodistas tomaban todas las fotos que podían ya que se les prohibió la entrada.

—No te preocupes. —Marlene dijo agachando la cabeza para que no pudieran leerle los labios. —No pueden escuchar nada, es un vidrio a prueba de balas.

Alice observaba atenta cualquier movimiento desde la entrada de la cafetería. A su lado estaba la guardaespaldas de Marlene.

A pesar de que se sentía seguro, Remus decidió hablar cubriendo su boca con la taza de café, simulando que iba a beber.

—¿De qué querías hablar? —Preguntó el castaño.

—Quiero confesarte algo. —Dijo la rubia rascándose el labio. —Pero tienes que prometerme que no se lo dirás a nadie.

—Lo prometo. —Remus sentenció sin titubear. Marlene sonrió.

—Bien. —La rubia dio un fuerte suspiro y cerró sus ojos. —Voy a renunciar a la corona.

Remus se atraganto de inmediato con el café y comenzó a toser, completamente anonadado de lo que acababa de escuchar.

—¡¿Dejar la corona?! —Remus gritó en un susurro. —¿¿Estás segura??

—Cien por ciento. —Confesó ella. —Ni siquiera soy la heredera al trono, odio la realeza, odio mi título de noble... Quiero ser alguien en la vida por mi misma, no por mi “nobleza”.

—Pero Marlene... —Remus no tenía idea de que decirle. —Es una decisión muy fuerte, ¿Eres consciente de lo que estás haciendo?

—¡Por supuesto que si! —Ella dijo algo ofendida. —Es algo que vengo pensando hace un tiempo, pero luego de que empezamos nuestra “relación” lo terminé por confirmar.

—Auch. —Remus se quejó con un puchero.

—No por ti. —Marlene blanqueo sus ojos. —Por lo que mis padres me obligan a hacer. Sería lo mejor para ellos y para mí el que me desligue de todo.

—¿Pero que harás? —Remus preguntó.

—Bueno... —Marlene se mordió el labio, algo nerviosa. —Digamos que ya tengo todo planeado...

—¿Donde vivirás?

—Mary tiene una amiga que renta un departamento. —Marlene dijo. —Ella me dejará vivir dos meses gratis allí.

—¿Y como pagarás el resto?

—Dorcas me consiguió un trabajo en la tienda de su madre. —La rubia dijo y sus mejillas se tiñeron de rojo. —Nadie sabe de esto. Mary cree que me iré del castillo un tiempo y Dorcas cree que simplemente quiero ahorrar dinero propio.

Remus se desplomó en su asiento, sintiéndose abrumado por toda la información que Marlene le estaba dando.

—Lo tienes todo planeado. —El castaño comentó sin saber que más decir.

—Lo que me lleva a pedirte un pequeño favor. —Marlene sonrió.

—¿Yo? —Remus la observó confundido.

—Necesito que rompamos la relación. —Finalizó. El castaño intentó hablar pero fue interrumpido. —Y antes de que digas algo, escúchame. —Remus cerró la boca y observó. —Tienes que terminarme tú y dejarme mal parada.

—¿A qué te refieres?

—Quiero que arruines mi reputación. —Respondió ella sonriente. —Puedes gritarme y decir que te engañe con alguien o algo así, tienes que manchar mi imagen.

Amoríos extranjerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora