Capítulo 11

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Tenemos que darnos prisa. Rick y Tontolaba nos estarán esperando —dijo Dex en cuanto salieron del hospital. Pero Horacio estaba un poco ausente tras los últimos acontecimientos.

—¿Qué?

—¿No te acuerdas? Quedamos para tomar una cerveza con ellos y organizar la despedida de soltero de Rick.

—Joder, lo había olvidado. ¿Y si vas tú solo? En realidad no me necesitan, ¿no?.

—¡Claro que te necesitamos! Si no vienes, no lograremos organizamos. La última vez acabamos borrachos y no recordábamos nada de lo que habíamos decidido. Además dijimos que iríamos al Red Lion, en Otley. Los chicos están muy ilusionados.

—Seguro que sí... — exhaló Horacio en un suspiro.

Cuando decidió que el embarazo no afectaría a su vida social, Dex y sus amigos estuvieron encantados; ahora tenían un servicio gratuito de taxi. Sin embargo, aunque normalmente lo pasaba bien con los chicos, él cada vez tenía más ganas de meterse en la cama a las nueve.

Horacio hurgó en su bolsillo en busca de las llaves. — Vale, pues vamos.

—Eres fantástico. Te prometo que en cuanto nazca el bebé seré yo quien conduzca. Tontolaba incluso se ha ofrecido a hacer de canguro para el bebé. Al parecer le gustan los críos.

—Dexter, ya sabes que Tontolaba me cae bien, pero dudo que sepa de dónde vienen los niños, así que no te digo nada de saber cuidarlos.

—¿Insinúas que mi buen amigo Tontolaba es virgen? 3 de abril de 2001 — citó el alfa — Nicola Sherwin en una parada de autobús de Headingly, exactamente a las 11:56.

—¿Cómo sabe que fue a las 11:56? — Horacio casi no se atrevía a preguntarlo.

—Porque la parada tenía uno de esos paneles electrónicos — explicó — Dice que cuando estaba en ello vio en el panel que su autobús llegaría a las 11:57, y como no quería perderlo, aceleró y acabó justo a tiempo. Pero no creo que Tontolaba lograra impresionar a Nicola, porque el muy idiota subió al autobús y la dejó plantada.

Cuando llegaron al coche, el pelinegro se acercó al omega y le dio un rápido apretón en los hombros.

—Un poco de locura te sentará bien, cariño. Necesitas relajarte. Me temo que todo este blablablá del embarazo te pone nervioso — aconsejó con una sonrisa

comprensiva.

No tienes ni idea, pensó Horacio mientras entraba en el coche.

Claro que tal vez el alfa tenía razón y una salida con él y sus amigos le ayudaría a olvidar que tenía que decidir qué hacer con la maldita invitación de Natasha.

Claro que tal vez el alfa tenía razón y una salida con él y sus amigos le ayudaría a olvidar que tenía que decidir qué hacer con la maldita invitación de Natasha

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Recogieron a los chicos frente al pub Whitelock, en el centro de la ciudad.

—Qué hay.

—Qué hay.

NADIE HACE EL AMOR LOS MARTES - Volkacio/ DexacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora