Prólogo

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Sentimiento oculto

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Sentimiento oculto.

Prólogo.

Desconocido.

La lluvia cae desenfadada sobre el techo de la pequeña cabaña. Puedo ver y escuchar los rayos por la ventana con una fina cortina blanca a un lado de mi.

Cada vez que uno de ellos cae el ruido desata un fuerte dolor en mi cabeza, y como no, si todavía puedo recordar esos ojos azules y el arma con la que me dejo inconsciente.

Estoy solo en esta cabaña que su ubicación es desconocida para mi, sentado, atado de pies y manos, con una venda en mi boca que me impide pedir ayuda, con una herida en mi ceja izquierda la cual sé que esta ahí porque ahí fue donde recibí el impacto del mango del arma que ella portaba que me dejó inconsciente y que, al caerle gotas de mi sudor, joder, arde como nada.

Jamás pensé que ella me haría esto, ella no, no a mi. Después de todo lo que pasamos juntos, vivimos juntos. Ahora comienzo a pensar que todo era un simple juego para ella, que yo era su títere y ella mi titiritera. Me deje engañar tan fácilmente por su manera de ser y su físico, me inspiró tanta confianza que no busque hurgar nada en su pasado, no sé de donde viene, no sé sobre su familia y amigos. Ahora que lo pienso bien, no sé nada de ella.

Soy un estúpido, un jodido estúpido por confiar en sus palabras y sus hermosos ojos. Pero, ¿Cómo no hacerlo? Con su cabello a los hombros, negro y liso, su tez blanca, su cuerpo delgado y con la proporción de atributos perfecta, ni demasiado grandes, ni demasiado pequeños, sus labios ligeramente gruesos y rosados con una sonrisa angelical, su nariz pequeña y perfilada, y sus ojos, sus ojos son de un azul muy profundo y tan hermosos que podrías perderte en ellos con mucha facilidad. Así es ella, la chica más hermosa que he visto en toda mi vida, es un sueño hecho realidad. Ya decía yo que esto no podía ser tan perfecto y acerté, no lo era.

Ahora sé que nunca termine de conocerla del todo gracias a la situación por la que estoy pasando, y tengo miedo, mucho miedo. Antes de dejarme inconsciente vi que su mirada no era la misma, era una mirada oscura y vacía con un brillo que no supe descifrar.

●●●●

Al día siguiente la lluvia a cesado. Es de mañana y acabo de despertar. Traté de no quedarme dormido pero me fue imposible, me duele el cuello por la posición en la que dormí. No sé que hacer, estoy totalmente inmovilizado en esta silla.

Pasa un rato no muy largo y comienzo a escuchar pasos que provienen desde afuera, se me acelera el corazón porque sé que es ella que viene a por mi, a terminar conmigo, con mi vida. Escucho lo que me parece son llaves y una cerradura cediendo ante las mismas, al abrirse la puerta de par en par puedo verla, esta hermosa como siempre, trae puestos unos vaqueros negros que se amoldan muy bien a su figura con una camiseta negra y botas estilo militar.

—Ay Marcus — me dice inspeccionando con la mirada la pequeña cabaña, supongo que es para verificar que no haya hecho nada.

Cuando su mirada azulada cae sobre mí, es igual de oscura y vacía. Me dedica una sonrisa maquiavélica que jamás había visto y me pone los pelos de punta.
Se acerca a mi a paso lento, me toma de la barbilla y me hace mirarla a los ojos.

—Tranquilo cariño, no voy a hacerte nada. — toma una pausa y me siento un poco aliviado —Nada que no te duela.

Y puedo sentir como mi corazón late como loco en mi pecho del miedo que siento. Mis ojos se empañan rápidamente y trago saliva para contener las lágrimas. Seguidamente ella se inclina y con su mano saca una daga que tenía guardada en sus botas. Comienzo a respirar más rápido de lo normal e intento gritar por ayuda pero me es completamente imposible por la venda que tengo en la boca.

Acto seguido me clava la daga en el estómago con tal fuerza que logra enterrarla toda. Caen dos gruesas lágrimas de mis ojos. Al sacarla la sangre que brota de mi herida mancha mi ropa y parte de la mano de ella con la que sostiene la daga. La clava en mi 3 o 4 veces más. Me ha desgarrado el abdomen y el dolor que siento es incomparable. Me quita la venda de la boca pero no soy capaz de articular palabra, solo puedo mirar sus ojos con ese brillo que hasta ahora puedo descifrar, brillo que se debe a su sed de sangre, a lo satisfactorio que es para ella terminar con una vida, ver como esta escapa de los ojos de la persona y mirando sus ojos azulosos termino con la mía, haciendo un último corte profundo en mi cuello, cortando mis venas y garganta.

Ese fue mi final, pero fue el comienzo de aterradores asesinatos a sangre fría que se ocultan debajo de su hermosa mirada.

O así se creía...

++++

Nota de la autora:

Espero los haya gustado, soy nueva en esto la verdad así que, por favor, tengan paciencia.

Les publicaré un capítulo semanalmente.

Yisieli Sandrea.

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