Capítulo 4

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Cristal.

Ya es fin de semana y no tengo ni la más mínima idea de qué haré.

Estoy preparándome el desayuno, hago panqueques aunque no tengo mucho apetito, tampoco quiero ir al gimnasio hoy y pensando en eso tengo que marcarle a Gael para decirle.

Termino de hacer los panqueques y los pongo apilados en un plato para luego rociarles miel encima, cojo un tenedor y me siento en la mesa. Comienzo a comer tranquilamente, cocinar no es lo mío pero debo admitir que me han quedado muy bien.

Lavo mi plato al terminar, lo pongo en el lavavajillas junto con el tenedor y las demás cosas que utilicé, me seco las manos para coger el móvil que esta puesto sobre la encimera. Busco el contacto de Gael y le marco. Lo coge al segundo tono.

—¿Bueno? — le escucho decir al otro lado de la línea.

—No voy a poder ir.

El tono de mi voz es frío.

—¿Por qué? ¿Te pasó algo? ¿Te sientes bien? — pregunta tan rápido que apenas y puedo oírlo.

—Estoy bien. — me limito a decir.

—¿Entonces por qué no puedes venir?

Pillo un poco de tristeza al pronunciar sus palabras.

—No tengo ganas. Hasta luego.

Cuelgo la llamada sin darle explicaciones ni tiempo de responder.

Voy a una de las habitaciones del apartamento que transformé en oficina y me siento detrás del escritorio, pongo el móvil en él y cojo uno de tantos papeles que tengo puestos ahí. Son hojas de contabilidad de la clínica, he mantenido ese lugar en buenas condiciones por todos estos años en memoria de mi padre, sé cuanto amaba esa clínica y he pensando en expandirla pero tengo que hacer muchos trámites correspondientes que conllevan tiempo y dinero, cosa que no se me hará nada fácil.

Los ingresos de este año han sido muy favorables lo cual me siento satisfecha por todo el trabajo duro y esfuerzo que he invertido. Recojo y organizo por día las hojas de la última semana del mes pasado que están sobre el escritorio para archivarlas, me tardo un poco porque son demasiadas. Ya guardadas enciendo la laptop para verificar y administrar los ingresos y movimientos de estos últimos tres días. También tengo que hablar con el administrador de recursos para ver que tengamos los insumos suficientes y no les falte nada a nuestros médicos.

Cuando termino con la laptop es más de medio día, paso a imprimir las hojas mientras descanso en un pequeño sofá que puse en una esquina de la oficina. Le envío un mensaje a Nicolás, el administrador de recursos.

Yo:

Buenas tardes Nicolás, reporte.

No tarda en responder.

Nicolás:

Buenas tardes Cristal. Todo en orden y perfecto estado. No falta nada, todavía.

Esas son buenas noticias, menos trabajo para mi por los momentos. Cojo las hojas ya impresas para volver a sentarme detrás del escritorio a organizarlas y ver posibles fallos que no haya visto en la laptop. Luego termino estoy completamente segura de que todo está en orden.

Me siento exhausta.

Voy a mi habitación y me tiro a la cama, necesito dormir.

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Sentimiento OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora