•3•
Cristal.
Entro al apartamento y me dirijo a mi habitación, tiro las cosas a la cama y me siento en el borde de esta a quitarme los tenis. Me quedo un rato en el mismo sitio analizando todo lo que paso esta mañana.
Más que todo cuando perdí el control en el gimnasio. Jamás lo había hecho, nunca había perdido el control de esa manera, pero es tan frustrante no poder recordar y cada vez que lo intento no lo consigo. No sé que hacía antes, como era mi vida, que planes tenía, ni siquiera sé si tenía otras amigas. Luego de lo de mis padres me mudé muy lejos de mi antigua casa.
Solo puedo recordar pocas cosas de mi niñez en aquella hermosa casa con aires de antigua, las actitudes de mis padres conmigo y lo que hacían diariamente.
Mi padre era un hombre alto, esbelto, de tez blanca, cabello negro con algo de canas por su edad y sus ojos eran tan azules como los míos. Aparentaba menos edad de la que tenía por la buena alimentación que llevaba y en sus pocos ratos libres hacía rudos y cortos ejercicios. Con muy buen humor y carisma, una de las personas más buenas que he conocido. Salía todos los días muy temprano de casa para ir a trabajar, tenía una pequeña clínica y le entusiasmaba mucho llegar a ella a salvar vidas.
Se especializaba en varias ramas de la medicina, era psicólogo, neurólogo, cardiólogo y forense. La mayor parte de su vida se la pasó estudiando y trabajando al mismo tiempo pero sin dejarnos de lado ni a mi madre, ni a mi. Mi padre era un excelente médico y amaba lo que hacía.
Mi madre por el contrario era una persona muy seria, de pocas palabras y la mayoría del tiempo parecía enojada. No sé si era conmigo, con la vida o simplemente era así, no me atrevía a preguntarle. Sus demostraciones de amor eran demasiado escasas al igual que sus sonrisas genuinas, mi padre era el único ser en la tierra que podía sacarle una sonrisa de esas. La imagen en mi mente de ellos riendo sentados en el sofá me hace formar una pequeña sonrisa de labios cerrados.
Mamá tenía los ojos negros, el cabello castaño oscuro, siempre le gustaba cortarlo a la altura de sus pechos, y su piel era igual de blanca que la de mi padre y la mía. Trabajaba desde casa en contabilidad de diferentes negocios, tenía una oficina exclusivamente para ello y de la cual muy poco salía.
Suelto un suspiro antes de levantarme de la cama e ir al baño a ducharme para sacarme todo el sudor del cuerpo. Me pongo una camiseta blanca y shorts de pijama negros. No me molesto en peinar mi cabello mojado y salgo de la habitación.
Me siento en el sofá más grande y enciendo la tele pulsando uno de los botones del mando, está en mi canal favorito donde pasan documentales de asesinatos, ID. Veo como una rubia va corriendo escaleras abajo en una hermosa casa, entonces me ruge el estómago y recuerdo que no he comido nada desde esta mañana, y ya es medio día. También recuerdo que dejé mi móvil tirado en la cama y me levanto a buscarlo para pedir comida porque no quiero tener que hacerla yo.
Cuando cojo el móvil de la cama mientras me paso un mechón de cabello por detrás de la oreja, lo enciendo y veo que se le ha agotado la batería.
—Genial. — digo y exhalo aire con molestia por haber olvidado poner a cargarlo anoche.
Suena el timbre del apartamento, frunzo el ceño y me volteo para mirar por la puerta abierta de mi habitación, pienso en quien podría ser pero que yo recuerde no espero a nadie. Vuelvo a voltearme, tiro el móvil a la cama, seguidamente corro hacia mi armario, abro un compartimento secreto para armas que yace casi completamente vacío y recuerdo que tengo que comprar más armas, cojo mi Beretta y le cambio el cargador. Cuando voy a coger el silenciador el timbre vuelve a sonar, decido dejarlo tirado ahí y cierro el compartimento de un empujón.
ESTÁS LEYENDO
Sentimiento Oculto
Mystery / ThrillerElla es como la noche, tan hermosa, oscura y fría. Su mirada azulada hace que quieras perderte en ella para siempre, cada día, cada hora, cada segundo, parece un ángel caído del cielo. Pero las apariencias engañan, esa chica tiene un aire de mister...