•13•
Cristal.
Entro a el apartamento y tiro las llaves sobre la mesa delante de los sofás, camino hacia mi habitación. Pongo el móvil en él peinador junto con la pistola y la daga, me desvisto casi por completo dejándome solo las bragas.
Busco en el armario un conjunto pijama de shorts cortos y camiseta de algodón en color azul marino. Me lo pongo y recojo la ropa que deje tirada en el suelo, la llevo al cesto de ropa sucia en el baño, guardo los zapatos en su lugar y revuelvo mi oscuro cabello antes de meterme entre las sábanas de mi cama.
Suelto un largo suspiro.
Así como Carlos no tuvo ningún pudor en matar a uno de los guardaespaldas o ayudante de su padre, no tendrá ninguno en irse contra mí o quien sea que se atraviese en sus negocios, solo que conmigo no tendrá tanta facilidad como con el imbécil del callejón. Lo mejor de todo es que ni se imagina que una chica tan vulnerable como la que le mostré seria capaz de meterse en tanto royo, pero así como yo tengo mis ventajas, tengo que pensar en todas las que podrían tener ellos, que, al final de cuentas creo que serían muchas más.
Cierro los ojos, poco a poco mi respiración se vuelve más lenta hasta que caigo en un profundo sueño.
Mamá me trae en brazos empatada en una toalla celeste, sonrío y juego con las muñecas de hadas en mis manos.
Entramos en la misma habitación con cosas de niña pero ahora la mitad del cuarto es abarcada por cosas también de niño, es como una división entre dos hermanos.
Me sienta en la cama y busca ropa en los cajones de la cómoda mientras yo sigo jugando con las muñecas, una esta vestida de naranja, tiene el cabello marrón muy largo recogido en una cola alta y la otra de azul, su cabello negro trenzado hace un lindo contraste con el azul de su vestimenta, entre las dos ella es mi favorita.
Me pone un vestido color violeta sin mangas que llevaba buscando hace rato, unas zapatillas plateadas y recoge mi cabello en una cola alta dejando varios mechones por fuera de esta.
Mientras termina de peinarme escucho el llanto de un bebé que proviene del otro lado de la habitación, muevo mi torso hacia un lado para poder ver en la dirección ya que mamá bloquea mi vista.
—Cristal, no te muevas. — me coge de los hombros y me devuelve a mi lugar —Si te mueves no terminaré de peinarte rápido.
Junto mis pequeñas manos en mi regazo, no me muevo esperando que termine de peinarme. Al hacerlo pone el peine en la mesita de noche a un lado de la cama y se dirige hacia el otro lado de la habitación, donde hay una cuna verde olivo, se inclina frente a esta y saca de ella un bebé llorando. Lo acurruca en sus brazos y comienza a mecerlo mientras le canta para que se tranquilice.
Dura mucho tiempo con él en brazos, los ojos de mamá irradian mucho amor y felicidad, forma una pequeña sonrisa mientras pasa su dedo índice por la nariz del pequeño.
Cojo mi hada favorita, me levanto de la cama dando un saltito con cuidado de no caerme, la cama me llega a los hombros. Camino hacia la puerta abierta del cuarto, miro a papá sentado en una esquina del sofá más grande en la sala, tiene unas oscuras ojeras muy pronunciadas debajo de sus ojos haciéndolo ver muy cansado, un moretón en una de sus mejillas y sus labios pálidos ligeramente partidos.
Esta muy distraído leyendo un periódico con letras muy raras. Camino hacia él poco a poco, cruzo entre los demás muebles hasta llegar a donde se encuentra.
—Mi hermosa hada — sus ojos brillan al verme.
Me regala una gran sonrisa donde puedo ver lo afectados que están sus labios, me coge en brazos y me sienta en su regazo, sus ojos azules se ven grisáceos.
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Sentimiento Oculto
Misterio / SuspensoElla es como la noche, tan hermosa, oscura y fría. Su mirada azulada hace que quieras perderte en ella para siempre, cada día, cada hora, cada segundo, parece un ángel caído del cielo. Pero las apariencias engañan, esa chica tiene un aire de mister...