Thaiel Morrison ni siquiera se colocó un abrigo antes de salir en la noche hacia el helado abrazo de la ciudad. Sus brazos al descubierto sintieron al frío del invierno instantáneamente, fue una suerte que siquiera se colocara una camiseta sobre su torso después de enterarse de lo que acababa de ocurrir.
La desesperación y el miedo en el joven eran evidentes. Unas lágrimas estaban formándose en sus ojos cuando subió a su camioneta.
Estaba tan asustado, tan asustado por lo que podía llegar a pasar, tenía pánico de afrontar esta situación. Deseó por otro lado poder ir más rápido, pero no quería una multa y mucho menos ahora.
Cuando llegó a destino estacionó su vehículo como pudo y bajó corriendo hacia el edificio frente a él, un hospital. Ingresó en este apurándose y fue directamente hacia la habitación ya que en la llamada que había recibido le habían informado absolutamente de todo.
Sus pies se movían con velocidad en la escalera, no le importaba el estar agitado, necesitaba llegar.
Había muy pocas habitaciones en el piso gracias al cielo, se le haría más fácil, buscó la 214 y la encontró con rapidez. Colocó su mano en el picaporte temblando, toda esa desesperación se reducía a esto.
Cuando la puerta se abrió vió a unas pocas personas en la habitación. Allí estaban Matt con su esposa Samantha y su hija de tres años Tania, junto a ellos llorando a mares se encontraba Ana siendo abrazada por su esposo, el mejor amigo de Thaiel, Zac.
La habitación era completamente blanca, este tono daba un poco de luz a la oscuridad que sentía Thaiel. Una pequeña televisión enfrentada a una cama la cual estaba ocupada, sí, allí estaba, lo que más le importaba a Thaiel, lo único que necesitaba, lo único que más amaba en el mundo. Drew Anderson.
Sus ojos estaba cerrados, un suero conectado en su brazo, una venda en su cabeza, heridas en su cuerpo y una maquina informando sus signos vitales.
-Thai.-Ana sollozó y se acercó al joven para envolverlo en un abrazo, este se lo devolvió.-lo siento tanto, es mi culpa.
Matt habló estas vez.-No fue tu culpa Ana, fue un accidente.
-¿Qué ocurrió?-Susurró Thaiel acercándose a la cama, le dio una suave caricia a Drew, este no respondió a ese estimulo.
-Ana y Drew habían ido a comprar pintura y otras cosas para remodelar la casa, salieron de la tienda y...-Zac lanzó todo el aire contenido en sus pulmones.-un auto casi atropella a Ana, pero Drew la salvó. Lamentablemente el auto le dio a él.
Thaiel reprimió las ganas de golpear al culpable.-¿Qué hay del tipo que lo atropelló?
Samantha habló esta vez.-Fue muy amable, cargó a Drew en el auto y lo trajo hasta aquí. Dijo que estaba a nuestra disposición para lo que quisiéramos y me dio su número de teléfono.
La mirada del joven estaba perdida, no le importaba demasiado lo que dijera ese tipo, lo calmaba muchísimo que Drew estuviera vivo pero aún así, verlo en el estado en el que estaba no lo dejaba en las mejores condiciones. Maldita sea.
Sintió la mano de su mejor amigo en su hombro dándole apoyo, quería sonreírle pero no podía, no viendo a lo más importante en su vida tirado en una cama sin poder despertar.
De repente la puerta se abrió, un hombre de como unos cincuenta y algo de años ingresó en la habitación. Vestía su bata de medico con su nombre sobre uno de sus bolsillos. Sus ojos grises se movieron por todos los presentes.-Buenas noches, soy el doctor Meason, el médico de Drew.
Todos le devolvieron el saludo desanimadamente.
Se acercó al joven postrado en la cama y comenzó a revisarlo, una revisión típica, su pulso, su presión, la velocidad de su respiración.
-Por lo visto todo normal.-Dijo el hombre, la tensión en el cuerpo de Thaiel disminuyó un poco, pero no completamente.-¿Cuándo despertara?-Preguntó Ana
El doctor lanzó un suspiro.-Eso solo Drew lo sabe, pueden ser horas o quizás días.-Las lágrimas volvieron a juntarse en los ojos de la joven.-Pero lo que necesita ahora es el apoyo de su familia y amigos, su paciencia y también necesita descansar. Sean positivos.
En ese mismo momento la puerta volvió a abrirse, una enfermera de la misma edad del médico de contextura pequeña y cabello rubio apareció-Permiso.-Se metió en el cuarto.-Venía a avisarles que el horario de visitas acaba de terminar, ¿alguien se quedará con el paciente?
-Yo lo haré.-Soltó el pelirrubio, a pesar de no haber agarrado ni siquiera ropa para pasar la noche aquí se quedaría, no le importaba.
Matt se acercó a su amigo.-¿Estás seguro? Mañana debes trabajar y estas agotado...
-Le diré a mi padre que estoy aquí, él entenderá.-Respondió el otro joven en forma de explicación, nadie le discutiría absolutamente nada. Sabían que Thaiel ahora mismo era un edificio desmoronándose.
A pesar de que estaba a cargo de una de las empresas de su padre y era obvio que era muy importante que fuera a trabajar, no importaba. No ahora.
-Está bien.
Matt tomó en brazos a su pequeña hija la cual le dio un tierno beso en la mejilla a Thaiel despidiéndose, eso lo había reconfortado muchísimo. A pesar de ser tan pequeña era muy astuta y se daba cuenta de absolutamente todo.
El resto de sus amigos se despidieron prometiendo que mañana vendrían sin falta, en especial Ana, la cual no dejaba de sentirse culpable por este asunto. Aunque obviamente nadie la culpaba, no había sido su culpa en realidad.
Thaiel ocupó el pequeño asiento junto a Drew y envolvió su mano sobre la del chico que tenía un suero conectado en ella. Quiso sentir la calidez que percibía en ella a diario, cuando la tomaba en las mañanas, al caminar o simplemente cuando la rozaba. Pero esta calidez parecía extinta.
Una lágrima recorrió su mejilla cayendo sobre las sabanas de la cama, rápidamente otra lágrima la siguió dejando su humedad en el camino.-Por favor, Drew-Murmuró el chico mientras que su voz temblaba y su volumen disminuía.-Despierta pronto.
***
Comenzamos.
¡Nueva historia!
Secrets.
ESTÁS LEYENDO
Memorias. /Yaoi/ [Finalizada]
RomanceLa realidad se difumina y todo se convierte en memoria. Hasta tú, poco a poco, has dejado de ser un deseo y te has convertido en un recuerdo. "Segunda parte de la novela Negación"