Capítulo 27

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Drew tenía sus ojos cerrados, estaba recostado sobre una dura e incómoda cama de hospital nuevamente. Thaiel tenía su mano envolviendo la del joven con delicadeza y cariño. Estaba agotado.

Ya habían pasado tres horas desde que el pelirrubio corrió con Drew en brazos trayéndolo hacia el hospital, recordaba que Drew no dejaba de vomitar, de soltar gemidos de dolor y de sentirse mareado. Fue horrible.

Aunque para suerte de ambos el doctor Meason estaba en guardia esta noche, así que pudo tomar su caso con más tranquilidad.

El hombre le había informado a Thaiel que esto ocurriría tarde o temprano cuando una acumulación de recuerdos cayera sobre el menor, lo que significaba que probablemente había recordado a alguien. En este caso se trataba de Zac.

A Thaiel en parte le alegraba que por fin Drew hubiera recordado al esposo de su mejor amiga, pero también lo llenaba de decepción que no lo hubiera recordado a él. Podría ser que su cerebro estuviera bloqueándolo.

La puerta de la habitación se abrió de repente, allí apareció Matt seguido por su esposa, Tom, Zac, Jack y Luke. No veía a Ana por ningún lado. Thaiel les había avisado a los jóvenes de lo ocurrido pero no esperaban que se aparecieran a estas horas.

—Hola.—Saludó cabizbajo.

Todos se acercaron hacia la cama donde estaba depositado Drew.—¿Has hablado con el medico?—Preguntó Matt.

Thaiel asintió—Sí, me ha dicho que por lo visto fue como que muchos recuerdos cayeron en su cabeza de repente.—Movió sus manos.—Recordó a Zac.

El chico de ojos verdes se sorprendió al oír eso.—¿Me recordó?—Su amigo asintió.—En parte es genial, aunque lamento que a ti aún no te recuerde hermano.

—No importa.—Tragó saliva.—A pesar de todo, estoy avanzando con él.

Sam colocó una mano en su hombro y Jack habló.—Me alegra saber eso.

La puerta de la habitación se abrió de repente revelando al doctor Meason el cual traía una carpeta en su mano derecha, que probablemente fuera el historial médico de Drew.

Abrió el pequeño cuaderno repleto de hojas observando cuidadosamente cada detalle escrito, la atención de todos en la habitación estaba puesta en el hombre de cabello blanco.

—Bueno no fue más que un episodio que tuvo Drew, es normal que ocurra ya que muchos recuerdos repentinos le dieron una jaqueca lo que causo las náuseas y el mareo.—Cerró el historial.—Pero no hay nada de qué preocuparse. Así que pueden quedarse tranquilos.

Un suspiro de alivio recorrió las bocas de todos los presentes, compartieron sonrisas tranquilas pero se sobresaltaron cuando la puerta de la habitación se abrió de repente mostrando a una enfermera de contextura pequeña y cabello rojo como el fuego muy preocupada.

—¡Doctor Meason lo necesitan en quemados!—Informó la joven agitada. Los ojos verdes de la chica viajaron del médico hacia el joven que estaba depositado en el sillón junto a la cama de Drew.—¿Thaiel?—Preguntó esta al reconocerlo.

Los ojos azules del chico se agrandaron.—¿Vanessa?—Una risa se les escapó a ambos cuando el chico se colocó de pie y camino hacia ella.—No puedo creerlo ha pasado tanto tiempo.
—La estaba mirando de arriba abajo sin poder creer que la tuviera en frente.

La chica negó en silencio.—No puedo creerlo, no te veía desde que terminamos la primaria.

—Sí, cuando te fuiste a vivir a España.—Le recordó el chico.—Lo siento estas trabajando, pero de verdad me alegra verte.

Vanessa no le dio importancia.—Oh no te preocupes, también me alegro verte. Tal vez podamos tomar un café cuando termine mi turno-miro la hora-aunque será en unas horas.

Thaiel asintió—No hay problema, me quedaré en el hospital de todas formas.—Volvió a saludarla.—Nos vemos, luego.—Ella asintió y siguió al médico en silencio.

Todos sus amigos se miraban entre ellos sin entender bien que había ocurrido y quién era aquella chica. La duda los estaba comiendo de pies a cabeza, es que aquella sonrisa que le había transmitido a esa pelirroja no parecía normal, se sentían extraños. Pareciera como si ella de verdad le importara a Thaiel.

Sam no lo soportó y tuvo que preguntar.—Ahm, Thai.—El chico se giró dedicándole atención.—¿Quién es ella?

Thaiel suspiró nervioso y hasta un poco incómodo de tener que explicar.—Ella era una amiga de mi infancia.

—¿Una amiga, de verdad?—Zac levantó una ceja.—Porque no lo parecía.

El pelirrubio se sintió confundido y hasta un poco indignado por la tonalidad de aquellas palabras, era obvio lo que insinuaban, pero el joven no iba a permitirlo tan fácilmente.
—¿Por qué les mentiría?

Todos compartieron miradas que se decían lo mismo, pero ninguno habló, el tema se desvió completamente cuando de repente Drew tosió despertándose de aquel sueño que tenía desde hacía horas. Los presentes se acercaron hacia él felices y aliviados transmitiéndole la noticia de su pequeña recuperación de memoria y prometiéndole que a partir de ahora las cosas irían mejor.

O al menos eso creían.

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Vanessa revolvió el café con una pequeña cucharita de plástico que daban en aquel buffet del hospital frente a la mirada trasparente de Thaiel.—¿Hace cuánto volviste?

—Unos dos meses.—Murmuró.

—¿Y por qué no llamaste?—Quiso saber el chico.—Ni siquiera a mis padres.

La joven movió su cabello a un lado exasperada.—Quise hacerlo pero es que...me enteré que estabas pasando momentos difíciles y no quise...

—¿Quién te lo dijo?

—El doctor Meason me hablo sobre ti, lo escuché un día hablando por teléfono y mencionó tu nombre.—Se explicó. Thaiel confiaba en ella, sabía que era una buena mujer. A pesar de no verla hace más de diez años, sabía que no haría nada en su contra jamás. Por eso mismo no dudaba de su palabra.

Vanessa bebió un sorbo del café.—Así que, ¿él es tu pareja?

Thaiel asintió en silencio.—Sí, aunque no lo recuerda.—Mordió su labio—Lo que daría por volver el tiempo atrás y detener ese accidente.

Ella acarició su mano.—De verdad lamento lo que pasó.—Negó con la cabeza.—A veces la vida es muy injusta. Se ve que lo amas.

—Más de lo que te imaginas.

La joven parecía sentirse muy triste, terriblemente mal por él pero aún así sabía lo que se venía y probablemente sería inevitable.
—Thaiel, tu sabes lo que puede llegar a ocurrir si veo a tus padres. ¿Verdad?—El chico la miró dudoso unos segundos pero luego el recuerdo de aquellos sucesos apareció en su mente como un destello fugaz.—¿Realmente quieres que sepan que estoy aquí?

Thaiel la miró nervioso.—¿Tú crees que...?—Negó.—No lo creo, es decir. Ya pasó mucho tiempo.

Ella se encogió de hombros.—Puede ser que ya no importe, aunque mi familia no te ha olvidado.

De verdad eso sería lo peor que lo pudiera ocurrir, pero tal vez ya no tendría importancia. Es decir había pasado demasiado tiempo como para recordarlo. Además de que ambos jóvenes habían crecido, hecho sus vidas y seguido sus caminos. Uno como empresario, la otra como enfermera. Ya no tenían nada en común, excepto esa amistad que los unía.

—Bien, intentémoslo.—Sonrió la joven.

Estaba decidido.

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Secrets.

Memorias. /Yaoi/ [Finalizada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora