Capítulo 22

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Yoongi

Jamás había sentido tantos nervios como el día de hoy, no sé que me espera pero después del numerito que monte la última vez que estuve ahí me hacia dudar. En cualquier otro momento no me habría importando en lo más mínimo, nunca he sentido las ganas de agradable a alguien como hoy, esta intentando con todas mis fuerzas que lo mío con Maritza funcionará y eso involucraba caerle bien a su única familia. Es sábado y Mar tuvo día libre en su trabajo y pensó pensó era buena idea preparar una cena e invitarme a comer con su tía. Tuve una cita esta tarde con un cliente ya que en el trabajo, después de ver los avances del restaurante, están tan complacidos que me dieron otro proyecto. Estoy contento, no suelo presumir pero me gusta que la gente vea mi potencial en lo que soy bueno, aparte de que esto me ayuda a conseguir más clientes. Ahora que me dieron otro proyecto me dejaron la cartera de clientes abierta, ya no tendré un asesor, ni ayudare a otro arquitecto y si la gente del pueblo admira la construcción en cuanto el restaurante habrá, espero los clientes empiecen a llegar.

Voy hacia la casa de Maritza, compre dos ramos de flores y una botella de vino, espero eso sea suficiente para presentarme y dar una buena primera impresión. Debo decir que comprar las flores me hizo sentir un poco apenado, nunca lo había hecho y aunque tal vez para la señora florista era normal, para mi no lo fue. Sentí sonrojarme luego de que entré y no supe que elegir, ella se río levemente y se ofreció a ayudarme, gracias a ella no salí de la florería  con un ramo de condolencias.

Aparque fuera de su casa justo a tiempo, habría sido grave haber llegado tarde la primera vez. Respire unas cuantas veces antes de salir del auto, después tomé las flores, la bolsa de papel con la botella y camine hacia la entrada. Hoy vestí formal para mi reunión, el negro es un color que me da un poco más de confianza por lo que la mayoría de mis trajes son de ese color. Esta vez simplemente agregué una camisa negra  y un saco ajustado con unos toques de brillos.

-Espero no sea mucho- susurré para mi mientras arreglaba mi camisa. ¡Definitivamente no es mucho! Pensé cuando Maritza abrió la puerta con un vestido azul, era sencillo pero le quedaba jodidamente bien.
-Hola- me sonrió y se hizo a un lado para que pasara. Me detuve a lado de ella con las manos ocupadas y ella dejó un pequeño besos en mis labios. ¡Dios! Esta chica me va a volver loco.

Le di uno de los ramos y caminamos hasta la entrada de la cocina en donde una mujer extrañamente familiar estaba de espadas hacia mi.

-Tía, Yoongi llegó- dijo rodeando la mesa mientras yo me quedaba de pie a la entrada, mis manos estaba sudando, estuve a punto de salir corriendo al auto. ¡Que sensación más desagradable!
-Te dije que mi niño no era impuntual- ella volteo y sentí descansar mi alma -Ven a ca corazón- me dijo abriendo los brazos
-Hola, preciosa- dije en el tono que siempre la saludaba
- Ah no. No voy a tolerar que coqueteen delante de mi.- dijo Mar
-Lo siento, nena. Ella tiene derecho de antigüedad- le dije y sentí un golpe en la cabeza
- Que cosas dices, muchacho.- Jesi tenia un gran sonrisa en su rostro - Tomen asiento, serviré la comida.
-Claro que no. Yo cocine, yo sirvo.- la jalo y la llevó a la mesa - anda toma asiento. Me di cuenta que aún tenia las flores en mis manos y se las di a Jesi. Dejé la bolsa de papel en la mesa
-¿Tienes un sacacorchos?- pregunté mientras Jesi ponía las flores en un jarrón
-Si, acá en el cajón frente- el cajón estaba a un lado de ella. Maritza se quiso mover para darme espacio y no la deje. Rodee sus cintura con mis brazos, abrí el cajón, tomé el sacacorchos y deje un beso en su mejilla antes de regresar a la mesa. Jesica nos observaba con una sonrisa de satisfacción.

-Y pensar que su estúpido orgullo casi los separa- sonreí y agache la cabeza -Niños tontos

Nos sentamos a comer, platicamos de todo y pasamos un rato muy agradable. Jesi esta feliz de saber que Maritza no está sola, algo que la preocupaba mucho, más cuando su padre murió joven, ella cree que cualquier cosa puede pasar y no estaría a gusto si ella se quedara sola. Nos dio libertad para que ella se quedara conmigo o yo me quedara en su casa cuando quisiera. Cuando ella dijo eso recordé que en la cafetería le había platicado de mi relación con Maritza y me dio vergüenza. Obviamente en ese tiempo yo no tenía la menor idea de que fueran familia.

Aun era temprano cuando terminamos de cenar, Jesi se fue a dormir por que trabajaba al otro día por la mañana, Maritza tenia trabajo en la tarde así que decidimos ver una película. Entramos a su habitación y nos recostamos en la cama mientras buscábamos algo para ver. Cuando do termino la película salí por un vaso con agua y volví a entrar, realmente fue un pretexto para poner seguro a la puerta. Me arrastre por la cama y fui subiendo su vestido hasta la cintura, me coloque entre sus piernas y disfrute de su sabor mientras ella se retorcía, subí una mano y tape su boca para que dejara de hacer ruido.

-Tranquila nena. No termines- besé y succioné unos segundos más y después subí para colocarme entre sus piernas. Entré lentamente y empecé a moverme, esta se había vuelto mi forma favorita de tenerla, lento, suave y sin prisas, disfrutando cada uno de sus jadeos, disfrutando la manera en la que se curvaba para poder entrar aún más.
-Ya voy, amor- me detuve un segundo, jamas me había dicho así -Min, por favor.- empecé a moverme nuevamente. Los dos llegamos al climax y me deje caer a un lado de ella. Se levantó y se quito el vestido, yo me quite lo que quedaba de mi ropa y nos abrazamos desnudos.

-Oye- dije nervioso
-¿Mmh?- contesto ella adormilada
-¿Podrías llamarme como lo hiciste hace rato?- volteo a verme analizandome, parecía confundida y estaba pensando en sus palabras
-¿Min?
-No- dos segundos más tarde empezó empezó sonrojarse
-¿Amor?- guarde silencio un momento mientras analizaba mis emociones al escucharla decirlo. Asentí lentamente y ella me besó para llamar mi atención
-Bueno... amor... ¿te quedaras esta noche?- trague saliva, esa palabra viniendo de ella me provocaba escalofríos, en el buen sentido. Me gustaba. Asentí nuevamente
-Si, si quieres.
-Claro que si. Mañana trabajo en la tarde y tu no trabajas, podríamos desayunar juntos y después puedes llevarme- me sonrió mostrándome todos sus diente
-Eso es abuso. Tu solo me quieres para no tener que caminar.
-No te equivoques, Min- dijo seria -también por el sexo- dijo levantándose las cejas. Ambos nos reímos

Desperté con el sonido de mi celular, indicaba un correo de trabajo, me pareció raro ya que los domingos nadie me molesta. Abrí los ojos y recordé donde estaba, Maritza seguía abrazada a mi cintura con su cabeza en mi pecho. Seguíamos desnudos y ella aún dormía profundamente, me gustaba lo que sentía, pero empezaba a darme un poco de miedo la intensidad de esos sentimientos. Me estire un poco y alcance mi celular, revise el correo y era de mi secretaria.

"Sr. Min, recibí un correo anónimo solicitando una cita, tampoco tiene asunto pero dice que es urgente."

Me pareció un poco extraño pero últimamente recibí correos de nuevos clientes. Muchos no buscan gran cosa y por lo mismo son personas que no envían un correo tan formal.

*Dale una cita para mañana por la mañana y en la oficina, así no corremos riesgo*

Habían sonado algunas cosas sobre gente queriendo extorsionar, esto no es nuevo y simplemente hay que tomar medidas.

-Buen día amor.- la voz de Maritza aun sonaba rasposa y adormilada, sus ojos seguían cerrados y estaba haciendo pequeños círculos con su dedo en mi pecho. La sabana que la envolvía resaltaba su silueta, cosa que mi cuerpo no ignoró. La voltee y me subí en ella, empecé a besarla mientras dejábamos que que la pasión nos llevara.

-Definitivamente tengo que mudarme- dije con seguridad mientras ella se río. Se que mi hermano lo entenderá, últimamente no pasa tanto tiempo en casa, pero aún así necesito mi espacio. Quiero despertar así con Martiza más seguido.

Destino: Quédate a mi lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora