17° Playboy

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Por la mañana recibí otra tanda de mensajes que respondí y eliminé al instante ya que eran de Thomas Esparza. Lo último que necesito ahora es algo que arruine el día y nuestro viaje a Nueva Orleans, Adrix me llevó muy temprano al Hotel para empacar algo de ropa en la misma maleta que el.  Después nos fuimos directamente a la pista privada en donde se encontraba su avión, y debo mencionar que quedé asombrada, porque jamás me imagine que tuviese un avión privado, digo se que nada en dinero pero ¿un avión? ¿Enserio?. Este viaje durará más que el que tomé de Nueva York a Italia, y realmente me pone algo ansiosa estar tantas horas en un solo lugar con el imponente del italiano que me hace explotar de placer cada que me hace suya.

- Debiste dejar que viniera Alana - le digo frunciendo los labios. Realmente me entusiasmaba traerla a conocer Nueva Orleans, así podría cambiar de aires pero su cavernicola hermano mayor se rehusó.

- ¿De nuevo con eso? - arruga las cejas astiado por volver a tocar el tema - Ella tiene un empleo

- Y tu eres su jefe - Ruedo los ojos

- Sigue en rehabilitación - insiste y para eso no tengo respuesta así que prefiero callar antes de que ordene al piloto que regrese a Italia. - ¿A donde vas? - pregunta con mala cara cuando me ve levantarme del asiento

- No voy a saltar del avión si es lo que te imaginas - resoplo - lo pensé. Pero no lo haré- bromeo pero no le causa gracia - solo voy al baño, amargado - rueda los ojos y me encamino al pequeño baño del avión con mi mochila en el hombro. Saco las pastillas anticonceptivas y la botella de agua para poder tomarme la que me toca. <<No queremos incidentes>> Me remojo la cara con agua del grifo y salgo. - ¿ves? Sigo aquí

- A veces dices muchas estupideces - resopla y tomo asiento de nuevo en mi lugar

- Oye no seas grosero conmigo - lo regaño cruzandome de brazos - yo no me la paso diciéndote lo idiota que eres

- Si, si lo haces.

- ¿A si? - digo fingiendo que no se de que me habla - pues entonces no digo mentiras - me encojo de hombros

- Si no me gustaras como me gustas, te habría lanzado por la puerta después de la primer media hora de vuelo - resopla rodando los ojos

- Lo mismo digo

- No puedes - dice con arrogancia - es mi avión. - Con este hombre no se puede.

Después de un par de horas más en las que o discutíamos o teníamos sexo, al fin aterrizamos en una de las pistas privadas que rentó Adrix. Salgo dem avión y dejo que la brisa de mi hogar me llene los pulmones.

- Nada como la ciudad que te vió nacer - esbozo una sonrisa ansiosa por estar aquí

- Huele a pantano - suelta el italiano haciendo una mueca - y a Pescado

- Deja de ser tan pesado y de buscarle tantos peros a todo - resoplo yendo hacia el auto que nos está esperando. Adrix le da el equipaje al chófer quien lo sube a la cajuela y después ambos suben para poner el auto en marcha. Saco mi teléfono y llamo a mi madre para avisarle que ya estamos aquí - Hola Mamá- sonrío

- Hola cariño ¿Ya llegaste?

- Si mamá, estoy en el auto - le informo - llegaremos en un rato más

- ¿Llegaremos? - pregunta confundida y cierro los ojos con fuerza. <<Olvide decirle que Adrix vendría conmigo>>

- Alguien me acompaña - le explico mientras de reojo observo que el italiano me analiza expectante, probablemente en la espera de que de más detalles sobre el - nos vemos pronto - digo sin hablar de más antes de colgar y soltar un suspiro

La Traducción del Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora