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Meer

Un último día.

Termino de cepillar mi cabello y abro la puerta al escuchar toques del otro lado; apenas y logro sonreírle a Lucas, ya que se lanza sobre mi para besarme con profundidad, convirtiéndolo en un beso dulce en el que me toma de la cintura y me atrae más hacia él. Poniéndome de puntillas pasando mis dedos por su cabello sedoso, atrayéndolo más hacia mí con mi mano en la parte posterior de su cuello.

—¿¡Podemos irnos!?—me sobresalto al escuchar a Jace justo detrás de Lucas, separo mis labios de los suyos con dificultad y le observo, con su bañador de patitos con lentes de sol.

—Lindo atuendo—le digo, aun abrazada a Lucas, sonriendo divertida.

—Deberías aprender de mi cuñada—habla para su hermano—, ella sabe apreciar la buena moda.

Con eso se gira y se dirige al elevador. Hoy, será un día de descanso que los chicos tienen merecido, nos mantendremos en las piscinas y playa que nos ofrece el hotel hasta el anochecer y, luego partiremos hacia nuestro querido hogar.

Un nuevo hotel, por supuesto.

Lucas me recuerda su presencia dándome ligeros besos en mi mejilla, me giro hacia el en el momento justo para que sus besos aterricen sobre mi boca.

—Puedo volverme adicto a esto—le escucho decir en voz baja.

Me separo de él tomándome mi tiempo para observarle, bañador azul oscuro, lentes para el sol, y su cabello que, a la luz del sol se logra ver ese color rojizo que aún no sé porque esconde. Y, por primera vez, puedo apreciar su tatuaje por completo, la enredadera acaba en su pecho, dejando pequeñas ramas bajando por sus pectorales.

Te lo has comido con la mirada, chica.

Jamás me arrepentiré de ello.

Yo, me he decidido por un bañador de dos piezas, color blanco y mi melena suelta, pequeños rizos revoloteando por las puntas del mismo, y eso solo sucede cuando es necesario un corte. Gracias a mi vestido de playa, el bañador aun no es visible para nadie.

—Tengo el privilegio de poder llamarte mi novia, ¿Sabes lo afortunado que soy? —dice lo primero al aire y luego hace la pregunta incendiando mis mejillas.

Sonríe observando el poder que tienen sus palabras en mí, y yo, no consigo encontrar una respuesta a sus palabras por lo que, le tomo de su rostro y le atraigo besándolo, demostrándole así cuan adicta soy ya a él con tan solo unos cuantos besos. Sonríe contra mis labios y me sigue el beso, con sabor a menta.

Y momentos, muchos momentos.

Una persona se aclara la garganta en el pasillo, haciéndome sobresaltar y separándome de Lucas de un salto, como si fuese un delito besar a mi pareja.

Uyyy, mamoncita mija.

—¿Podemos cerrar la puerta?—escucho a Lucas sugerir a mi lado.

—Nos vamos, no pienso dejar a ningún niño solo hoy—dice Mike en el pasillo.

—Bieeen—sale a regañadientes, tomando mi mano en el camino.

Bajamos por el elevador hacia la zona de piscinas, los chicos reciben varias miradas en el camino y muchas de esas se dirigen a nuestras manos enlazadas, otras personas se abstienen de pedir fotos cuando ven a los guardaespaldas a nuestros costados; y, siendo sincera, me incomodan las miradas que recibo de algunos hombres, y alguna que otra mirada de envidia de una mujer.

Dejamos nuestras toallas en unas tumbonas cerca del agua, el lugar no se encuentra atiborrado de personas, ya que, la zona de niños se encuentra en otro ala del hotel y, unas pocas personas deciden que es buen momento para nadar en el agua helada.

Counting StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora