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Miércoles.

Inicio mi día con una llamada de mi madre, y, siendo sincera, ya no recordaba lo que era ser despertada por el sonido de una llamada entrante.

Su tono de voz está lleno de preocupación al momento en el que tomo la llamada.

—¿Mila?

—Dime—mi voz sin haber sido utilizado por tantas horas, sale grave.

—Deben cuidarse, acabo de ver en las noticias sobre esa mujer fugitiva—casi la puedo observar frente a la televisión con el teléfono al oído—. Había salido una vez, mostrando su paradero en el país, no lo vi tan necesaria la precaución pero ahora está en la ciudad—suspira—, las autoridades opinan que es muy posible que su llegada sea pronto a los pueblos más lejanos.

Recuerdo a Lucas haberme mencionado algo sobre la misma mujer, sobre el día en el que su madre le había pedido precaución, no le habíamos prestado demasiada atención al anuncio ya que, como lo dijo mi madre, estaba en el país, pero se veía poco probable que avanzase a las ciudades más alejadas.

—De acuerdo, mamá—suspiro, comenzando a abrir mis ojos.

Lucas se remueve a mi lado, abrazándome más a su cuerpo, manteniendo sus brazos alrededor de mi cintura y mi espalda pegada a su pecho.

—Por cierto—susurra, ahora hablando con algo de dolor—. Hemos encontrado el disco, en realidad ha sido bastante sencillo encontrarlo, estaba apartado de los demás...

—Entiendo, mamá, gracias—le digo, con sinceridad, comprendo que esto es duro para ellos, no han tenido la ayuda especializada que debieron haber tenido desde un inicio, sin embargo, nunca es tarde para sanar—. ¿Han utilizado el número?—inquiero.

Le escucho respirar profundamente antes de hacer un sonido de aceptación.

—Quedamos en que iríamos este viernes, ah, cariño, es el día antes de tu cumpleaños.

Reviso un momento las fechas en la pantalla antes de asentir, estamos a veintidós de abril.

—Sí, vaya, ni siquiera noté el tiempo pasar.

—Ya veremos que regalarte para tu cumpleaños—susurra.

—No es necesario, mi-

—Sí, sí, como digas; debo colgar.

—De acuerdo—susurro bostezando—, hasta pronto, mamá.

—Cuídense, ¿oyeron?

—Fuerte y claro, suegra—me sobresalto al escuchar la ronca voz de Lucas respondiéndole a mi madre, ella satisfecha, corta la llamada.

Se estira mientras yo dejo mi teléfono en la mesita de noche, se acurruca junto a mí, apoyando su cabeza en mi pecho envolviendo sus brazos en mi cintura.

—¿Te desperté?—inquiero.

Niega lentamente con la cabeza, aunque la culpa me consume al verlo tan cansado, ayer solo pudo dormir unas cuantas horas ya que llegó tarde luego de irse con Jace a la disquera. Su cabello ahora es color pelirrojo y yo, no puedo dejar de pasar mis dedos por él, en definitiva, ese color es por y para él.

Se ha vuelto una costumbre que duerma junto a mí, acabaré por darle una llave de la casa para él.

—Me despertó la preocupación en el tono de tu madre—susurra.

Suspiro y comienzo a acariciar su cabello, se inclina más hacia mi mano aceptando las caricias.

—Esta realmente preocupada, es extraño.

Counting StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora