Capítulo 1

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Las fiestas y yo no somos compatibles y esa es una razón del porque las odio

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Las fiestas y yo no somos compatibles y esa es una razón del porque las odio. Un claro ejemplo fue que apenas puse un pie en el lugar terminé tirando una moto y escapándome para evitar problemas. Odio a mis amigos con sus complejos de buscar experiencias nuevas.

Experiencias nuevas mis nalgas.

No iba ser una experiencia agradable estar en una celda, pero aun cuando tenga que explicarle a mi madre la razón de estar en ese lugar. ¿Qué le iba a decir? Lo malo es que ni siquiera sirvo para mentir, probablemente hubiera dicho una estupidez y el castigo sería peor. Soy tan malo para mentir que la mayoría lo descubre porque termino tartamudeando y no puedo mantener la mirada fija sin morir de los nervios.

Literalmente es la primera y última vez que les sigo el instinto explorador, fue demasiada adrenalina para una primera fiesta a la que asisto y no pienso volver a repetirla ni en un millón de años.

Cruzo los brazos manteniendo la mirada fija en mi portátil escuchando a Ellie y Nil del otro lado de la puerta disculpándose por lo que paso. Sé que no fue culpa de ellos en cierta parte, es solo la mala suerte de Jaiden haciendo su magnífica aparición.

Ya estoy acostumbrado.

Resoplo levantándome de la cama acercándome a la puerta, apenas la abro estos dos caen de espalda en el piso sonriéndome con inocencia. Una muy falsa inocencia, pero no importa.

—Esa es la última vez que les sigo esas idioteces, ¿vale? —Vuelvo a sentarme en la cama y ambos de igual forma lo hacen. Ellie me mira con un puchero sosteniendo mi brazo para acercarme.

—Jai-Jai, debes salir más. ¿Es que no te has visto en el espejo? Estás más blanco que un pedazo de papel... ¿O es que pretendes ser la imitación barata de Edward Cullen? Necesitas obtener un poco de color.

Nil arruga el entrecejo.

—En ese caso las fiestas no son buena opción, sería la playa —corrige negando con la cabeza—. Coincido con ella, necesitas salir más. En todas las vacaciones has estado tirado en tu cama haciendo maratones interminables de series y películas. Ni siquiera ordenas tu habitación, ¿cómo es que tu madre no ha entrado a regañarte por eso?

Suelto una risa recargándome en el espaldar.

—Es que le da asco entrar.

—¿No te da vergüenza?

—Sí, pero me la aguanto. —Ambos me dan un golpe en la nuca negando con la cabeza de manera sincronizada. En ocasiones me da miedo que hagan eso, no son hermanos ni nada, pero hay momentos en el que sincronizan de espanto—. ¿Es que no puedo relajarme a mi modo?

Ellie se pone de pie pateando algunas prendas el piso, abre lentamente el armario y pega un grito saltando sobre Nil cuando sale una cucaracha voladora deteniéndose en la pared.

—¡Jaiden, limpia tu habitación! —chilla pasándose las manos por los brazos sin quitarle la mirada a la cucaracha.

—Me sorprende que no salga una rata de ese armario —apunta Nil riéndose mientras me mira con negativa—. Ni siquiera mi hermano es tan asqueroso como tú.

La teoría imperfecta del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora