Azrael siempre ha tenido una vida complicada, quizás se le complico aun más cuando su mejor amiga murió o quizás siempre fue así solo que ella lo hacia sentir todo de una mejor forma.
A pesar que desde esa muerte él ha sido completamente distante d...
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AZRAEL BAUER
Reprimo una sonrisa sintiendo sus manos sosteniendo mi brazo con fuerza sin despegarse un centímetro de mi cuerpo mientras me movía entre los pasillos del edificio hasta llegar a mi departamento. La verdad, no imaginé que fuera tan asustadizo y se tomara en serio lo que dije acerca del fantasma de una mujer.
Es que, ni siquiera se por qué cojones se lo dije.
En ningún momento me llegue a imaginar teniendo a Jaiden en mi departamento, pero de momento a otro está sucediendo y aunque es por una situación realmente preocupante, no deja de ser extraño para mi tener a alguien más en zona de confort. Una zona en la que con esfuerzo soporto a mi propio hermano y con mucho más esfuerzo tolero a Kamila cuando llega de sorpresa. De todos modos, en ningún momento se me pasó por la cabeza ignorar el hecho de que necesitaba ayuda con urgencia y la idea de que estuviera deambulando por ahí no me agradó ni un poquito.
Sin duda alguna no lo dejaría desahuciado.
—¿Usted vive aquí?
—¿Por qué estaría abriendo esta puerta si no viviera en este lugar?
Cruza los brazos mirándome fijamente.
—No tiene que ser sarcástico —musita.
Sonrío abriendo la puerta de mi departamento, enciendo las luces haciéndome a un lado para que pase y con cierta inseguridad da un paso adentro, como era de esperarse se queda quieto inspeccionando todo el lugar con la mirada. Cierro la puerta dejando las llaves a un costado pasando por su lado hasta la sala, él me sigue el paso sin dejar de observar lo que encontrara a su paso y desde donde me encuentro lo veo temblar abrazándose a si mismo.
—Ven conmigo.
—¿Dónde?
—Mi habitación...
—Lo siento, yo no hago esas cosas... —frunzo el ceño deteniéndome frente a él, baja la cabeza meciéndose en las plantas de sus pies, a pesar que esta con la cabeza agacha puedo notar ese color rojizo en sus mejillas. Carraspea pasándose una mano por la nuca—: No pensé que me estuviera ayudando porque quería esas cosas a cambio.
Joder.
—Jaiden, en mi habitación está el baño. Quiero que te des una ducha caliente y te cambies esa ropa mojada para que no te enfermes —explico calmadamente intentando no reírme de su bochorno que está sintiendo.
—Yo... lo siento, perdón —se cubre el rostro con ambas manos jadeando contra ellas, maldice varias veces antes de quitarlas mirándome con ese sonrojo aun plasmado en sus mejillas—. No estaba pensando en esas cosas, en serio. Bueno si, pero... O sea, no tanto, es solo que... ¡Ahhh!
—Creo que es mejor que guardes silencio un momento y te relajes porque estás diciendo muchas incoherencias —le indico apretando los labios.