AZRAEL BAUER
Ser profesor nunca, ni en mis sueños más cochinos, fue parte de mi larga listas de futuras profesiones a largo plazo. Cuando estás en último año de instituto y te encuentras en ese momento en el que debes decidir lo que seguirás estudiando, requieres ser muy cuidadoso a la hora de escoger tu siguiente camino, porque debes tener en cuenta que es algo que harás por lo que te resta de vida o hasta que decidan jubilarte con un salario de mierda que apenas te alcanzará para comer exquisito un día y aprenderás a comer como mendigo lo que resta del mes. Con esto no quiero decir que ser profesor sea la peor profesión en la larga lista, digamos que te venden una realidad fantasiosa de superhéroe: «Estamos creando el futuro del país». Es una idea con doble filo, pero el destino siempre dependerá de uno mismo y es estúpido culpar a los demás de tus propias decisiones.
El punto es; ¿cómo carajo le hace Mark para lidiar con su trabajo? Es que, mierda, no comprendo. Apenas voy una semana siendo profesor suplente, lidiando con adolescentes en plena etapa hormonal y por experiencia sé lo jodido que pueden llegar a ponerse. Recuerdo que mi madre en una ocasión me sentenció que sería castigado con un hijo igual de jodido que yo y que me haría sufrir como lo hice con ella. Bueno, querida madre, no tengo hijos y aun así estoy comprendiéndote. Y esto me lleva a otro punto: los hijos quedan descartados en mi vida. No creo poder lidiar con un pequeño monstruo con mi ADN.
Por el momento tengo un montón de adolescentes creyendo que saben más que yo y que pueden contradecirme, hasta me dan ganas de tomarlos del cuello y gritarles que apenas hace cinco años estaba en la misma situación; sin embargo, también tengo al idiota de mi hermano exigiéndome que tenga paciencia y recalcándome que de todos modos está pagándome por el supuesto favor que estoy haciéndole. Podría meterse ese dinero por el culo, no lo necesito. Bueno, un poco sí. El punto no es ese, es que se supone que debo estar en su puesto los últimos seis meses y apenas llevó una semana queriendo renunciar para no terminar con una demanda. No puedes poner como profesor a alguien careciente de paciencia, es una ley de sobrevivencia.
He llegado a la conclusión que este, sin duda, no será un año agradable y tengo muchas razones para justificar mi pesimismo: la anulación de mi beca, reescribir en tiempo récord un proyecto que tarde un año en investigar, levantarme cada mañana y asistir al instituto como en los viejos tiempos. Y, por si fuera poco, lidiar con reclamos constante de quien se supone le estoy haciendo un favor.
Conclusión: no hacer favores.
El problema en sí no son sus reclamos por temas cualquieras, la verdad creo que comprendo la situación en la que se encuentra y no puede darse el lujo de perder un trabajo por culpa mia, así que eso entiendo a la perfección. El maldito problema, es que parece fastidiarse demasiado cuando llegamos a ese delicado tema; el friki de dos pies izquierdos.
Desde que se fue y lo suplante, hablamos por Skype todas las noches y así puedo darle un informe de cada estudiante para que él pueda indicarme que hacer en distintas situaciones que sea necesario una intervención. Sin embargo, cuando llegamos al mencionado torpe, mi hermano simplemente empieza a reclamarme que estoy haciendo todo mal con él y terminamos en una discusión con sus advertencias que se está haciendo rutinaria: «No te acerques a él o no olvides que no son amigos».
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La teoría imperfecta del amor
Fiksi RemajaAzrael siempre ha tenido una vida complicada, quizás se le complico aun más cuando su mejor amiga murió o quizás siempre fue así solo que ella lo hacia sentir todo de una mejor forma. A pesar que desde esa muerte él ha sido completamente distante d...